Entrevista
Mo Gawdat (ex Google): "El ser humano es feliz por defecto"
¿Se puede reprogramar el cerebro? ¿Qué fuerza tiene la vocecita que habita en nuestra cabeza?
Mo Gawdat abandonó su cargo de director ejecutivo de Google [X] en 2018. El ingeniero acababa su trayectoria al frente de la unidad de innovación del gigante tecnológico para encontrar, literalmente, la fórmula de la felicidad. Y no solo la encontró, en forma de algoritmo, sino que la convirtió en un best seller mundial: El algoritmo de la felicidad. Después de Scary Smart (2021) -no traducido al castellano ni catalán-, lanza su tercer libro, Esa vocecita en tu cabeza, una guía por resetear el cerebro basada en su experiencia en programación y conocimientos de neurociencia.
Ha vivido gran parte de su trayectoria profesional en tres grandes compañías tecnológicas que tienen un importante impacto en la sociedad mundial (además de Google, IBM y Microsoft), y ha fundado más de 20 empresas, de sectores muy diversos. Con sus conferencias, inspira a millones de personas de todo el mundo. ¿Su objetivo? Ayudar a mil millones de personas a ser felices.
Las tecnologías tienen un impacto penetrante en la humanidad porque se relacionan con nosotros de una manera muy íntima. Llegan donde el resto de personas de nuestro entorno no llega, nos acompañan en momentos de soledad, compartimos con ellas nuestra privacidad, nuestros pensamientos… ¿Qué papel tienen, por lo tanto, a la hora de fomentar nuestra felicidad?
Hemos creado unas tecnologías que responden, en verdad, a las necesidades de una sociedad capitalista; a los objetivos de unas empresas que, durante los últimos 50-60 años han estado enfocados en conseguir beneficios, ser productivo y crecer. Y, en este sentido, no tengo nada a reprochar. Ahora bien, estas tecnologías, en verdad, son un arma de doble filo, como muchos inventos de la humanidad. El cuchillo es bueno porque me permite cortar la comida, pero si lo utilizo para hacer daño a alguien, ya no es tan bueno. El problema no está en el cuchillo, sino en cómo lo utilizamos.
Y desgraciadamente, muchas de las cosas que no nos gustan hoy en día de la tecnología es cómo la utilizamos. Somos nosotros quienes escogemos utilizar las redes sociales de una manera que nos provoca infelicidad. Somos nosotros quien escogemos utilizar el móvil lastimándonos en las cervicales o dedicando un tiempo insano. Escogemos utilizar Netflix de forma que nos perdemos en la plataforma durante horas y horas. Cómo nos hace sentir la tecnología es el resultado de una serie de decisiones que tomamos sobre esta tecnología. Son estas decisiones las que nos hacen felices o infelices.
"Somos nosotros quienes escogemos utilizar las redes sociales de una manera que nos provoca infelicidad"
¿Qué es Google [X]?
Es el brazo innovador de Google. Un equipo creado cuando Larry Page fue nombrado oficialmente CEO de Google (2011), que se ubicó en una entidad separada de la compañía con el objetivo de proporcionarles libertad para crear cosas. Esto se hizo en un momento en el que Google empezó a crecer y, por lo tanto, empezaba a ser menos creativa y algo más rígida. Y creamos coches de conducción autónomos, o el Project Loon, que quería proporcionar Internet en todo el mundo mediante globos a gran altura, etc. También Google [X] fue responsable de muchos proyectos de robótica y de inteligencia artificial que han visto la luz después… tecnología que podía ser muy buena para la humanidad, pero también muy perjudicial.
Habéis sido -vosotros y las grandes tecnológicas- los padres de la inteligencia artificial.
Así es. Y todavía podemos hacer mucho, como padres, para enseñar a la máquina a tener en cuenta los intereses humanos, para priorizar la felicidad y promover buenas relaciones entre nosotros. Estas máquinas y algoritmos pueden aprender de nosotros y, en consecuencia, priorizarnos como resultado.
Decidió hacer un cambio radical de vida y dejar Google después de perder su hijo, Ali, de 21 años, y se dedicó a buscar la felicidad. Realmente, ¿se puede buscar la felicidad?
Técnicamente, la felicidad no se encuentra, sino que vuelves a ella. El ser humano es feliz por defecto. Nacemos felices. Somos felices cuando llegamos a este mundo, si conseguimos cubrir las necesidades básicas, claro. Si un niño está alimentado y se siente seguro y querido, está tranquilo y tiene paz, es feliz. No necesita más.
"Somos infelices porque no tenemos bien programada aquella vocecita que habita en la cabeza"
¿Nosotros tampoco?
En verdad, nosotros tampoco. No necesitamos mucha cosa para ser felices. Lo único que tenemos que hacer es dejar de hacer aquello que nos hace infelices. Me lo miro con mentalidad de ingeniero.
Entender el cerebro como si fuera un computador.
Los humanos somos análogos a las máquinas. Somos previsibles. Si trabajas demasiado, te sentirás cansado, tendrás más facilidades de ponerte enfermo… Es fácil. O lo parece, claro, porque en el fondo somos una máquina compleja, pero previsible.
Las personas dejamos de ser felices porque nuestra máquina empieza a torcerse, porque la máquina no funciona como lo tendría que hacer, porque aquella vocecita que habita en la cabeza no la tenemos bien programada.
"Tendríamos que poder escoger qué noticias recibimos, por si estas nos están haciendo infelices"
Pero, ¿qué importa más, aquello que vivimos o aquello que pensamos?
En verdad, ningún acontecimiento del mundo te puede hacer feliz o infeliz hasta que tú lo conviertes en un pensamiento y, después, es este el que te hace infeliz. Alguien podría estarme insultando en castellano y a mí, como no lo entiendo, no importarme lo más mínimo. En cambio, si entendiera que me está diciendo que soy una persona horrible, podría hacerme sentir muy mal. Es este pensamiento el que me hace infeliz.
Recibimos un input, lo procesamos y obtenemos un resultado.
Exactamente. Y podemos controlar cómo recibimos este input, cómo procesamos la información y, en consecuencia, el resultado.
¿Pero podemos eliminar o silenciar inputs?
Creo que tendríamos que permitirnos filtrar algunos. Por ejemplo, con las noticias. Creo que hoy en día la sociedad y los medios priorizamos las noticias negativas, la mayoría de artículos que leemos en los diarios son negativos. Y, sí, tenemos que estar informados, pero tendríamos que poder escoger qué noticias recibimos, por si estas nos están haciendo infelices. Poder filtrarlas, según nuestros temas de interés.
O escoger bien el medio.
Exacto. No puedo cambiar el mundo y hacer que la BBC publique informaciones positivas, pero sí puedo ser selectivo con las noticias que recibo o el medio o periodista que me informa.
"¿Cuál es el parásito más persistente? No es un virus, no es un gusano intestinal. Es una idea"
¿Qué son los parásitos persistentes?
El concepto lo cogí de la película Origen. El film empieza con Leonardo DiCaprio justamente haciendo esta pregunta. "Cuál es el parásito más persistente?" No es un virus, no es un gusano intestinal. Es una idea, el pensamiento.
Un ejemplo.
Una vez conocí una mujer que creía que no podía escoger ser feliz porque vivió un episodio horrible cuando tenía 17 años. Pero aquella mujer tenía ya 74. Se había pasado 57 años manteniendo vivo aquel mismo pensamiento. ¿Y le había funcionado? No. Podría haber sufrido durante unos años -cinco, los que necesitara-, pero después aprender de aquel hecho y mejorar su vida. Evolucionar hacia otro pensamiento.
O yo mismo. Perdí mi hijo. No podía hacer nada para devolverlo a la vida. No podía hacer nada para cambiar la situación. Qué podía hacer al respeto? Quedarme 57 años siendo la víctima de mi vida lo volvería a la vida? No.
¿Y qué hizo?, Hacia qué pensamiento lo llevó?
Cogí su recuerdo, su esencia y sus enseñanzas y lo compartí con más de 50 millones de personas. Ni siquiera puedo decirte cuántas personas cada día me mandan un mensaje en las redes sociales diciendo que quieren a Ali, a pesar de que no lo conocieron nunca. Sí, no lo volví a tener a él, pero me sentí mejor.
En Esa vocecita en tú cabeza dice "Si permito que algo me haga infeliz, al menos tiene que ser verdad".
Oi que es simple?
¿Qué cosas aceptamos que realmente no son ciertas?
Las predicciones. Todas las afirmaciones sobre el futuro no son ciertas porque todavía no han pasado. De hecho, si hablamos de futuro, lo tenemos que hacer como lo hacen los ingenieros: decir qué probabilidad tiene de suceder. Esto, al menos, es una aproximación a la verdad, y nos puede servir para actuar o estar preparados. Pero no darlo por bueno.
Lo mismo sucede con el pasado. El pasado solo es cierto en el momento en el que pasa. Cuando este momento acaba, solo es cierto en tu cabeza. Solo puedes volverle a dar vida como recuerdo.
"Solo podemos vivir en el presente, y cualquier otro tiempo, sea pasado o futuro, está solo dentro de nuestra cabeza"
Pero si pierdes el trabajo, lo has perdido. Es una realidad.
Sí, puedes haber perdido el trabajo esta semana, pero hoy ya no lo volverás a perder. Hoy estarías en una situación diferente. Sin trabajo, pero pudiendo buscar nuevas oportunidades. Puedes aprender, en vez de revivirlo como si fuera una película.
Solo podemos vivir en el presente, y cualquier otro tiempo, sea pasado o futuro, está solo dentro de nuestro cerebro.
Hay quién vive más en el pasado o el futuro, que no en el presente.
Son personas que están atrapadas en el tiempo del cerebro, en vez de vivir en el tiempo práctico. El tiempo del cerebro es imaginario, es nuestra habilidad para inventar el pasado y el futuro. El práctico, en cambio, es aquel pasado que puedo traducir en un aprendizaje y soltarlo, y aquel futuro que es tan próximo que me permite actuar al respeto, como saber que el tren pasará en 10 minutos.
Le he escuchado decir que su objetivo es ayudar a mil millones de personas a ser felices. Una meta ambiciosa.
Lo es, pero no imposible. Además, este es el público objetivo, pero no el verdadero target. Me explico: el objetivo que realmente persigo es que estas personas, además de ser felices, enseñen al resto del mundo a serlo también.
¿Y a cuántas personas cree que le ha llegado su mensaje?
De momento, estimamos que a unos 300 millones de personas.