El ANÁLISIS
El gran reto de la gobernanza territorial catalana
El documento Barcelona Demà impulsa un espacio participativo sobre un nuevo modelo de gobernanza metropolitana que también sirve para la articulación del territorio catalán
La ciudadanía sigue y se informa sobre aspectos de la economía y de la sociedad que percibe que le afectan de cerca y que inciden en su bienestar individual y colectivo: el paro, las pensiones, la inflación, las recesiones, la seguridad, la educación , la sanidad, etc ... aquellos temas que algunos políticos definen cómo "aquello que interesa a la gente" cuando quieren distraer la atención sobre los temas estratégicos y estructurales que no quieren que sean revisados. En este artículo me gustaría profundizar en un tema complejo como es la organización territorial de Catalunya y su gobernanza, por ser uno de los retos más importantes del país para avanzar en el progreso y bienestar de su ciudadanía.
¿Por qué es un tema tan poco debatido? Probablemente porque es un tema complejo y pesado que dejamos a geógrafos, políticos y urbanistas confiando que tomarán las mejores decisiones. Un gran error que debemos enmendar con urgencia. Nos jugamos mucho y no somos conscientes. Los mapas y las gobernanzas no se cambian de cualquier manera ni demasiado a menudo. Una vez que se han establecido, se crean unos sistemas de funcionamiento y de Intereses legítimos muy difíciles de cambiar. El sistema se defiende para autoperpetuarse pero nunca tiene en cuenta los costes sociales y económicos de atrasar la toma de decisiones. Para salvaguardar los intereses de unos pocos, sacrificamos el bienestar de muchos.
El documento Barcelona Demà
Recomiendo mucho la lectura sobre el documento Barcelona Demà. Compromiso Metropolitano 2030 que está elaborando el Plan Estratégico Metropolitano de Barcelona (PEMB) y que comparte la misma diagnosis de la asociación FEMVALLES y recoge propuestas importantes. Esta iniciativa ha creado un espacio participativo que pretende llegar al 2030 con un nuevo modelo consensuado de gobernanza metropolitana que impactará en la prestación de servicios a la ciudadanía, a una financiación local más equitativo, a un nuevo modelo de Infraestructuras y de su gestión y a una proyección local e internacional de mayor impacto.
Resumiendo, hace dos importantes constataciones en las que acierta de pleno: la primera, que el hecho metropolitano barcelonés es la llave de la articulación del territorio catalán, pues hoy tenemos una región metropolitana faltada de un gobierno específico y sin un sistema de gobernanza articulado; y, la segunda, que para desplegar este nuevo gobierno se necesita resolver el debate sobre la organización territorial del conjunto de Catalunya. No será posible el uno sin el otro y, por lo tanto, se deben trabajar los dos ámbitos en paralelo. Una región metropolitana de cinco millones de habitantes que ocupa el 30% del territorio no puede estar desvertebrada del resto del país que acoge el 30% de la población y el 70% del territorio. Parecería una obviedad, pero hay que constatarlo como base para entender la "ciudad real" y la interdependencia del conjunto del país.
Acierta también cuando reconoce que hacen falta instrumentos como el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) a escala regional catalana (Baix Camp,Lleida, Girona, etc...). Por su dimensión y particularidades, por eficiencia y por el principio de subsidiariedad, la propia región metropolitana también necesitará superar delimitaciones administrativas y adaptarse a la geometría variable para reconocer e institucionalizar subambitos o distritos de gestión descentralizada al Vallès, Baix Llobregat y Maresme como viene reclamando FEMVALLES los últimos 10 años. Esta proximidad de la gestión con el territorio debe ir acompañada de un adelanto en la democratización de los gobiernos metropolitanos y regionales. Tres niveles de administración y la capacidad de elegir nuestros representantes en cada escala tiene que llevar a una mayor implicación de la ciudadanía y a una mejora de la eficiencia y calidad democrática.
Un protagonista importando cómo el Ayuntamiento de Barcelona no ve que más allá de Collserola encontrará la solución a una parte importante de sus problemas
Con un enfoque acertado, ¿por qué no se avanza más en su resolución? Seguramente, cómo todos los problemas complejos dependen de diferentes factores que se tienen que alinear simultáneamente. Por un lado, un desconocimiento por parte de la ciudadanía importante que hace que no haya un debate social que condicione a los políticos y a las administraciones a priorizarlo. En segundo lugar, un protagonista importando cómo el Ayuntamiento de Barcelona no sabe ver que más allá de Collserola encontrará la solución en una parte importante de sus problemas. En tercer lugar, un Gobierno de la Generalitat que, ante las incertidumbres del impacto que puede generar una nueva gbernanza catalana, no lidera el debate y, finalmente, pero no menos importante, el papel del Tribunal Constitucional con su sentencia sobre el Estatut de Catalunya, que dejó en vía muerta la Ley 30/2010 sobre veguerias cuando debía ser los cimientos para generar estructuras de gobierno a la región metropolitana y un revulsivo para la administración periférica de la Generalitat. Recuerden al inefable Alfonso Guerra diciendo "nos cepillamos el Estatut de Catalunya". Pues bien, todavía pagamos las consecuencias con grandes costes para la ciudadanía.
¿Cómo podemos ayudar para hacerla avanzar? El documento de Barcelona Demà constata la complejidad para resolverlo y apunta dos vías para hacerlo: una primera institucional, lenta, que requiere un debate profundo, un clima político propicio, generosidad y una visión de país y que balancea con una propuesta operativa, de abajo a arriba, con nuevas alianzas y proyectos compartidos concretos. Conceptualmente, parece acertado, el que pasa es que es muy difícil avanzar con agendas compartidas sin marcos institucionales reconocidos que lo impulsen, cómo lo es querer cambiar las gobernanzas sin los consenso necesarios.
Bienvenido el buen debate emprendido por el PEMB. Ha puesto unas bases sólidas para avanzar. Desde FEMVALLES estamos trabajando en las dos líneas que propone el documento: hemos generado muchas propuestas de agenda compartida en el territorio para mejorar la movilidad colectiva de la región metropolitana de Barcelona y queremos estimular para que las otras regiones catalanas empiecen un proceso parecido de definición de lo que tienen que ser sus "áreas metropolitanas" y de investigación de agendas compartidas en sus territorios y entre todas las regiones catalanas. De abajo a arriba, para hacer realidad una nueva gobernanza catalana que puede ser un motor para relanzar a la gran Barcelona y al conjunto del país.