Centro de Amsterdam | iStock

Afterwork

En Holanda esto lo hacen diferente

Seis curiosidades de la cultura laboral de los holandeses que replantean nuestro modelo de trabajo

Mi abuela siempre me llama para preguntarme si las cosas que ella hace también las hacen las personas normales en Holanda. Un día me pregunta si también hay nectarinas, otro si la gente trabaja más o menos que si son simpáticos, si me siento a gusto y no preferiría volver a casa. Mi abuela no ha viajado mucho; es de la época en la que "como en casa, en ningún sitio", y le hace mucha gracia saber qué hacen sus nietas mientras viven lejos.

"En nuestra casa tenemos el pacto no escrito de que en los 'países del Norte' todo se hace mejor"

Quizás por herencia histórica o por una sensación de inferioridad respecto a otras potencias europeas, en nuestra casa tenemos el pacto no escrito de que en los “países del Norte” todo se hace mejor. Que si trabajan más, que si sus infraestructuras están mejor pensadas, que si en la escuela se educa mejor, que si hay menos criminalidad y la gente es más respetuosa. Después de casi dos años viviendo allí arriba, sólo puedo decir que no sólo todo esto no es verdad, sino que también es injusto, porque así como a nosotros nos hace sentir como un país de poca cosa y de segunda, a ellos les otorga injustamente la etiqueta de país que lo hace todo muy bien y que es indiscutiblemente soberano. Y aunque es cierto que hay cosas en las que ellos tienen mucho que enseñarnos, nosotros también tenemos mucho que enseñarles.

  1. Trabajan mucho menos. Los holandeses (y digo Holanda porque yo vivo en la región holandesa) trabajan mucho menos que nosotros. En general, el horario es de 9 a 17 incluyendo la pausa de almuerzo, y después de eso es muy poco probable que tengas que quedarte a hacer horas extras, que siempre serán remuneradas. Además, no todo el mundo tiene una jornada laboral completa, y los contratos de 12, 15, 18, 25, 32 horas semanales son muy comunes. En la parte positiva, este hecho incentiva que muchas personas tengan una mejor conciliación familiar o personal, pero también debe ser un sistema controlado para evitar la autoexplotación de trabajadores que asumen más de un empleo.
  2. No hacen pausa para almorzar. Aunque si os cuento lo que almuerzan, lo entenderéis enseguida. Por norma general, en Holanda se almuerza un “tosti”, que vendría a ser un bocadillo de los nuestros pero sólo con queso. Es el bocadillo más insípido del mundo, ya que claramente no lo acompañan ni con tomate ni con nada que le aporte un poco de sabor. Así, sus pausas de almuerzo suelen ser de veinte minutos, lo que ni corta la jornada laboral ni tampoco retrasa la hora de salida. Ah, y esta gran comida se hace a las 12 del mediodía, una hora en la que lo que menos te apetece hacer es una siesta.
  3. Sus salarios son más altos. Cuando te dan el salario base en Holanda, quizás te preguntes si hay alguna trampa, porque los salarios suelen ser más elevados que en Catalunya. El coste de vida es más alto, pero no de manera proporcional. Aunque los precios sean más altos, con el salario medio holandés puedes vivir cómodamente, incluso con los aumentos en el alquiler o la inflación. Por eso, la ciudad se ha convertido en un atractivo para los jóvenes cualificados que quieren mejorar sus oportunidades laborales y ahorrar. En respuesta a esta tendencia, el gobierno holandés ofrece un "30% ruling" a los graduados de máster que quieran venir al país para desarrollar sus carreras profesionales. Si estos jóvenes se quedarán en el país o volverán a largo plazo es otro tema, especialmente teniendo en cuenta el sol y el buen vivir del sur. Así, la mayoría de los jóvenes que conozco que viven en Ámsterdam se quejan del poco sol, del clima y de la comida, pero nunca de las remuneraciones.
  4. Las empresas organizan muchas actividades para los equipos. Sí, las empresas organizan actividades para que los equipos estén contentos y se conozcan en un entorno menos profesional y más relajado. Así, es típico que las empresas organicen barbacoas, gymkanas, competiciones de pádel, competiciones de volleyball o paintball, cervezas de afterwork o rutas en barco por los canales. Si tienes en mente una actividad de equipo extraña, es probable que una empresa holandesa la haya organizado para sus empleados en algún momento. Esto, a primera vista, puede parecer una buena apuesta laboral, pero no todo el mundo piensa lo mismo: para algunas personas, ser amigos de los compañeros de trabajo es una fantasía que sólo alimenta pensamientos de realismo mágico como que “la empresa es una familia”. Sea como sea, que a los holandeses les gusta organizar actividades corporativas de ocio es una realidad.
  5. Tomarse meses o años sabáticos está bien visto e incluso se alienta a la gente a hacerlo. La mayoría de los jóvenes que conozco han hecho meses o incluso años sabáticos. En nuestro país son pocos, a menudo los que tienen padres de origen anglosajón, los que lo hacen. En nuestro país no trabajar un año no sólo es impensable para muchas personas, debido a los bajos recursos económicos que la mayoría de los jóvenes tenemos, sino también porque está mal visto socialmente. La persona que pasa un año sin trabajar se ve como alguien sin motivaciones ni aspiraciones de futuro, cuando en Holanda se percibe como una tarea de trabajo personal, para explorar otras actividades no remuneradas y campos. Es cierto que sigue siendo un privilegio, porque no todo el mundo puede permitírselo, pero para los holandeses un año sabático no necesariamente significa no trabajar, sino que es una pausa respecto a lo que suelen hacer: hacen voluntariados, se van a ver el mundo, trabajan en una ONG local o sirven cafés mientras descansan de su rutina. Evidentemente, hay muchas capas en esta práctica, pero creo que tener la seguridad de poder tomarte un tiempo en tu carrera profesional permite la práctica de la ataraxia que nosotros no tenemos y que a menudo nos lleva de la mano hacia las puertas del burnout.
  6. Tienen más días de vacaciones. Aquí no hay mucho que comentar, tienen más días de vacaciones. Es un hecho. Sin embargo, sí hay un punto que me sorprendió cuando llegué: no tienen ni un festivo. Bueno, miento, tienen dos: el aniversario del rey (sin comentarios) y un día en el mes de mayo que ni Dios sabe qué celebran. Ya está. Ni un puente, ni un festivo tonto a mitad de otoño. El día de Navidad, claro, y ya está. Tienen significativamente más días de vacaciones que nosotros, pero poca noción de lo que es tener un día festivo o irse de fin de semana aprovechando un puente y haciendo una jugada maestra con los días de fiesta que les quedan hasta el final del año. Y esto, ya me perdonarán, es bueno y es una gran pérdida de experiencia vital a la vez.

Evidentemente, todo lo que he dicho proviene de mi experiencia personal, y no tiene por qué coincidir con la realidad de todo el país. Desde mi posición, mi entorno y con lo poco que he conocido en estos dos años, estas son las principales curiosidades que he extraído de la cultura laboral de los holandeses. A partir de aquí, toda experiencia es única y toda realidad, soberana. Pero perdónenme si digo que, aunque "En Holanda esto lo hacen diferente", como en nuestro país no se vive en muchos lugares del mundo. Palabra de gironina.