ENTREVISTA
Damià Calvet: "Catalunya no sería lo mismo sin el Port de Barcelona"
El presidente del Port de Barcelona reclama "más autonomía de gestión" y recuerda que "sin el Port, no habría Copa América"
Damià Calvet es el presidente del Port de Barcelona que es "una infraestructura de Estado" y "el indicador avanzado de la economía catalana". Calvet fue conseller de Territori i Sostenibilidad, director del Incàsol o director general d'Arquitectura i Habitatge de la Generalitat. Fue espiado por Pegasus. Licenciado en Arquitectura técnica y grado en Ciencias y Tecnologia de la Edificación, ha ocupado diferentes cargos en instituciones municipales. Fue regidor en el Ajuntament de Vilanova i la Geltrú y teniente de alcaldía de Urbanisme, Economia i Hisenda en el Ajuntament de Sant Cugat, donde coincidió, precisamente, con Mercè Conesa que lo precedió en la presidencia del Port. Su mejor amigo es Josep Rull y reivindica que "las administraciones tienen que ponerse de acuerdo y hacer posibles los proyectos". Hacemos la primera foto con el trofeo de la Copa América y acabamos con un consejo en inglés. ¡A toda vela!
Del Ajuntament de Vilanova i la Geltrú i Sant Cugat a la Generalitat.
Tengo una formación técnica y siempre he estado vinculado al mundo de las infraestructuras y el inmobiliario, tanto en el ámbito público cómo privado. He tenido vinculación con la política municipal y la Generalitat en políticas territoriales y ambientales. Fruto de las circunstancias políticas, accedí a la máxima responsabilidad en materia territorial y ambiental en Catalunya que es la Conselleria de Territori i Sostenibilitat. Lo hice en nombre del conseller legítimo que es Josep Rull y que además es mi mejor amigo.
De la Generalitat al Port de Barcelona.
He tenido siempre vinculación directa con la autoridad portuaria que es una infraestructura de interés general. Fruto del Pacto del Majestic del 1996 es la Generalitat quién nombra la presidencia y la mitad del consejo de administración. Después de los cambios de departamento, no continué como conseller de Territori i Sostenibilitat y se me propuso asumir la presidencia de la autoridad portuaria.
Fue un honor y accedí con el conocimiento de las políticas territoriales y ambientales, de la misma autoridad y comunidad portuaria y con la voluntad de llevar el Puerto a la máxima expresión de una agenda que enlace las capacidades económicas con las necesidades de generación de ocupación pero que sobre todo enlace con las necesidades territoriales y ambientales del país.
"Cerramos 2021 con una facturación de 151 millones de euros que es la más alta del sistema portuario del Estado "
¿Cuál es el legado de Sixte Cambra y Mercè Conesa?
Sixte Cambra, Mercè Conesa y los presidentes que los precedieron al frente de la autoridad portuaria y al servicio de la comunidad portuaria han puesto la infraestructura al servicio de la economía y la ocupación del país. Catalunya no sería lo mismo sin el Port de Barcelona.
¿Cómo sería Catalunya sin el Port?
Sería un país diferente, sin capacidades y por lo tanto, sin el potencial que tenemos.
¿Cómo es Catalunya con el Port?
El Port es una infraestructura estratégica y por aquí pasan el 75 % de las mercancías que se importan y se exportan. Esto nos da capacidad y un potencial muy grande. Los presidentes de las autoridades portuarias siempre han tenido la obsesión de ponernos al servicio de la economía y la ocupación del país. Cada uno ha tenido su agenda estratégica y su grado de desarrollo. Ha habido presidencias con momentos dulces y otros con momentos más complejos cómo el bloqueo de inversiones.
¿Su presidencia es dulce o compleja?
Estamos en un momento dulce que bebe del trabajo hecho por mis antecesores. Uno de los proyectos más emblemáticos que tenemos son los famosos accesos viarios y ferroviarios y las terminales ferroviarias del Port. El Corredor Mediterráneo, en definitiva.
¿El Corredor Mediterráneo, mito o realidad?
Llevamos muchos años de retraso, ha ido adelante y atrás y ha cambiado orientaciones. En octubre de 2020 lo pudimos llevar a la práctica y lo viví en primera persona como conseller de Territori i Sostenibilitat. Hubo un trabajo intenso y riguroso por parte del Port, la Conselleria, el Estado y Adif para definir el nuevo escenario de unas obras que necesita el Port y por lo tanto, la economía y la ocupación del país.
En octubre de 2020 firmamos un protocolo que se está desarrollando con mucha lealtad por parte de todas las administraciones implicadas. Estamos a punto de tener el proyecto básico de accesos viarios y ferroviarios y de cerrar la orientación básica de las terminales que todavía no se proyectan. A punto de convertirlo en proyectos constructivos. A punto de licitar y adjudicar unas obras mayúsculas que durarán 7 o 8 años, pero que llegarán. El camino está trazado, es riguroso y leal y todo el mundo coincide con la extrema necesidad de accesos viarios y ferroviarios y terminales ferroviarias que nos aportará más capacidad, más eficiencia y más sostenibilidad.
"El Port ha sido absolutamente imprescindible para sobrevivir a la gestión de la pandemia"
¿El Port se ha recuperado de la pandemia?
Cerramos 2021 con una facturación de 151 millones de euros que es la más alta del sistema portuario del Estado. Hay otros puertos que mueven más contenedores pero el Port de Barcelona es el que mueve más ingresos. El Port ha sido absolutamente imprescindible para sobrevivir a la gestión de la pandemia. Sin el Port y sin su logística, no se hubiera podido alcanzar las cadenas de producción, los mercados o el producto sanitario. Absolutamente imprescindible.
El Port no ha fallado ni un solo día en la gestión de la pandemia y ha servido para salir más deprisa de la crisis. El Port es un indicador económico avanzado de la economía catalana, cuando al Port le va bien entonces a la economía también le va bien al cabo de unos meses. Y a la inversa. Los números del 2021 han sido de récord en tráfico de contenedores y muy elevadas en ingresos. El movimiento de vehículos ha sufrido, pero esto se debe a la transformación de la industria automovilística y a la disrupción de la cadena logística. Por ejemplo, los famosos microchips. También hemos sufrido con los hidrocarburos porque había menos movilidad y por lo tanto, menos tráfico. En general, han sido buenas cifras.
Por lo tanto, ¿la economía catalana irá bien?
El Port es un instrumento que sirve para recuperarnos más deprisa de las crisis. Cuando va bien, arrastra la economía y la ocupación. Por lo tanto, las cifras post-pandemia son positivas. En 2021 ya tuvimos medio millón de creueristas y en 2022 tenemos previsto las mismas escalas que antes de la pandemia. Los cruceros todavía no van llenos, sin embargo estamos recuperando este año tráficos de vehículos como granels líquidos que también es un hidrocarburo pero no estrictamente vinculado a la movilidad terrestre. Se están recomponiendo los tráficos de coches eléctricos que se fabrican en Ásia, entran por el Puerto a Europa y son valor añadido para la economía catalana. Estos datos nos hacen entrever que en 2022 será un año de continuidad en esta recuperación acelerada de la economía.
¿Y el balance importaciones vs. exportaciones?
Hemos bajado un poco en exportaciones por disrupciones de las cadenas logísticas de entrada de materiales, el encarecimiento de materiales y el precio de la energía que ha condicionado algunas producciones. Las cifras de 2022 serán globalmente buenas con un punto de atención en el IPC, el coste de la vida y el coste de la energía. Frente a esta realidad, procuramos no ser un problema añadido siendo muy eficientes y estar muy atentos a las necesidades de la industria cómo las bonificaciones a empresas terminalistas y operadores que acaban repercutiendo en el coste de la cadena logística y la capacidad de la propia economía. Hemos hecho un gran esfuerzo por posponer pagos y rebajar tasas durante la pandemia y lo hemos mantenido en post-pandemia.
"El Port sirve para recuperarnos más deprisa de las crisis. Cuando va bien, arrastra la economía y la ocupación. Por lo tanto, las cifras post-pandemia son positivas"
"El Port es la infraestructura económica más importante del país y tenemos que garantizar la máxima eficiencia y rapidez en defensa de nuestras empresas", asegura. ¿El país apoya el Port?
El país es consciente que hay un puerto que funciona bien y aporta valor. Nos gustaría reivindicarlo como infraestructura estratégica básica del país. Nos gustaría decir que movemos la economía y por lo tanto, reivindicamos el Port, la cultura marítima y portuaria de Barcelona y del país. Somos lo que somos, gracias a ser una nación marítima y el Port es la máxima expresión. En esta reivindicación, siempre hay un punto de llamar la atención y decir: ¡Ayudadnos! Siempre buscamos el apoyo de los sectores socioeconómicos y el apoyo para la agenda estratégica. Necesitamos los accesos y las terminales, completar el muelle adosado, la dársena sur o el muelle de la energía.
¿El Port de Barcelona es una estructura de Estado?
¡Sin duda! Es una infraestructura de Estado por su medida y ubicación, así como por su actividad colosal. Las cifras así lo demuestran: 500 empresas, 37.000 trabajadores y un 2 % directo del PIB.
"Pedimos más autonomía de gestión en las instituciones y procedimientos burocráticos y administrativos que nos hagan más eficientes"
¿Qué le pediría como presidente del Port al Gobierno?
¿A las instituciones? Más autonomía de gestión que es de donde venimos. El ADN de los puertos viene marcado por la autonomía de gestión. En 2019 se celebraron los 150 años de la constitución de la junta de obras que evoca lo que es el Port: una alineación de intereses privados de la economía y la logística de la época con unas condiciones públicas para desarrollar una infraestructura que dé servicio y obras. De aquí pasamos a ser un puerto autónomo que también evoca a la colaboración público-privada.
Más y mejor autonomía de gestión.
Somos una autoridad portuaria fruto de una armonización por la ley de puertos y la creación de Puertos del Estado. Una armonización que iguala mucho a todas las infraestructuras portuarias, si bien es cierto que hay categorías y es evidente que por capacidad y operación, nuestra propia dinámica nos hace poder disfrutar de autonomía. Podemos desarrollar proyectos y sacar adelante iniciativas y marcar la agenda estratégica en función de nuestras propias necesidades.
Tenemos un consejo de administración muy potente relacionado con la propia comunidad portuaria. Un consejo rector muy potente que participa de la Cambra y de Foment y que está muy conectado con las necesidades de la economía. Aún así, hay procedimientos muy burocráticos y administrativos que a veces nos hacen poco eficientes y que los calendarios se alarguen y esto lo sufre la economía.
¿Cómo ser eficientes?
La exigencia siempre es por el control que tenemos que tener como institución pública y demostrar un buen uso del dinero que ingresamos que son el único dinero que gestionamos. No gestionamos aportaciones presupuestarias de nadie, ni del Estado ni de la Generalitat ni del Ayuntamiento de Barcelona. Nosotros gestionamos el dinero que generamos a partir de nuestras tasas y necesitamos más autonomía de gestión que nos daría más eficiencia y competitividad a la economía.
"La integración Port-ciudad es necesaria, dinamizará la economía y creará puestos de trabajo", aseguraba hace un año.
El Port de Barcelona es un puerto muy singular y diversificado y prácticamente tiene todos los usos posibles que puede tener un puerto. Esto no pasa siempre. Hay puertos que mueven coches o granels sólidos porque responden a la economía que tienen. La economía de Catalunya es muy diversificada y aquí hay una vinculación directa entre el país y el puerto. Tenemos todos los tráficos que puede tener un puerto: contenedores, granels sólidos y líquidos, ferrys, coches, cruceros y también tenemos ciudad.
"El Hermitage todavía está 'sub iúdice' y el Liceu Mar será una realidad después de la Copa América"
¿La integración Port-ciudad es una realidad?
Es una singularidad del Port de Barcelona. Tenemos el Port Vell que tiene una gobernanza particular y bilateral con el Ayuntamiento de Barcelona con quien gestionamos este espacio del Port-ciudad. Cuando solo era puerto era muy cerrado y a medida que la actividad más fuerte del puerto se ha ido trasladando al sur, se han modificado sus usos y se han convertido en una actividad más ciudadana. De aquí la necesidad de abrirlo e integrarlo más en la ciudad. Desde los Juegos Olímpicos hasta ahora, se han hecho muchos avances con la apertura del Moll de la fusta, la actividad comercial o el ocio del Moll d'Espanya o la Nova Bocana. Hay centros deportivos, hoteles, centros comerciales y todavía queremos mucho más.
Queremos hacer más ciudad desde el Port: más usos ciudadanos cómo los que tendremos con el Liceu o más usos deportivos cómo la Copa América que ayudarán a que haya más actividad económica, más ocupación y más reputación de Barcelona y del país a través del Port. Estamos muy orgullosos de la apertura del mundo de la pesca que tenemos en la ciudad. Hay mucha gente que desconoce que en Barcelona hay una flota pesquera muy vinculada en la ciudad. Lo haremos a través del proyecto de la nueva Llotja de pescadores que permitirá abrir el mundo de la pesca a la ciudadanía y a la ciudad. Esto también es integrar el Port con Barcelona.
¿Por qué fracasó el Hermitage?
El Hermitage todavía está sub iúdice (bajo consideración del juez). El Port ha dado una concesión condicionada a un convenio que tienen que firmar el Port y el Ayuntamiento de Barcelona que no quiere firmar. Tenemos una situación de bloqueo, pero las puertas abiertas al diálogo. Por el camino hemos encontrado otro uso cultural con el que estamos plenamente de acuerdo que es el que exige la ciudadanía: que las administraciones se pongan de acuerdo y hagan posibles los proyectos.
¿Por qué ha triunfado el Liceu Mar?
El Liceu es una institución cultural inequívoca de Barcelona y el país que tiene la necesidad de disponer de una segunda sede para desarrollar su programa cultural y hacerlo más potente. Pensaron -muy acertadamente- que era sugerente poner la segunda sede donde ha habido el Imax. El Liceu Mar será una realidad después de la Copa América. Para hacer el Liceu Mar necesitamos una modificación urbanística y un concurso de arquitectura.
¿Cuál ha sido el papel del Port para acoger la Copa América de Vela?
Sin el Port de Barcelona, no habría Copa América. A partir de aquí, se han sumado muchas cosas porque esto pueda pasar. El éxito tiene tres claves: colaboración público-privada con Barcelona Global y Barcelona Partners, colaboración institucional y oferta imbatible y atractiva ligada a la sostenibilidad y la innovación. No pasa siempre que el Estado, la Generalitat, el Ayuntamiento y el Port de Barcelona vayan a la una y cuando las instituciones están alineadas, la ciudadanía lo agradece porque se genera economía, ocupación y reputación.
Nosotros hemos puesto el Port Vell que quería la ciudad y que está conectado a través de la Barceloneta, el Gótico, el Raval y el Poblesec a disposición de la Copa América. Nuestro modelo es muy sostenible, sin tener que hacer nuevas infraestructuras. Aprovechamos lo que tenemos y lo ligamos a una agenda de innovación y sostenibilidad con el uso de nuevos combustibles. Las embarcaciones actuales de la Copa América irán con hidrógeno y esto nos hace acelerar nuestros proyectos.
"Sin el Port de Barcelona, no habría Copa América. El éxito tiene tres claves: colaboración público-privada, colaboración institucional y oferta atractiva ligada a la sostenibilidad y la innovación"
Las tres claves sumadas al atractivo de Barcelona ha sido imbatible. Los organizadores de Nueva Zelanda hace meses que trabajan para que esta sea la mejor edición de la historia y que sobre todo perdure más allá de la celebración de 2024. Hay un legado que tiene que perdurar en forma de actualización y dinamización de la economía azul que tiene un componente de náutica muy importante. Marina Barcelona 92 es una de las referencias mundiales en refitting de naves de gran eslora y lo tenemos que aprovechar. La Copa América será un reclamo para profundizar y proyectar la economía azul.
¿Por qué generan tanta polémica los creueristas? Recuerdo unas declaraciones de la regidora Gala Pin que decía que eran "una plaga de langostas que devoran el espacio público y se van".
La regidora Gala Pin hizo una apreciación absolutamente equivocada. Los cruceros y los creueristas son una parte del turismo y de mucho valor añadido. Barcelona y Catalunya son un destino turístico. Buena parte de nuestro PIB está basado en el turismo y negarlo es tener una venda en los ojos. Tenemos que procurar que el turismo sea de la máxima calidad posible y ser un destino que añada mucho valor a la economía y a la ocupación. Esto depende de las instituciones que gobiernamos el territorio: Ajuntament, Generalitat... Uno tiene el turismo que se merece.
¿Qué turismo nos merecemos?
Si tienes una ciudad cuidada tendrás turismo de calidad, si tienes una ciudad descuidada tendrás otro turismo. Que nadie dude de que el Port de Barcelona siempre quiere añadir valor al turismo que recibe la ciudad que es un destino turístico. Los cruceros son un porcentaje relativamente pequeño del total de turistas que recibe la ciudad: solo un 4 %, pero es muy visible y seguramente esta visibilidad hace que algunos lo ataquen. Ante el ataque, los datos.
Los datos.
Primero, su impacto sobre el total es del 4%. Segundo, genera una economía de 1.000 millones de euros de facturación. Los cruceristas de puerto base gastan 230 euros de media al día, mientras que un turista medio gasta entre 60 y 65 euros al día. ¿Ocupación? 9.000 personas, entre directas e indirectas a Barcelona y Rodalies. Pongamos luz a las externalidades negativas que puede generar este turismo: cierta masificación. Pues, regulémoslo.
¿Cómo lo regulamos?
¿Hay que regular los grupos máximos de turistas que se mueven por Barcelona? Tenemos muy controlado el turismo de cruceros, lo que se nos indique desde el Ajuntament y Turisme de Barcelona es muy fácilmente aplicable en el turismo de cruceros. Nos es muy fácil trasladarlo a navieras y operadoras turísticas que trabajan con cruceros y adaptarnos a la voluntad de evitar el efecto de masificación. Ahora llevamos los cruceristas al Moll de Barcelona; ¿hay que llevarlos a más lugares? Que nos lo diga el Ajuntament. Los podemos llevar también al Parque de Ciudadela. El turismo de cruceros es más fácil de controlar que los turistas que llegan en coche, tren o autobús. Allí no hay tanta capacidad para recular cómo toca.
"Buena parte de nuestro PIB está basado en el turismo y negarlo es tener una venda en los ojos. Uno tiene el turismo que se merece. ¿Quién puede sostener que los cruceristas son una plaga de langostas? Los cruceros son un valor añadido para el turismo"
¿Otra externalidad negativa de los cruceros es la contaminación? Los estudios de calidad del aire del Port y otras instituciones muestran que los cruceros representan menos de un 1% de los óxidos de nitrógeno o partículas. Ante este balance -claramente positivo-, ¿quién puede sostener que los cruceristas son una plaga de langostas? Al contrario, los cruceros son un valor añadido para el turismo que recibe Barcelona y el país.
Más retos de futuro: cuarto plan estratégico, transición energética o transformación digital.
Tenemos un plan estratégico con dos grandes palancas: la innovación y la sostenibilidad. Por lo tanto, un puerto descarbonizado. Tenemos que añadir digitalización y formación para dotar el sector logístico de la máxima eficiencia. Ahora tiramos adelante una fundación privada para acelerar esta innovación a demanda de la comunidad portuaria. Tenemos que desarrollar las obras que nos permitan ser más eficientes y descarbonizar, así como tener una movilidad más sostenible y descarbonizar. La inversión pública en el Port de Barcelona es de 1.500 millones de euros para los próximos 8 o 10 años y a parte, están también las inversiones de los concesionarios privados.
"Tenemos que mejorar el nivel de inglés de nuestro tejido económico porque es una herramienta básica para internacionalizar nuestra economía"
Un último consejo.
El Port de Barcelona es una infraestructura que abre Catalunya al mundo y por lo tanto, desde el Port de Barcelona cada día trabajamos en todo el mundo. Esto plantea retos importantes cómo la formación de la gente que desde el Port tiene que trabajar la internacionalización de nuestra economía. La formación tiene muchas caras, pero quiero mencionar una muy básica: el inglés. Tenemos que mejorar el nivel de inglés de nuestro tejido económico y esto que podría ser una respuesta de hace ya años, continúa siendo hoy una necesidad. Estamos muy focalizados en formar en logística avanzada, pero el inglés es una herramienta básica para internacionalizar nuestra economía y a menudo vemos cómo todavía no tenemos el nivel adecuado.