2020 puede acabar siendo un año de tránsito. Políticamente parece que el último trimestre de 2019 ha desvanecido algunas incertidumbres y se ha puesto hilo a la aguja para encarar el Brexit o reconducir las relaciones comerciales entre los EEUU y China, entre otras. Esto favorecerá que, económicamente hablando, el escenario global tenga por protagonista la moderadadesaceleración que ya ha hecho acto de presencia durante lo que va de 2019, con una España creciendo el próximo año al ritmo del 1,5%, cuatro puntos por debajo del cierre previsto por este el año, un 1,9% del PIB.
La situación de una desaceleración mundial generalizada –fuera de algunas economías emergentes- coge a España con los deberes hechos y la economía es más robusta que en etapas anteriores, de forma que puede resistir posibles zarandeos con más resiliencia. La economía española lleva seis años con crecimientos sostenidos, manteniendo los niveles de competitividad y ajustando los niveles de endeudamiento de familias y empresas, pero no tanto del sector público.
El análisis corresponde a los expertos de CaixaBank Research, los economistas Javier García Arenas, Adrià Morron y Oriol Carreras, que participaron en lo debate Perspectivas económicas para 2020, organizado por la Comisión de Economía de la Sociedad Económica Barcelonesa de Amics del País, que preside el catedrático de economía aplicada de la UB, Martí Parellada.
El profesor Martí Parellada sostiene que a pesar de todo, una de las asignaturas todavía pendientes para la economía española se intentar mejorar sus niveles de productividad. Argumenta que España trae ocho años con un saldo positivo en su balanza por cuenta corriente –equivalente a un 3% del PIB- que le otorga una más gran capacidad de financiación, hecho que ha reforzado la competitividad que, además, ha ido acompañada de un relevo generacional en el sector empresarial que lo ha reforzado en términos de calidad.
La demanda interna, el pilar del crecimiento
La economía española, según Oriol Carreras, se moverá en 2020 en un escenario de leve crecimiento de la demanda interna "que será el pilar del crecimiento pero no repuntarà", en parte porque se sustentará en un incremento leve de los salarios, y no tanto por la creación de empleo. El consumidor seguirá siendo cauto porque no se han desvanecido todos los miedos. Hay que tener en cuenta que en 2019 ya se ha visto como el consumidor no ha tomado decisiones importantes en compras de bienes perdurables. Es decir, no ha formalizado demasiados préstamos hipotecarios porque estaba receloso ante los cambios legislativos que se han aplicado en el Estado español, ni tampoco ha adquirido vehículos porque el sector del automóvil está en plena transformación y carece regulación sobre las nueces formados de vehículos híbridos o eléctricos, por ejemplo. Por lo tanto, el próximo año se registrarán niveles controlados en el endeudamiento de las familias y las empresas (en cuotas que restan por debajo de la media de los principales países europeos).
2020 también seguirá siendo un año estable en cuanto a los tipos de interés, que se prevé que seguirán siendo bajos. En este sentido, Adrià Morron sostiene que cada vez hay más voces de expertos críticos con los supuestos efectos beneficiosos para la economía de una política de tipo de interés negativos, y cita el caso de Suecia. El economista explica que se detecta que estas dudas también tienen efecto en el Banco Central Europeo (BCE) como muestra el hecho de que, cuando ya se llegó a tipo cero, la autoridad monetaria europea dejó de aplicar bajadas del 0,25% -como venía siendo habitual- para hacerlo de 10 en 10 puntos.
Los bancos centrales piden a los Estados que diseñen una mejor combinación de sus políticas económicas de manera más equilibrada y ponderada
Los bancos centrales, a parecer de Morron, están pidiendo a los Estados que diseñen una mejor combinación de sus políticas económicas de manera más equilibrada y ponderada de cara a los nuevos ciclos económicos. Esto exigiría, entre otros, la regulación de políticas fiscales más adecuadas y coordinadas. En el marco de la Unión Europea esto es especialmente importante porque de la política fiscal depende básicamente la generación de la en torno al 0,3% del PIB, explica Morron y admite que si el escenario macroeconómico global va a peor en el corto plazo, en política fiscales los Estados tienen un margen de actuación muy reducido, además de ser muy dispar entre los propios Estados. Es por eso que el economista de CaixaBank Research advierte que buscar el impulso de medidas fiscales más tradicionales puede no tener los efectos esperados a la hora de resolver situaciones económicas o de estimular la generación de riqueza de un país.
Tanto es así que en el decurso de la mesa de debate Perspectivas económicas para 2020 se puso de manifiesto que habrá que conocer a fondo las modificaciones fiscales que el Govern prevé llevar a cabo, en base al acuerdo sobre los presupuestos de la Generalitat para 2020, cerrado con En Comú-Podem, para saber si realmente será favorable para engordar los ingresos catalanes. Los expertos coinciden en que habrá que ver cuál es el balance entre el impacto de reducción de tipos impositivos del IRPF en las rentas bajas versus el incremento de tipo para las clases altas en IRPF, Sucesiones y Patrimonio. Alertan de que cualquier modificación del sistema impositivo se tiene que analizar de manera global dentro de un marco general de nuevas políticas fiscales integradas.
Alejar al fantasma de la recesión
En una perspectiva más global, los economistas de Caixabank Research desestimaron que la economía mundial ande hacia una recesión. El año 2020 girará en torno a un moderado crecimiento del 3,3%, a pesar de que el freno que registrarán economías como la norteamericana o la china que mejorarán por debajo de los niveles de los últimos dos años en los que ya se ha detectado una tendencia a la moderación. Este se, pues, un escenario de desaceleración generalidad, pero en ningún caso de recesión, ha dejado claro Javier García Arenas. La economía norteamericana pasará de un crecimiento del PIB del 2,3% esperado a cierre de este año a un 1,8% en las previsiones para 2020, mientras que a la Unión Europea (UE) la situación se prevé muy estable y los pronósticos apuntan a un repunte del crecimiento de 1,1% por segundo año consecutivo. Entre las economías emergentes destaca la frenada en la mejora de las perspectivas chinas que, después de años creciente a un ritmo anual superior al 6%, en 2020 no llegarán a este umbral porque se prevé un alza del PIB del 5,8%.
Después del periodo 2016-2019 con una la escalada de las incertidumbres políticas y económicas, en 2020 se abre con un mensaje muy claro
El economista García Arenas comenta que, a pesar de que no desaparecerán todas las temences comerciales y políticas, sí es cierto que el primer acuerdo entre EEUU y China para retomar las relaciones comerciales deterioradas por el gobierno de Donald Trump y que se hayan desvelado las incógnitas sobre el Brexit ha desvanecido algunos de los miedos en los conjunto de los mercados.
Lo importante es que, después del periodo 2016-2019 con una la escalada de las incertidumbres políticas y económicas, 2020 se abre con un mensaje muy claro: las incertidumbres se mantendrán en cotas relativamente elevadas, pero estables, especialmente en el contexto de la Unión Europea (UE). Otra cosa es los Estados Unidos donde ha abierto el impeachment contra el presidente Trump y la celebración de elecciones presidenciales el próximo noviembre. Especialmente este último hecho hará que al gobierno Trump no le interese tensionar más las relacionas comerciales internacionales, por ejemplo.