De la automoción a la movilidad, diseñando el futuro
La reflexión global sobre la sostenibilidad de nuestro planeta comenzó durante el pasado milenio. Desde ese momento, asistimos a acontecimientos que culminaron en acuerdos y normativas orientadas a la restricción de emisiones de los gases de efecto invernadero. El primer evento internacional más relevante y conocido fue el protocolo de Kioto, que puso en funcionamiento la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, comprometiendo a los países industrializados a limitar y reducir las emisiones contaminantes de conformidad con la capacidad productiva de cada uno.
Sin embargo, la falta de rigor en el cumplimiento de aquellos acuerdos de carácter voluntario hizo que las autoridades competentes endureciesen todavía más sus políticas, culminando en el año 2017 con la aprobación en Europa de un nuevo protocolo de emisiones WLTP, que tenía como objetivo establecer un estándar global para determinar los niveles de contaminantes, emisiones de CO₂ y consumo de combustible de los coches tradicionales, híbridos, y automóviles eléctricos puros.
Los Objetivos Mundiales de Desarrollo Sostenible (ODS) son una llamada universal a la adopción de medidas que pongan fin a la pobreza, protejan el planeta y garanticen que todas las personas gocen de paz y prosperidad. Este entorno crea, sin lugar a dudas, nuevas oportunidades, pero también amenazas, que afectan a todos los sectores de manera general, pero de una manera muy relevante al ámbito de la movilidad.
La pandemia ha obligado a dotar de una mayor relevancia las tecnologías digitales y las plataformas virtuales que fomentarán una mayor automatización de las líneas de producción
Recién iniciada una nueva década, nada hacía prever en aquellos momentos lo que íbamos a vivir; el mundo paralizaba su actividad como consecuencia de la pandemia ocasionada por la covid-19, siendo el sector de la automoción uno de los más afectados, y a largo plazo. Los impactos en términos de movilidad, que se recuperan tímidamente en los países más inmunizados, podrían traer como consecuencia unos nuevos usos, costumbres y comportamientos en cuanto a nuestras necesidades de movilidad. De hecho, los ciudadanos están transformando sus preferencias de movilidad, modificando hábitos de consumo. La primera opción de una joven urbanita no es ya comprar un automóvil en propiedad, sino alquilar o suscribirse a un servicio de movilidad que mezcla diferentes tecnologías. Pero no está claro que esta tendencia sea definitiva o vaya a perdurar en el tiempo.
El sector de la automoción se está enfrentando a grandes desafíos derivados de los impactos de la covid-19, y entre otras implicaciones, este periodo ha obligado a dotar de una mayor relevancia las tecnologías digitales y las plataformas virtuales que fomentarán una mayor automatización de las líneas de producción. Pese a la crisis sanitaria actual, el compromiso de la industria con la movilidad del futuro pasa por continuar invirtiendo en desarrollos tecnológicos de cero y bajas emisiones.
Si hay un sector implicado con las nuevas tecnologías es el de la movilidad sostenible
Con el rápido desarrollo de soluciones tecnológicas en los últimos años, estamos presenciando el surgimiento de un nuevo ecosistema de soluciones de movilidad urbana que son más eficientes, limpias y sostenibles y las alianzas estratégicas entre distintos sectores están marcando desde hace años el desarrollo de la movilidad sostenible en España. Hablamos de un sector de significativa relevancia económica y social y que es tractor de varias actividades complementarias de nuestra economía. En cifras, representa el 10% del PIB , casi dos millones de puestos de trabajo y un sector que exporta más del 80% de su producción, llega a facturar un 2% en I+D+i y aporta un 15% de la recaudación fiscal.
El futuro es digital, las aplicaciones móviles, la hiperconectividad y las TIC son clave para el desarrollo del sector de la movilidad, que apuesta por el 5G para crear coches y ciudades conectadas más seguras y sostenibles, todo ello impulsado por la inteligencia artificial (IA), la computación cuántica y el intercambio de datos. Si hay un sector directamente implicado con las nuevas tecnologías ese es el de la movilidad sostenible, que necesitará formar en nuevas competencias a los empleados y hacer frente a otros desafíos relacionados con la seguridad de los datos y sus costes de implementación.
Por otro lado, la introducción de los sistemas de transporte inteligentes en las grandes ciudades presenta un gran reto de carácter normativo, ya que la tecnología avanza más rápido que los legisladores, por lo que su adopción requiere un compromiso muy fuerte por parte de las autoridades y la exploración conjunta de las oportunidades entre todos los actores llamados a construir el sector, con una colaboración público-privada constante.
La industria del automóvil se ha transformado en la industria de la movilidad inteligente, conectada, sostenible y segura que rediseña nuestras ciudades
Estos son algunos de los inmensos desafíos a los que se enfrenta el sector. La apuesta es de calado, como ha quedado claro al ver los primeros proyectos estratégicos de país que financiarán los próximos fondos europeos: el coche conectado y eléctrico es uno de los que cuenta con una mayor partida presupuestaria. En definitiva, la automoción, tal y como la hemos comprendido en este último siglo, evoluciona a pasos agigantados. La industria del automóvil se ha transformado en la industria de la movilidad inteligente, conectada, sostenible y segura que rediseña nuestras ciudades, con un urbanismo inteligente que es ya realidad. El grato reto pasa ahora por encontrar un equilibrio entre todos los agentes y usuarios de las ciudades, dado que las mismas cumplen funciones sociales, económicas y recreativas; en definitiva, ciudades que nos faciliten la vida.
Por tanto, la mejor opción es mirar el futuro. Parafraseando a John F. Kennedy: “El cambio es ley de vida. Aquellos que ven solo el pasado y el presente, seguro que se perderán el futuro”. Y este futuro es ya presente y requiere una colaboración entre empresas y administraciones públicas que sea lo suficientemente eficiente como para lograr un modelo de movilidad ganador. Es hora de movernos todos en una misma dirección para conseguirlo.