Fanghetto no tiene alcalde propio, lo comparte con la población vecina Olivetta San Michele | iStock

Economía

Boda en Fanghetto

Vamos hacia la internacionalización, la mezcla entre la gente del norte y del sur, la vida nómada profesional y los afectos a distancia

En la Liguria italiana, a menos de un kilómetro de la frontera francesa, este fin de semana se ha celebrado una ceremonia nupcial. En Fanghetto. Una neerlandesa y un libanés de unos treinta años se han declarado amor eterno. Hasta aquí nada anormal que no haya ocurrido en cualquier lugar del mundo estos días en actos similares. La diferencia es que, aparte de los familiares, asistieron amigos de al menos quince nacionalidades. La mayor parte de esta tribu internacional teletrabaja; su tarea es muy profesional, aunque con baja implicación con la empresa actual; mantiene escasa arraigación en su país de origen o de destino, por la sencilla razón de que está dispuesta a la movilidad laboral a cualquier país o continente; sus miembros se han mezclado norte-sur -y más sur-, sin ninguna de las complicaciones a las que nos tienen acostumbrados algunos políticos; y son urbanos; aun así, se sintieron muy cómodos en este pueblo de treinta casas, tres cuartas partes de las cuales están en manos de neerlandeses desde hace tres décadas, y en el que no vive nadie fuera del verano.

A raíz de la convivencia de 48 horas, preboda y boda, he podido comprender mejor la Generación Y, la de los mileniales, los hijos de los baby-boomers. En plena expansión económica europea, en los ochenta y noventa, cuando se empiezan a sentir las tensiones del precio de la gasolina, nacieron analógicos, pero inmediatamente la digitalización los arrasó. Practican la modernidad tecnológica. La dominan. Esta generación YouTube tiene una especial relación con la música y lo baila todo, desde lo indio al reggae, del shuffle al vogue, de la electrónica a la salsa y la bachata, del reggaetón al dembow, o del dabke al zeibékiko individual griego... todo se bailó a lo largo de la fiesta. Esta generación es también sincrética en gustos gastronómicos: hummus, labneh, moutabal, pastas -lasaña y raviolis sobre todo-, barbacoas naturales y veganas. No tiene mucha inclinación hacia las propiedades de apartamentos, coches, segundas residencias; prefieren más el alquiler que la compra. Son un poco abstraídos.

Esta generación no tiene mucha inclinación hacia las propiedades de apartamentos, coches, segundas residencias; prefieren más el alquiler que la compra

Muy bien preparados, se trata de la fuerza de trabajo más determinante en estos momentos en Europa: tocan el poder, coquetean con él, pocos se comprometen y buscan más una vida particular tan rica como sea posible que el trabajo para la comunidad; votan y con eso cumplen. En la Italia profunda -mucho más desolada que la España vaciada-, en tierra de nadie, se sentían por unas pocas horas como en el seno materno, en su casa: ruralidad perdida -contraste con la ciudad-, hermandad de campamento juvenil o colonias veraniegas, refuerzo de los valores de la amistad presencial, nada difícil de mantener a distancia a lo largo del año, ¿qué más quieren?

Fanghetto no tiene alcalde propio, lo comparte con la población vecina Olivetta San Michele. Él presidió la ceremonia con un impecable traje oscuro y la bandera italiana cruzada. Es socialista, secretario general del partido en la provincia, y tiene muchas expectativas de ganar las elecciones del mes que viene para suceder a Giovanni Toti, exdelfín de Silvio Berlusconi, que fue detenido por corrupción relacionada con el puerto de Génova; este exdirector de los servicios informativos de Rete-4 de Mediaset Italia, que dirigía hasta ahora una coalición ultraderechista en la provincia de Imperia, está acusado de facilitar actividades ilícitas con la familia genovesa de la Cosa Nostra siciliana a cambio de votos.

Més info: El Mercedes de mi amigo Paco

El alcalde me explicó que al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el municipio de Fanghetto fue dividido en dos: una parte correspondía a Francia y la otra a Italia. Con el armisticio, el Tratado de París firmado dos años después permitió devolver la parte conquistada por Francia a Italia. En la plaza del pueblo, donde se celebró la boda, se festejó durante dos días la reunificación del término municipal. El escenario de un pueblo ancestral abandonado prácticamente todo el año, la plaza con las paredes desconchadas que caen atroces, y la historia del presidente provincial con la mafia hacían prever que en cualquier momento entrarían por la calle principal la banda municipal de música acompañada por Vittorio De Sica con unos cuantos obispos y personajes de sus películas Ladrón de bicicletas, Milagro en Milán, Estación Términi, como Gina Lollobrigida, Sofia Loren o Marcello Mastroianni agarraditos del brazo hablando con el mismo spanenglish-french-italian que hablaban todos los presentes.

Aunque en Occidente una de cada dos parejas que se casan acaba en divorcio, los matrimonios entre mediterráneos y gente del norte de Europa son más duraderos; cuesta más que se produzca la simbiosis, pero tan pronto como prende el fuego encajan mejor. Dicho esto, esta fecha adquiere menos valor porque cada vez hay menos enlaces matrimoniales en Europa. Interesante fue escuchar el alto porcentaje de parejas con hijos o sin ellos que se encontraban en esta situación entre el largo centenar de asistentes a las bodas de Fanghetto.

Aunque en Occidente una de cada dos parejas que se casan acaba en divorcio, los matrimonios entre mediterráneos y gente del norte de Europa son más duraderos

Íntimos amigos. Amigos de toda la vida que hacía meses o años que no se veían presencialmente. Esto ya no es ningún impedimento para las relaciones: las redes sociales los unen de forma permanente y para siempre. Esta generación está demostrando que la presencia física no resulta indispensable para mantener lazos diversos. Esta tribu internacional tiene otro código que se refuerza con estar cerca unas horas, pero se cultiva con el WhatsApp, el correo electrónico, el Telegram, los mensajes de voz y las demás redes sociales.

Esta es la Europa real. Vamos claramente hacia la internacionalización, la mezcla entre la gente del norte y del sur, la vida nómada profesional, el desarraigo de los orígenes, los afectos a distancia. De hecho, ya estamos ahí, aunque un día -o dos, como en Fanghetto este fin de semana- se encienda la chispa y parezca que volvemos al surrealismo italiano.