Digitalización
Catalunya y Europa, en peligro de ser una península olvidada en el nuevo mundo
Los fondos de recuperación de la Unión Europea son posiblemente el último tren para no quedarse fuera de un nuevo mundo mucho más digitalizado
La crisis del coronavirus ha acelerado la digitalización del mundo y de las economías. La tecnificación ahora es imprescindible para encontrar una nueva posición en un escenario mundial que todavía estará más dominado por China y Estados Unidos y en que el viejo continente corre el peligro de ser insignificante. Hay que reaccionar y los fondos de recuperación de la Unión Europea para superar la pandemia pueden ser el último tren. Es la advertencia que Xavier Ferràs, doctor en Economía y Empresa y colaborador de VIA Empresa, hizo durante un encuentro organizado por Pimec Vallès Oriental.
"En el ámbito de tecnología, la foto del mundo no nos gusta. Estamos muy mal en los rankings internacionales", expresó Ferràs en referencia a Catalunya. Mientras tanto, otros países avanzan a velocidades de vértigo. Países como Corea del Sur o Taiwán, que hace cincuenta años vivían en la pobreza, son hoy líderes. "Lo han hecho muy bien y muy rápido. No tenían absolutamente nada y se han situado al frente", apunta.
Xavier Ferràs: "En el mundo que viene, Europa no está"
Un ejemplo muy representativo es que la mayoría de chips de los aparatos que utilizamos en Europa son de fabricación norteamericana o china. "Si ahora dicen que no nos venden más chips, volvemos al paleolítico", advierte. Y la sentencia es clara: "En el mundo que viene, Europa no está. No nos damos cuenta, pero somos una península olvidada que se está descomponiendo".
Pero hay esperanza: los fondos de recuperación puestos por la Unión Europea son el último tren para digitalizar la economía y resituarse en el nuevo orden mundial. Si no se saca provecho, quizás será demasiado tarde.
Y Catalunya?
Y si Europa se encuentra en una situación muy delicada, Catalunya todavía peor. Según datos facilitados por Xavier Ferràs, en Catalunya se destina el 1,5% del PIB a la investigación y al desarrollo. Por debajo de la media europea (2%) y muy por detrás otras economías como la de Corea del Sur (4,5%) o Alemania (3%). "Estamos igual que en 2008", lamenta.
Y a pesar de que Ferràs considera que la crisis del coronavirus se superará, advierte que se tendrán que extraer lecciones que no aprendimos en la crisis del 2008. "No aprendimos nada. No invertimos más en innovación o en educación", sentencia.
Merkel y un nuevo modelo en Catalunya
Y es por eso que hace un llamamiento, casi desesperado, a cambiar el sistema y cómo se entiende la innovación en Catalunya. Mientras en los países pioneros todas las instituciones (administración, universidad, centros de investigación y empresas) reman juntas en un mismo objetivo, aquí cadauno va por libre y no hay liderazgo. La investigación científica de la universidad no llega a las empresas y la consecuencia es que no sirve para crear empresas innovadoras que acaben generando ocupación y proyectos de calidad.
"Es imposible que las empresas compitan solos, tiene que ser el sistema integrado", reclama. Y la causa, apunta Ferràs, quizás se encuentra en una "crisis monumental de liderazgos". Así, explica como en países como Alemania las grandes apuestas innovadoras, como la del coche eléctrico, salieron precisamente de los despachos de Angela Merkel. Todo el sistema de empresas, investigación y administración tiene que cooperar porque si no es imposible competir.
Xavier Ferràs: "Aquí todavía estamos deslumbrados con Silicon Valley y Estados Unidos"
Y justamente Alemania es un buen modelo, especialmente por la vertiente más social y por la colaboración entre todos los agentes implicados. "Un buen sistema de innovación es el alemán, aquí todavía estamos deslumbrados con Silicon Valley y los Estados Unidos", lamenta Ferràs, que lo explica con una vivencia personal: "La primera vez que llegué a Silicon Valley pensaba que me había equivocado de avión. En San Francisco hay miles de pobres, una desigualdad extrema, y al lado las grandes empresas como Apple".
Un sistema que crea monstruos pero que son muy poco distributivas. Ferràs afirma que las cinco grandes empresas alemanas crean 20 puestos más de trabajo por cada euro invertido que las cinco grandes compañías norteamericanas.
Si Corea pudo, Catalunya también
Pero si Corea del Sur o Taiwán se han convertido en referentes tecnológicos mundiales en pocas décadas, Catalunya también puede y no valen las excusas. Además, el profesor de Esade destaca que hay las bases necesarias para conseguirlo: "Tenemos todos los ingredientes. Tenemos tradición industrial, talento, buenas universidades, investigación... Por qué no damos el paso?".
Para Ferràs, lo que hace falta es sumarlo a pesar de enfocarlo en una misma dirección. "Sería optimista, estamos en la última milla. Pero hace diez años que estamos congelados, desde la última crisis. Y el mundo ha avanzado mucho". Al contrario del dicho, o nos movemos o no saldremos en la foto. Y el resultado será una economía más empobrecida y menos oportunidades para los jóvenes.
Xavier Ferràs: "Nos merecemos un país digno"
Y en todo este contexto, un mensaje claro a los empresarios: "Tenéis que ser más beligerantes: nos merecemos un país digno". Y es que, por ejemplo, para llegar al 3% del PIB de inversión en I+D, Catalunya tendría que inyectar 3.000 millones de euros. "Es una cuestión de voluntad política", recalca el doctor en Economía.
Y hace falta que sean beligerantes especialmente en la gestión de los 140.000 millones de euros del fondo de recuperación que llegará de la Unión Europea. "Europa nos está diciendo que o competimos y estamos a la altura de Estados Unidos y China o no somos nada. Quizás es el último esfuerzo a gran escala y estos fondos tienen que ir a proyectos que creen ocupación en sectores de alta calidad".
Proyectos que transformen el país
Para Xavier Ferràs, hay que crear sinergias y consorcios entre empresas, administraciones, universidades y centros de investigación para presentar proyectos muy relevantes y transformadores que puedan recibir parte de este dinero. Es mejor invertir en 140 proyectos de 1.000 millones de euros que en 140.000 proyectos de un millón, apunta. Grandes proyectos de país que hagan de tractor de todo un territorio.
Y hace falta que los empresarios se posicionen claramente y luchen por eso. Por ejemplo, en un proyecto de 1.000 millones de euros para transformar la industria catalana en industria 4.0.
Quizás no somos conscientes, pero el último tren para no convertirnos en un territorio residual en el nuevo mundo digital está pasando y hace falta que la sociedad se movilice.