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Apuntes para entender la filosofía detrás del éxito mundial de Georgina Rodríguez

Es divertida, avispada, pero no rata sabia, y ha creado, con la ayuda de sus 'queridas', su propio imperio

Georgina es originaria de Graus, un pequeño pueblo de Aragón | Netflix
Georgina es originaria de Graus, un pequeño pueblo de Aragón | Netflix
Arianda Romans | VIA Empresa
Politóloga y filósofa
Barcelona
29 de Septiembre de 2024
Act. 29 de Septiembre de 2024

Que no te engañen, el año comienza en septiembre. Al menos para las que trabajamos. Así, durante este mes siempre repensamos las cosas que hacemos, ya sea por depresión postvacacional o porque finalmente tenemos una excusa para hacer un cambio que llevamos meses esperando. La sección de la VIA de los objetos era entretenida, pero ya no daba mucho más de sí. Por eso, hemos decidido cambiar los objetos por sujetos y centrarnos en la filosofía detrás de algunas de las personas más relevantes de la economía, pero no entendida de manera tradicional. En un mundo de fronteras líquidas, las personas que menos lo diríamos son algunas de las más influyentes en este sector, que hace tiempo ha dejado de ser exclusivo de hombres con americanas oscuras y que cada día ocupa más jets privados, brillos y, en el caso que nos ocupa hoy, embutidos ibéricos.

 

Con más de 63 millones de seguidores bajo el pseudónimo de @georginagio, Georgina es madre de una familia numerosa y una mujer con un gran sentido del humor

La semana pasada dediqué todo el viernes por la tarde a engullir (literalmente) los seis capítulos de la tercera temporada de Soy Georgina, el documental personal de la famosa influencer y pareja de Cristiano Ronaldo. Georgina nació en Buenos Aires y se crió en Graus, un pequeño pueblo de Aragón, y con solo treinta años es una de las personas más seguidas en redes sociales. Con más de 63 millones de seguidores bajo el seudónimo de @georginagio, es imagen de marcas de alta costura como Guess o Vetements, madre de una familia numerosa y una mujer con un gran sentido del humor.

 

No hace falta decir que Georgina y yo no tenemos absolutamente nada en común. Ella es multimillonaria; yo tengo varios trabajos al año con una inestabilidad propia de la academia y la vida fuera de casa. Ella tiene una familia numerosa; yo vivo sola, y el ser que más cerca duerme de mí últimamente es mi planta de albahaca. Ella viaja en jet privado; yo, en una bicicleta de alquiler. Ella viste de lujo y yo me condeno a mí misma cada vez que compro calcetines en una marca de fast fashion. Ella tiene millones de bolsos y zapatos, y yo tengo millones de tote bags y unas Martens que llevo desde hace cuatro años y que lustro semanalmente con crema hidratante del supermercado de confianza. Es cierto que, seguramente, tengo más en común con Georgina que con la persona más pobre del mundo, pero dentro del mundo de personas que vivimos en el bienestar, creo que no podríamos ser más opuestas. Sin embargo, la sigo religiosamente. Y filosóficamente creo que tiene mucho que destacar.

Una “mujer angelicada”, la mujer perfecta… del género performático

Amb més de 63 milions de seguidors sota el pseudònim de @georginagio, és imatge de marques d'alta costura com Guess o Vetement | Netflix
Con más de 63 millones de seguidores bajo el seudónimo de @georginagio, es imagen de marcas de alta costura como Guess o Vetement | Netflix

Georgina no es solo una mujer, es una imagen. Una imagen de perfección, de todo lo que debe ser una mujer en el siglo XXI según el statu quo. Georgina es lo que ella misma denomina muchas veces a otras mujeres, una “súpermadre”, que lleva a los niños a la escuela, los tiene en cuenta en todo momento y también procura educarlos con sus valores. “Si no tienes hambre para la pasta, no tienes hambre para el helado”, le dijo a su hija durante uno de los episodios de la primera temporada de la serie, que recientemente ha estrenado su tercera temporada. Georgina es el canon de belleza de la mujer contemporánea, con curvas y barriga plana, rasgos marcados, cabello largo y atrevida en la ropa. Es divertida, espabilada, pero no sabionda, y ha creado, con la ayuda de sus queridas, su propio imperio. Es una mujer con visión pero que sabe muy bien cuál es su lugar: al lado de su marido, el futbolista, la estrella. Aun así, se sabe una gran celebridad en su terreno, el de la mujer. Siguiendo las teorías de Simone de Beauvoir, Georgina actúa desde la alteridad de Cristiano, siendo una “otra” complementaria a su figura de futbolista y estrella. Ha hecho su nicho de mujer-estrella pero siempre ligada a la figura del marido. Georgina marca todos los preceptos para ser una mujer perfecta, pero lo hace a través de su expresión de género. Es una mujer muy femenina, muy normativa, y no se sale nada de la figura tradicional de la mujer. Siguiendo las doctrinas de Judith Butler, es una gran performer de su género impuesto, y encaja perfectamente en el ideal de perfección de género que ha creado nuestra sociedad. Encaja, performa y, como influencer que es, prolifera.

Georgina actúa desde la alteridad de Cristiano, siendo una “otra” complementaria a su figura de futbolista y estrella

Si los pensadores renacentistas italianos volvieran, la pondrían en un pedestal y le pintarían cuadros y retratos. Quizás, si Friedrich Nietzsche la hubiera conocido, habría hecho una teoría paralela a su “superhombre” para hacerla “supermujer”. Pero, en un momento en el que la teoría feminista ha evolucionado tanto y ha demostrado que no es necesario ser perfectas en todos los sentidos, ¿qué efecto tiene que una celebridad como Georgina promueva tan profunda y convencidamente estos ideales?

Ella es su marca, ella es la sede principal de su negocio y producto

Georgina s'ha fet el seu nínxol de dona-estrella però sempre lligada a la figura del marit | Netflix
Georgina se ha hecho su nicho de mujer-estrella pero siempre ligada a la figura del marido | Netflix

Desde la tienda de Gucci hasta desfilar para Guess, Georgina es un ejemplo de la superación de la escala social del capitalismo y también de cómo una persona puede convertirse en su propio producto. Su negocio es ella misma, porque de esto ha construido un relato de superación, una idea de belleza y una combinación muy bien trabajada a nivel de marketing entre una mujer que cumple todos los ideales de belleza, que se mantiene auténtica a sus orígenes y que comparte hábitos y aficiones con la mayoría de las personas que la siguen. Como diría Marshall McLuhan, ella misma, el medio, es su mensaje, su historia personal, sus valores y su idea de lo que es una vida de éxito.

Su negocio es ella misma, porque de esto ha construido un relato de superación, una idea de belleza y una combinación muy muy trabajada en el ámbito del marketing

Como a otras, a ella también le gusta comer embutidos, vender cosas por plataformas en línea o ir en chándal para realizar las tareas cotidianas. Muchos la han llamado una reina del marketing, porque todo esto lo hace evadiendo la idea de la mujer de futbolista mantenida y se proyecta como una mujer que trabaja mucho. La cultura del esfuerzo es muy palpable en toda su narrativa personal, desde todo lo que trabajó antes de conocer a Cristiano hasta cómo, después de casarse, sigue siendo una trabajadora incansable y una madre ejemplar. Una mujer que combina, de una manera que se sostiene con pinzas, el relato de la “mujer hecha a sí misma” y de “novia de”, de una forma que a muy pocas otras mujeres les ha funcionado. Como repite en muchos momentos de la serie: “No me considero un fenómeno, pero sí una mujer afortunada porque sé lo que es no tener nada y lo que es tenerlo todo” [...] “Yo de niña soñaba con tener una familia maravillosa, un príncipe azul, y hoy la tengo, con unos hijos maravillosos. Me dan mucho amor y sí, los sueños se cumplen”.

La sociedad del espectáculo: pan, circo… y embutidos

El seu negoci és ella mateixa, perquè d'això ha construït un relat de superació, una idea de bellesa | Netflix
Su negocio es ella misma, porque de esto ha construido un relato de superación, una idea de belleza | Netflix

Se podría escribir un libro sobre Georgina: su huella ecológica, el estilo de vida que procura blanquear, la extraña promoción de un régimen totalitario en los últimos episodios, su consumismo y la contribución a la sociedad de consumo y del espectáculo... Porque sí, Georgina es un artefacto de la sociedad del espectáculo, un concepto que teorizó el pensador Guy Debord a partir de la descripción de cómo las redes sociales se han convertido en un lugar de entretenimiento constante, donde personas como la influencer comparten su vida íntima y personal para proyectar esa vida de ensueño en la que viven.

Georgina es una figura muy potente en nuestro imaginario, que encarna a la perfección la manera como el sistema patriarcal casa el rol de la mujer tradicional con la idea de una mujer empoderada que nos hace pensar que el patriarcado ya no existe. Pero persiste, y mucho. Georgina es una mujer poderosa, sin ninguna duda, y es un ejemplo de liderazgo femenino clave y esencial para tener en cuenta, estudiar e incluso admirar. Una mujer que es su propia voz cantando, que gracias al amor de su vida ha emprendido una carrera profesional exitosa. Una supermadre, una superprofesional, una gran trabajadora, que además es capaz de ser áspera y caer bien a todos al mismo tiempo.

Porque rica o pobre, feminista o tradicionalista, en este sistema de trabajar nadie se escapa

No es feminista, y encarna valores muy tradicionales a pesar de estar a la última de la moda. Sin embargo, un viernes por la tarde, tumbada en el sofá después de toda la semana, a todas nos gusta caer en contradicciones y capturar sus frases brillantes, como “no salgo nunca de casa sin mi libreta y mi boli”, que nos recuerda a todas aquellas que no tenemos su ritmo de vida que, si deseáramos y tuviéramos ese estilo, a pesar de todo estaríamos cansadas de tanto trabajar. Porque rica o pobre, feminista o tradicionalista, en este sistema de trabajo nadie se escapa.