Carta desde Qatar
Una Copa del Mundo para colocar al hijo
Europa tiene que mantener excelentes relaciones con Qatar si queremos, después, no pasar frío
De todo el que les he explicado en artículos anteriores se pueden deducir varias cosas. En general, podemos decir que Qatar, como sido independiente y rico, puede hacer muchas cosas. Pero se hace difícil mantener que Qatar es un lugar adecuado para organizar una Copa del Mundo de fútbol. No porque no tenga capacidades económicas y organizativas -las que no tiene, las subcontrata-, sino porque el lugar parece, de entrada, inhóspito para los objetivos que se persiguen. No es un verdadero país en sentido territorial, toda vez que solo tiene una ciudad: Doha. El tema es importante puesto que concentrar todos los partidos en una sola ciudad y no en el territorio de un país comporta tener todos los estadios juntos. Toda la logística. Todos los problemas. Qatar ha tenido que construir ocho estadios. ¿Se dan cuenta de la monstruosidad?
El siguiente problema que se plantea es lo derivado de las altísimas temperaturas. Esto ha comportado trasladar la celebración del evento a las puertas del invierno y hacer los partidos por la noche. ¿Consecuencias? Menos visitantes -el espectador no puede aprovechar un periodo de vacaciones para viajar al país-, y las retransmisiones televisivas no se hacen en momentos convenientes para la audiencia. La capacidad hotelera insuficiente ha obligado a organizar vuelos lanzadora con los Emiratos, donde muchos espectadores han tenido que dormir. ¡Hasta 500 vuelos diarios!
Entonces, ¿por qué Qatar? Desde el punto de vista de las autoridades qataríes el evento era interesante. ¿Razones para este interés? Pues por las mismas razones que antes la Copa de Mundo de fútbol la habían organizado Francia, Brasil, Rusia, España, etc. Porque los países quieren recordar permanentemente a todos que ellos también están en el mapa y porque el populismo de masas se ha apoderado, hace años, de las relaciones entre los gobernantes y la población. Aun así, Qatar tiene razones adicionales. Reclama la atención mundial por razones que ya expliqué: los vecinos son incómodos, su riqueza natural los hace peculiares -gas natural-, y buscan un oficio futuro para el país. Viene a ser como el padre que quiere dejar el hijo colocado para cuando él falte.
Viene a ser como el padre que quiere dejar al hijo colocado para cuando él falte
Occidente en este caso ha cometido algunos errores. Y lo ha hecho estimulado por una prensa que hace tiempo que se quiere presentar como guardiana de los valores puros y democráticos que, en general, ella no practica. Vamos por partes. No sé si recordarán que un par de años antes de la celebración de los Juegos Olímpicos de Salt Lake, se destapó un caso de corrupción de enormes dimensiones. Se acusó el comité organizador de aquella ciudad de haber utilizado el soborno para obtener el apoyo en la designación como ciudad olímpica. Y se demostró que algunos miembros estaban implicados. De hecho, el comité organizador se desmontó de arriba abajo. Incluso el señor Samaranch -entonces presidente del COI- tuvo que ir a declarar ante una comisión del Congreso de los Estados Unidos. El resumen que yo saqué de todo es que Salt Lake solo había seguido la tradición. La conclusión fue que para conseguir la designación se tenía que pasar por caja. Lo digo porque para conseguir las olimpiadas de Barcelona se tuvo que pagar, también.
Algunos quieren hacer ver que a los niños vienen de París -sobretodo por nuestros rodales-. Ignoran que un acontecimiento como la Copa del Mundo o unas Olimpiadas son una operación en la que hay que convencer, antes que nada, a la población. Y para eso está la prensa. ¿Seguro que ningún periodista recuerda el cuidado que el señor Samaranch tomaba con la prensa? ¿Habrá que hacer memoria de regalos, invitaciones, canapés, etc. que el periodismo recibía de él? ¿Por qué se piensan que ningún periodista deportivo recordaba su pasado fascista? Todo esto lo digo porque escandalizarse por el hecho que la designación catarí como sede de la Copa del Mundo esté bajo sospecha es de hipócritas. O de ignorantes.
Para conseguir las olimpiadas de Barcelona se tuvo que pagar, también
Una frase que denota las capacidades subjetivas de nuestro carácter es la famosa "más vale caer en gracia que ser gracioso". Lo digo porque otra de las críticas que se ha producido con vehemencia ha sido la de decir que en Qatar no se respetan los derechos humanos como lo hacen las democracias liberales occidentales -un hecho que resulta evidente-. Se dice que hacer publicidad de la Copa del Mundo equivale a blanquear el régimen imperante. No lo negaré. Como tampoco negaré que blanquear fue aquello que, durante muchos años, hizo el Barça luciendo el nombre del país en la camiseta. ¿O no? Entonces Qatar era fantástico. Ahora resulta que no.
Qatar es una monarquía árabe y, como tal, es absolutista. La cultura árabe comporta esta manera de entender la política -sea monarquía, sea república-. Desde un punto de vista de las relaciones sociales está mal visto discrepar en público. Es de mala educación. El hecho comporta la inexistencia -la incomprensión de la necesidad- de una oposición política. No se entiende la utilidad. Los disidentes son contemplados como unos groseros fuera de lugar. Una segunda característica de este mundo árabe es la convicción popular que los problemas sociales se arreglan con limosna, no con soluciones económicas estructurales -clase media, impuestos, etc.-. Quiero decir con esto que la aceptación de formas feudalistas es general. No considerar estos dos factores que he enumerado comporta apuntarse, con entusiasmo propio de un adolescente, a las famosas "primaveras árabes" que ya se ha visto cómo han acabado. Unas por el pico gordo -guerra en Síria y Libia-, otras por el pico natural -Egipto-, otros por el pico fino -Túnez-. Si algo ha quedado demostrado los últimos años, ahora ya casi decenios, es que la democracia no se puede exportar si no hay una clase media dispuesta a defenderla y si esta clase media tiene entre sus tradiciones culturales los valores que se desprendieron de la Revolución Francesa. Cualquier otra cosa es encabezarse con un absurdo.
Europa tiene que mantener excelentes relaciones con Qatar si queremos, después, no pasar frío
¿Que los abusos laborales y las limitaciones de libertad son un hecho aceptado con naturalidad en Qatar? Es evidente; y nadie, desde una perspectiva que es hija de la ilustración, lo puede negar. Ahora bien, ¿que Qatar tendrá un rol determinante en la región y, los próximos treinta años, esto afectará Europa? Tampoco se puede negar. Por lo tanto, dejemos de hablar de amigos y de enemigos, cosa que en nuestra casa gusta mucho. Dejemos de opinar de aquello que nos gusta que hagan y de lo que nos desagrada. Y aprendamos de los países serios y pasemos a hablar de intereses. Europa tiene que mantener excelentes relaciones con Qatar si queremos, después, no pasar frío. Es decir, ser purista sobre cómo tiene que ser la expansión de la democracia en el mundo árabe y, después, querer tener calefacción es, por ahora, difícil de combinar.
Y aquí lo dejo.