Veganismo y vegetarianismo: conciencia y suplementos
Las personas que siguen dietas sin producto animal deben estar alerta y compensar posibles deficiencias
En las últimas décadas, las investigaciones científicas sobre dieta vegetariana han experimentado un gran desarrollo. Sea por razones ambientales, animalistes o de salud, cada vez hay más personas que deciden realizar una dieta vegana.
Se define como vegetariano aquella persona que no consume ningún tipo de carne, pescado o marisco ni productos que la contengan; cómo ovo-lácteo-vegetariano aquel que basa la alimentación en cereales, frutas, legumbres, frutos secos, entonces, huevos y productos lácteos; lacto-vegetariano los que excluyen de la dieta los huevos además de la carne; y vegà los que excluyen de su alimentación carnes, productos lácteos, huevos y todo aquello que contenga algún producto de origen animal.
Los beneficios para la salud de las dietas vegetarianas son reconocidos, puesto que favorecen a mantener un peso corporal normal y disminuyen los riesgos de enfermedades crónicas, efecto atribuido al alta ingesta de frutas, verduras, alimentos integrales y baja ingesta de grasas saturadas. Aun así, hay que destacar que también podemos conseguir estas ventajas con una dieta mediterránea.
Deficiencias nutricionales
Si bien esta manera de alimentarse reporta beneficios para la salud, también hace falta remarca la existencia de un riesgo de desarrollar deficiencias nutricionales o desequilibrios metabólicos debido a la ausencia de un buen consejo dietético guiado por un nutricionista. Se han descrito como nutrientes críticos, en este tipo de dietas, a los ácidos grasos de tipos omega 3 (EPA y DHA), hierro, zinc, yodo, vitamina D y vitamina B12. Todos esenciales para el ciclo vital de la vida, pero tienen especial vulnerabilidad en los niños en edad de desarrollo y mujeres embarazadas.
La naturaleza es sabia y los nutrientes de los alimentos suelen estar en la forma química que requiere nuestro organismo, aunque no podemos decir el mismo de la suplementació. Cómo ya se ha mencionado, el hecho de basar nuestra alimentación con ciertas restricciones puede generar deficiencias, y no escogiendo la correcta suplementació se pueden desarrollar desequilibrios metabólicos que pueden causar graves consecuencias para la salud. Entonces, como se puede conocer qué tipo de suplementació y en qué dosifique, sería la más adecuada para cubrir las necesidades del organismo?
A veces no basta con los controles analíticos para conocer si nuestro cuerpo está asimilando bien los nutrientes. Estos pueden aparecer en rangos normales pero puede ser que el cuerpo no esté aprovechando de la manera más óptima estos nutrientes. Por ejemplo, en adultos, el déficit de Vitamina B12 se ha asociado con el desarrollo de demencias o en niños, el déficit de los ácidos grasos omega 3 se ha asociado con déficit de atención y déficit en el desarrollo intelectual en general.
Haciendo referencia a la vitamina B12, la omega 3 y la vitamina D, a escala genética, se ha comprobado que hay personas que no toleran, por ejemplo, ciertas formas químicas de la Vitamina B12 y una de las consecuencias sería un aumento del nerviosismo/hiperactividad, a pesar de tener los niveles de esta vitamina dentro de los rangos de normalidad. En el caso del omega 3, según ciertas combinaciones genéticas, su exceso puede generar que la sangre sea más fluida y producir complicaciones vasculares como la aparición de ictus. O personas con un defecto en el receptor de la vitamina D pueden necesitar estar en valores más altos de esta vitamina (dentro de los rangos de normalidad), sin llegar a dosis tóxicas, para conseguir un mayor aprovechamiento de esta vitamina; necesaria no sólo para la salud ósea, sino también implicada en la regulación del sistema inmunitario e inflamatori. Así pues, sin conocer las particularidades metabólicas que ofrece un estudio genético, no sería prudente tomar suplementació sin control.
En este artículo se pretende remarcar la importancia, no sólo de un buen asesoramiento dietético por parte de un nutricionista, sino también poder conocer como asimilamos los nutrientes (a través de un estudio genético) para conseguir un estado nutricional óptimo adaptado a las características metabólicas de cada individuo.