Cambiemos la escuela con la covid-19
"Si no disfruto aprendiendo por qué voy a la escuela?"
El gran debate ahora en la prensa, en las redes y a las tertulias virtuales es: Abrimos las escuelas? Hay quién se manifiesta totalmente a favor y también absolutamente en contra. Argumentos válidos en los dos lados.
Antoni Rico, hace unos días escribía en su artículo NO abráis las escuelas: "En los bares, en las iglesias y en los centros comerciales se pueden imponer medidas para conseguir un cierto distanciamiento físico entre las personas. En las escuelas y en los institutos, no".
Y en cambio Roger Palà defendía todo lo contrario Abrid las escuelas: "Tenemos que tener como prioridad que todos los niños vuelvan cuanto antes mejor a los centros y, si es necesario, tendremos que contratar batallones de maestros y transformar centros cívicos y bibliotecas en aulas".
"Podemos hacer que las personas en edad escolar conecten con sus habilidades e intereses y experimenten lo que realmente son capaces de hacer"
La razón de no abrir es claramente no poder cumplir con el distanciamiento físico. Y sabemos, que aun así, con distanciamiento físico, hay riesgo de contagio.
Y si abrimos las escuelas minimizando el riesgo de contagio reduciendo el número de interacciones entre alumnas y maestras? Esta es una estrategia que están adoptando muchas organizaciones y empresas de forma imaginativa, haciendo diferentes turnos siempre formados por los mismos grupos de personas. Miramos una vez más lo que hace un país nórdico: Dinamarca. Los niños y las niñas vuelven a estudiar en grupos formados por un máximo de doce y un solo maestro, y las aulas son las escuelas y toda la ciudad: museos, polideportivos, bibliotecas, auditorios...
Bingo! En unos pocos meses la campaña perfecto que querría el movimiento eterno Bajemos las ratios, la Educación 360º, la Escola Nova 21 y el 6% de inversión en educación hecha realidad.
Añadimos algunas reflexiones de Aina Tarabini sobre la importancia de "reabrir los centros" "el cierre de centros ha generado una situación anómala que ha puesto de manifiesto la brecha digital, las dificultades en la conciliación y la segregación que atraviesa nuestro sistema educativo". Sí, todos estamos de acuerdo que con una situación precovid-19 con 3% de inversión en educación sobre el PIB, un abandono escolar prematuro del 19%, un 28,6% de niños en riesgo de ser pobres y la perpetuación de la segregación social que sólo ha conseguido bajar un 4% en cinco años, tenemos mucho que mejorar.
Ahora, cogemos distancia. Olvidémonos de la covid-19. Pensamos en la gran oportunidad que significa para los alumnos y maestros, grupos de quince. Empezamos a hablar del aprendizaje significativo? Respondemos a la pregunta: si no disfruto aprendiendo por qué voy a la escuela? Planteamos el éxito académico desvinculado de un currículum fijo? Hablamos de potenciar el talento y los intereses de las personas? Desde hace unos cuántos años los conceptos: innovación educativa, transformación de la educación, aprendizaje por proyectos, personalización de la educación que están sobre la mesa. Ahora más que nunca es su momento!
Aquí va la idea clave Cambiemos la escuela con la covid-19: agrupamos a quince alumnos y un maestro por un mismo interés común y desarrollamos este talento que compartimos. Sí, quince alumnos y un maestro que todo el día dibujan, que les cuesta dejar de leer ciencia-ficción, que escriben poemas, que sueñan que viajan por todo el mundo, que quieren ir al espacio, que les encanta perseguir cualquier animal, que disfrutan haciendo ejercicio físico o subiendo montañas, que piensan en construir edificios imaginarios, que lo pasan bien desmontando y volviendo a montar máquinas, que queremos las fórmulas matemáticas, que crean robots, que desarrollan programas informáticos, que les gusta empatizar con otras personas, que quieren ayudar a los otros, que se imaginan haciendo un programa de radio, que quieren ser actores en una película, que les gusta el inglés, que diseñan vestidos de moda, que se ven conduciendo un coche... Podría seguir infinitamente.
"Si no disfruto aprendiendo por qué voy a la escuela? Planteamos el éxito académico desvinculado de un currículum fijo? Hablamos de potenciar el talento y los intereses de las personas?"
Podemos hacer que las personas en edad escolar conecten con sus habilidades e intereses y experimenten lo que realmente son capaces de hacer. Cultivemos, al menos durante la covid-19, la educación en la diferencia con igualdad de derechos y oportunidades.
Estamos ante una emergencia que implica urgencia. Es vital un plan: concreto y simple, un buen triaje, un claro circuito y un indispensable trabajo en equipo. Seguro que muchos profesionales sanitarios lo entienden. Ahora falta que se ponga de lleno la comunidad educativa y todos nosotros.
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