El bombero | Toni Galmés

Afterwork

El bombero

El bombero | Toni Galmés

En la nueva temporada de El Lápiz, el ilustrador Toni Galmés dedica cada entrega a una profesión, a veces con un tono de denuncia, otras con humor e, incluso, con ternura. La ilustración de esta semana la protagonizan los bomberos, un colectivo esencial en el día a día y también en momentos cruciales como el paso de la Dana por la Comunidad Valenciana, que ha provocado más de 140 muertes.

En este país, la lluvia no sabe llover, piensa Vicente mirando el cielo desde Valencia capital. A medida que van pasando las horas, las noticias que le llegan de los pueblos de los alrededores son cada vez más estremecedoras. Los ojos se le llenan de lágrimas, mientras el móvil se le llena de vídeos de las primeras consecuencias de las inundaciones. Y él, en casa, pensando qué podía hacer… Pero, ¿quién es Vicente?

El servicio público siempre había sido, para Vicente, una prioridad. Cuando tenía 16 años y, casi sin planteárselo, se incorporó como voluntario al cuerpo de Protección Civil, mientras hacía gala de estar ayudando a los efectivos de seguridad en grandes eventos como las Fallas o las fiestas de la Magdalena. Gran amante de la montaña y enamorado del paisaje y de la terreta valenciana, cuando tuvo la edad para hacerlo, se presentó a las pruebas para ser bombero forestal.

Del gobierno socialista de Ximo Puig salió la idea de crear una Unidad Autonómica de Emergencias

En 2019, recién licenciado, participó en las tareas de rescate de las inundaciones en la Vega Baja. Aquella fue la primera vez que nuestro joven bombero tocó con sus manos lo que significa una emergencia climática. De aquel desastre, que dejó seis víctimas mortales y 4.000 evacuados, así como daños económicos astronómicos, salió por parte del gobierno socialista de Ximo Puig la idea de crear una Unidad Autonómica de Emergencias: la Unidad Valenciana de Emergencias. Parecía que este cuerpo de nueva creación estaba hecho a medida para Vicente.

Més info: El maquinista (parte 1)

Cuando el cuerpo se puso en marcha, a comienzos de 2023, Vicente ya tenía más o menos experiencia, y no tuvo dificultades para formar parte. Tenían varios cuarteles repartidos por todo el territorio y se iban coordinando con las unidades privadas de bomberos. Tenía sus cositas, como todo, pero tenía buena pinta. Vicente se veía tan dentro de aquel cuerpo, que desatendió derechos y deberes fuera de su ámbito laboral, porque con una mezcla de escepticismo y negligencia se olvidó, incluso, de ir a votar.

Un bombero es siempre un bombero, aunque esté en el paro, y no se lo piensa dos veces: linterna, agua, impermeable, cuerda y navaja suiza

No hacía medio año de la apertura de la UVE, que el gobierno entrante calificó de “chiringuito” esta unidad de emergencia y, en un abrir y cerrar de ojos, la fulminaron. Era el primer paso para la reestructuración del sector público empresarial. Con un correo electrónico, instaron a nuestro amigo Vicente a dejar su puesto y volver a sus anteriores asuntos... pero el problema es que en los cuerpos de bomberos privados no había oferta laboral más que en determinadas y puntuales operaciones.

Y la DANA llegó por sorpresa. Y Vicente, en su casa, estudiando para unas oposiciones que no sabe si llegarán, mirando por la ventana y maldiciendo aquel domingo que no fue a votar. Pero no hay tiempo para lamerse las heridas: un bombero es siempre un bombero, aunque esté en el paro, y no se lo piensa dos veces: linterna, agua, impermeable, cuerda y navaja suiza. Coge su jeep y sale hacia la tormenta para ofrecerse a ayudar allí donde haga falta.

A toda la gente de València. Mucha fuerza.