Hackers en tiempos de confinamiento y coronavirus | istock

Día 42: Los catalanas hackean cosas

Ganyet se acusa con la tecnología y explica el proyecto de Hackaton Covid-19 y PostCovidCity.com

El proyecto de fin de semana fue hackejar una cajita de estas que se conectan a la tele y te permiten ver vídeo en streaming. El objetivo era convertirla en una consola de videjocs retro (videojuegos de toda la vida en terminología baby-boomer). Volver a instalar un Windows, buscar los controladores de los dispositivos por webs chinas, conectar los mandos de una Playstation antigua para finalmente jugar al "Monkey Island 2", al "Prince of Persia", a "Indiana Jones and the fate of Atlantis", al "Pac-Man" e incluso al "Space Invaders". Un viaje en el tiempo que me llevó hasta mis primeros recuerdos digitales.

Si lo pensáis bien es fascinante. Un aparato obsoleto que hacía estorbo en un cajón acaba sirviendo para una cosa para la que no estaba diseñado, hace revivir videojuegos de hace 40 años y se los pasa a la siguiente generación. Además de aspectos culturales, el beneficio directo es doblemente positivo: tengo una nueva consola que no me ha costado nada y entre todos nos hemos ahorrado los costes de reciclaje. Un día hablaremos de tecnología obsoleta pero de momento os dejo como hacer ejercicio el hacer un repaso mental por cajas, cajones y armarios. Os quedaréis parados de la cantidad de tecnología que acumulamos y que nos resistimos a tirar porque algún día costó mucho dinero o bien porque nos hizo mucho servicio. Yo me acuso.

Otro de los motivos por los que no nos deshacemos de las cosas es por si algún día nos vuelven a hacer servicio, el "todo vuelve" que llena cajas y armarios de segundas residencias. Normalmente no pasa nunca y en el caso de la ropa sólo vuelve por carnaval. Y no pasa nunca porque el tiempo es terco y sólo va hacia adelante (o al menos sólo lo sabemos percibir así). La gente cambia, las condiciones, el entorno, la economía… aquello de Heráclito de Efes de que no te bañarás nunca en el mismo río porque tanto tú cómo él seréis otros cuando volvéis. Justo esto pasa con la Covid-19.

La nueva normalidad es hablar de la nueva normalidad, pero que visto como va todo tiene todos los números para convertirse en la nueva anormalidad. En esta línea querría destacar dos proyectos que desde Catalunya miran al mundo que nos encontraremos después del confinamiento, un mundo en el que ya no nos podremos volver a bañar como más bien solíamos (si Heráclito levantara la cabeza!).

Del Maresme ha salido la Hackaton Covid-19 que busca el talento y la imaginación de gente, organizaciones públicas y empresas para la creación de nuevos servicios o productos que mejoren la vida de la gente a partir de ahora. La Hackathon Covid-19 es un acontecimiento online dirigido a desarrolladores, ingenieros, profesionales del mundo de la salud, científicos, diseñadores, emprendedores, y cualquiera con ganas de hacer cosas. Se buscan soluciones en los ámbitos de la sanidad, la cultura, el comercio, la venta al por menor, las ciudades inteligentes, la restauración, la moda, el control sanitario y la higiene. Más de 50 mentores y expertos ayudarán a los equipos a que se hagan realidad sus propuestas.

El otro proyecto es lo Postcovidcity.com, del estudio de arquitectura Domingo ¡! Ferré que sabedores de que la ciudad ya no será la que conocíamos (Heráclito otro golpe), proponen que las ciudades ayuden a las personas en la fase de desconfinament. Una retícula pintada en tierra marca la distancia de seguridad que tenemos que tener para evitar contagios. Cualquier ayuntamiento con el cochecito aquel de pintar lo puede llevar a cabo a un coste muy bajo. Plazas, paseos y mercados hackeados —haciendo una función por la cual no habían sido diseñados— con el objetivo de ayudar a las personas. Decía el poeta de compostela que "los catalanas hacen cosas", hoy, con la nueva normalidad habría dicho "los catalanas hackean cosas".

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