Mariah Carey sólo quiere que Nadal se acabe
Retirada como artista para actuaciones privadas en Las Vegas, la cantante quiso volver a ser protagonista del espacio público con una actuación al Fin de año de Nueva York
A Mariah Carey, Nadal siempre le ha quedado bien. Su imagen vestida de rojo en un paisaje nevado se convirtió en un clásico instantáneo desde la publicación de su álbum Merry Christmas, el 1994, con el eterna Ajo Y Want for Christmas Is You. El idilio de la cantante con las festividades navideñas, pero, se rompió el año pasado, justo cuando se disponía a abandonar su retiro dorado de Las Vegas para reinventarse un golpe más desde el preciadísimo escenario de Times Square por Fin de año. Aquello, pero, acabó en desastre. El primero de una serie de tragedias que han estropeado su reconquista del espacio público.
A pesar de acumular años sin éxitos y viviendo gracias a las actuaciones privadas en Las Vegas, Mariah Carey se presentó al concierto de Fin de año de Nueva York como la diva que es. Salida por una escalinata, vestida de dorado y acompañada por dos bailarines. Suena la música... y Carey no entra a tiempo. Tres minutos de desconcierto, quejándose en directo de la carencia de regreso. Un boicot para hacer mofa de una diva caída, tal como sospecha el artista, o un simple problema de sonido? En todo caso, un resurgimiento que acabó con demanda por parte de la emprendida organizadora del acto, que no se tomó bien las insinuaciones de la cantante.
Aquella actuación formaba parte del plan de su mànager, Stella Bulochnikov, para devolver a Carey al lugar que se merece. Los otros pilares de su estrategia eran una gira conjunta con Lionel Richie –con 13 conciertos anulados por lesión del cantante- y el lanzamiento del reality Mariah's World, a través del canal de pago E!
El programa de televisión forma parte de una estrategia empresarial que otros artistas, como Lindsay Lohan, Rihanna, Ru Paul u Ozzy Osbourne han utilizado para mejorar su imagen entre el público. El movimiento, pero, no le salió tan bien a Carey. En los ocho capítulos de la primera temporada de Mariah's World encontramos una artista encantada de hacer ostentación de su vida de lujo.
Viajes privados constantes entre Los Ángeles y Las Vegas a razón de 6.000 dólares el vuelo, noches de hotel al Caesar Palace por 35.000 dólares, cenar de más de cuatro cifras el cubierto, alquileres por 340.000 dólares a la semana para poder navegar por el mediterráneo, 9 millones de dólares por un apartamento a Central Park y, no hay que decirlo, casi 20.000 dólares invertidos en maquillaje y manicura cada vez que sube a un escenario.
Este dispendi constante y la frivolidad en algunas de sus opiniones han hecho que la audiencia rechace el personaje y le ha costado al reality algunas de las críticas más duras del año.
Un pasado empresarial genes exitós
La entrada a la televisión ha sido sólo el último fracaso fuera de la música del artista. El 2007, la cantante quiso dar otra pasa típica entre las divas, como es crear su propia línea de perfumes y colonias. La marca M sacó una quincena de productos que nunca se hicieron un agujero en el mercado.
Por suerte, Carey no ha llegado a abandonar sus actuaciones en Las Vegas, donde se asegura unos ingresos medianos de 25 millones de dólares al año.