Ángela Ruiz Robles, la profesora que inventó la e-book
La maestra se avanzó medio siglo a la creación de libro digital con un invento que pretendía mejorar la vida de sus estudiantes
La historia lo escriben los vencedores. En concreto, los hombres vencedores. El escritor y empresario Michael Hart es reconocido como el inventor de la e-book, después de que el 1971 transcribió la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la comprimió en un archivo digital descarregable, con el que inició el prestigioso Proyecto Gutenberg. Una historia sexi, con un punto de patriotismo con el cual no cuenta la biografía de la profesora Ángela Ruiz Robles, inventora real del libro digital.
Ángela Ruiz era uno de estos personajes capaces de despertar la admiración y el respecto de toda una comunidad. Nacida en León, hizo carrera como maestra en Ferrol, donde destacó como una profesora moderna, innovadora y comprometida con la comunidad. Durante su trayectoria, entre la Segunda República y los primeros años del franquismo, Ruiz combinó su maestría profesional con clases particulares gratuitas y fuera de horas por toda la población analfabeta de la ciudad.
Ángela Ruiz quería un sistema que permitiera una enseñanza intuitiva y minimizara el peso que cargaban los chicos y chicas a las espaldas
Además de su vertiente altruista, Ángela Ruiz dedicaba su tiempo libre a imaginar y diseñar métodos que mejoraran la educación. Entre el 1938 y el 1941 escribe dos libros en los cuales describe un sistema taquigráfico revolucionario, con nuevos signos y caracteres enlazados de forma automática que se podían utilizar en cualquier idioma. Pero su gran invento llega al 1949, cuando crea la patente número 190.968.
Ruiz hacía tiempo que pensaba en un sistema que permitiera una enseñanza intuitiva, adaptado en las nuevas tecnologías que aparecían a la época, y que minimizara el peso que cargaban los chicos y chicas a las espaldas para ir a la escuela. Así es como nació el "procedimiento mecánico, eléctrico y a pressión de aire para lectura de libros", más conocido como libro mecánico.
El sistema constaba de un solo aparato, de la medida de un libro, en el que todas las asignaturas quedaban recogidas en varias placas. Cuando el alumno tocaba el botón de, por ejemplo, matemáticas, las hojas de la materia subían de forma mecánica a la portada. Además, el aparato contaba con una pantalla iluminada y se podía leer tanto en formato vertical como horizontal.
El invento contaba con elementos propios de los actuales e-books, como un peculiar sistema de hipervincles para las placas de gramática y de matemáticas. En estas láminas aparecía el dibujo de un porquet flautista con conceptos y respuestas a su interior. Así, cuando el alumno tocaba el botón de una de las palabras se iluminaba la respuesta correspondiente.
Ruiz escribió su propia página en la historia dos décadas antes de que llegara Hurt
El 1952, Ruiz mejoró su invento con el diseño de la enciclopedia mecánica. En este caso, se incorporaba un abecedario automático que permitía formar palabras para ir directamente al concepto que buscaba y también escribir y borrar anotaciones. Tal como hacemos hoy con los e-books.
La profesora intentó durante más de 20 años hacer realidad sus inventos, pero no pudo pasar de simples prototipos por carencia de financiación y por el alto coste que suponía su fabricación en la época. A pesar de todo, Ruiz escribió su propia página en la historia dos décadas antes de que llegara Hurt.