PYMES
Hagamos empresa
La escuela tendría que enseñar también cómo ser un buen empresario
"Cuiden y salven a los que pagan impuestos. Sin ellos será imposible financiar la sanidad, la educación y las políticas sociales. Estamos aquí para apoyar a la reconstrucción del país". Es sólo un extracto de la excelente intervención que pronunció el secretario general de Pimec, Antoni Cañete, en su comparecencia en la Comisión de Reconstrucción Nacional del Congreso de los Diputados, defendiendo la supervivencia de muchos autónomos, pequeñas y medianas empresas, algunas de ellas muy tocadas por la crisis de la covid-19.
Según datos de la propia entidad empresarial, se calcula que en los próximos meses podría desaparecer el 20% del tejido de autónomos y pymes en Catalunya. Así lo explicaba también el presidente de la patronal, Josep González, en una intervención en el foro Intermedia Online ante líderes del tejido empresarial catalán. Las pequeñas empresas del sector comercio y turismo serán las principales damnificadas: el 23% del total se podrían ver abocadas al cierre.
Las pequeñas empresas del sector comercio y turismo serán las principales damnificadas: el 23% del total se podrían ver abocadas al cierre
En el Estado español, el 99,8% de las empresas son pymes, trabaja en ellas el 70% de la población activa y generan el 60% del PIB estatal. Son datos que denotan la idiosincrasia de nuestro tejido empresarial, y que poco a menudo se le da suficientemente valor en términos de pequeña y mediana empresa.
Por eso es tan importante que tanto sector público como políticos en general tomen conciencia del contexto que tenemos, se legisle y se creen entornos favorables en beneficio de la perdurabilidad y la creación de nuevos proyectos. Si cuidamos a la empresa, generamos bienestar, cohesión social y somos más fuertes como país en la retención y captación de nuevo talento.
Hay que hacer empresa más que nunca. La escuela tendría que enseñar también cómo ser un buen empresario. Educar en sus atributos, aptitudes y valores para acontecer un buen líder también en las organizaciones. No se nace empresario, el buen empresario se hace.
A menudo hemos generado percepciones e imágenes demasiado negativas sobre esta figura, se ha malogrado la imagen de quien se la juega cada día en un contexto de máxima incertidumbre, de quien diariamente sufre para pagar las nóminas de sus trabajadores.
El éxito de una empresa no es nada más que el éxito de su proyecto. Una tarea compartida entre empresario, directivos y trabajadores. Las compañías del futuro son aquellas que encaran sus retos desde una perspectiva coral, participativa, con unos liderazgos integradores y responsables con la sociedad. Son organizaciones donde todo el mundo tiene que remar y empujar para lograr los objetivos marcados.
La escuela tendría que enseñar también cómo ser un buen empresario
Los recursos son y serán limitados en todas partes, seamos realistas. La formación profesional también será la clave para salir adelante. Lo recordaba Cañete en su comparecencia en el Parlamento español: "Hace falta un pacto de estado para la Formación Profesional". Nos hace falta una formación más adhoc y especializada en la propia empresa, las personas tienen que seguir estando en el centro de la organización. Una apuesta que hasta ahora tampoco ha sido lo suficientemente ambiciosa. La FP durante mucho tiempo se concibió como una alternativa a aquellos que no querían estudiar una carrera en la universidad. Y no tiene que ser esto. La especialización se tiene que concebir como una obligación.
Catalunya es un país de pymes, pero también lo son países europeos como Alemania, Francia o el Reino Unido. Países donde el valor de la empresa adquiere un peso importante, gracias a marcos fiscales y regulatorios más idóneos. En España, en cambio, esta cultura no se da mucho.
La integración de las nuevas tecnologías en la vida laboral eliminará puestos de trabajo y reducirá organizaciones. Las empresas tendrán que ser más ligeras y ágiles para dar respuesta a la demanda existente. La innovación en el producto o servicio, así como su productividad, serán el motivo de su éxito. Las pymes tienen mucho para decir en el futuro: estructuras fácilmente adaptables en cada momento en un mundo incierto.
Este año se prevé que la deuda pública del Estado español respecto al PIB llegue al 115%. Tenemos los recursos que tenemos y hay que contar con todo el mundo: sector público, grandes empresas, pymes, micros y autónomos. A todos ellos es hora de que les demos el mismo valor y los ayudemos a potenciar su productividad. Tenemos que preservar a todos aquellos que pagan sus impuestos, ellos son los que seguirán generando actividad económica, oportunidades de futuro y sustentando nuestro Estado del bienestar.