La oveja negra del Estado en infraestructuras catalanas

INFRAESTRUCTURAS

La oveja negra del Estado en las infraestructuras catalanas

Foment del Treball reclama al Gobierno que cumpla con los presupuestos, incremente la inversión y priorice los proyectos con retorno económico, social y ambiental

Cuando la noticia es que no hay noticia quiere decir que algo no se está haciendo bien. El Estado continúa sin cumplir con sus compromisos reflejados en los presupuestos generales españoles: todavía hay una cuarta parte de la inversión prevista para Catalunya que no se ejecuta. Si bien es cierto que el fantasma de la inversión en infraestructuras en el territorio catalán rebaja su competitividad, también lo es que, como consecuencia, la calidad de vida de la ciudadanía queda tocada. Un año más, el Gobierno tiene deberes pendientes y esto se traduce en que ninguna infraestructura catalana se ha completado este 2019. Precisamente por este motivo, y con argumentos y datos bajo el brazo, Foment del Treball vuelve a dar un toque de atención al Ejecutivo de Pedro Sánchez, a quien exige que cumpla con las cuentas estatales, incremente su inversión, priorice los proyectos con más regreso económico, social y ambiental y se aceleren todos el procesos de licitación para compensar la inversión parada por la covid-19.

Mientras que el año pasado, la administración española puso el punto y final a la variante de Vallirana, a la A-2 entre Medinyà-Orriols, a la variante ferroviaria de Vandellòs a Corredor Mediterráneo y el nuevo Control de Tráfico Centralizado de Adif en Barcelona, la patronal catalana quiere dejar bien claro que esto no es suficiente, así como que si no dan de baja ninguna infraestructura del catálogo CAT-100 es porque, por ejemplo, la variante de Vallirana forma parte del desdoblamiento de la N-340, que no está acabada y, para más inri, es una infraestructura reivindicada desde 2006.

Salvador Guillermo y Joaquim Llansó presentan el Catálogo de las 100 infraestructuras básicas para Catalunya 2020 | Cedida

A esto se suma que la variante de Vandellòs es de doble vía de ancho ibérico, cosa que no permite que los trenes de mercancías transcurran ininterrumpidamente del País Valencià a la frontera francesa y, por lo tanto, se tiene que añadir al tercer carril, así como convertir a ancho de vía mixto el corredor Castell-bisbal-Vila-seca y Castelló-Tarragona, que también está inacabado. Además, la variante de Corredor tenía que ponerse en marcha antes de que acabara 2019, pero no fue hasta el 13 de enero de este año que estrenó su primer trayecto: 22 años de trabajo, promesas incumplidas vinculadas a su estreno en 2013 y en 2015, para sólo media hora menos de trayecto, que representan 25 minutos más de lo que se tarda para llegar de Barcelona a Madrid.

La clave de la reactivación económica

Las infraestructuras siempre han sido un elemento clave en la competitividad de un país, pero ahora son el kit de primeros auxilios de la reactivación económica post-confinamiento. "Queremos inversión en infraestructuras para aumentar la productividad y el retorno económico, social y medioambiental". El secretario general adjunto de Foment del Treball, Salvador Guillermo, ha vuelto a apostar -durante una nueva rueda de prensa telemática de la patronal- por la gestión de los puertos, aeropuertos y Rodalies desde el territorio porque, señala, "la gente que tiene la presión de la sociedad y el mundo empresarial son la gente que está cerca del territorio".

Guillermo: "Queremos inversión en infraestructuras para aumentar la productividad y el retorno económico, social y medioambiental"

 

La B-40, bautizada como "la arteria principal que da movilidad de paso al área metropolitana", es un buen ejemplo de lo que se pide en relación a esta gestión de proximidad. "Parece que nunca coge impulso", lamenta Guillermo, que insiste en la idea de que "cómo puede ser que una carretera tan estratégica como esta todavía sufra retrasos". "Las infraestructuras más estratégicas o están paradas o se están ejecutando a un ritmo lento o muy lento", insisten.

Entre 2015 y 2018, el Estado sólo ha invertido 1.474 millones de euros de los 2.566 millones presupuestados, una cifra que se traduce en el hecho de que sólo se han ejecutado el 57% de las partidas. Y no sólo esto. La licitación oficial de obras en Catalunya aumentó un 17%, en 2019, logrando 1.947 millones de euros, un importe todavía muy lejano de la media de los últimos 20 años, situada en torno los 3.750 millones de euros anuales. Según Foment, la a inversión en infraestructuras se tendría que acercar al 2,2% del PIB, que se traduce en unos 5.400 millones de euros el año, y que es precisamente la mediana de inversión en los principales países europeos. Esta es, según Guillermo, "la oveja negra que hay que revertir" y sustituirla por "una política muy decidida y que los recursos presupuestados sean los que se gasten".

La cronificación del déficit de la inversión

Todo esto pone de manifiesto la "cronificación del déficit de la inversión en infraestructuras" un año más. Hace cinco años que Foment del Treball presenta el catálogo de las 100 infraestructuras básicas prioritarias pendientes de ejecutar en Catalunya, pero poca cosa ha cambiado. El año pasado, el presidente de la patronal, Josep Sánchez Llibre, ya reclamaba un "pacto entre todas las administraciones" que, a su parecer, se tenía que basar en una aportación de 10.000 millones de euros entre 2019 y 2023 para poder hacer efectiva la finalización de estas obras "estratégicas tanto a nivel económico como nivel social para "recuperar la competitividad de la economía catalana y española". Pero nada.

Llansó: "No puede ser que la administración pública apruebe una licitación con 100 y después la adjudiquen al 60 o 70"

Justamente por eso, otra vez, el vicepresidente de Foment, Joaquim Llansó, apela a la "responsabilidad de las administraciones públicas" porque, reitera, "no puede ser que aprueben una licitación con 100 y después la adjudiquen al 60 o 70". Ahora se añade la crisis provocada por la pandemia de coronavirus, que ha disparado el déficit público destinado al gasto social, cosa que desemboca en que "muchos políticos hagan menos inversión pública".

Si la carencia de inversiones en infraestructuras "perjudica la competitividad de la economía catalana y la calidad de vida de sus ciudadanos y hace perder oportunidades de crear puestos de trabajo, riqueza y bienestar", ¿cómo es que el peso de la inversión pública en el total del gasto público pasó del 12% en 2007 a menos de la mitad, el 5%, en 2019? El fantasma de la inversión pública continúa cronificándose en Catalunya y deja en mínimos históricos los presupuestos de infraestructuras y equipamientos. Ahora queda por ver si el acto que celebrará Foment, en principio el próximo 14 de octubre, bautizado como Creemos puentes con las infraestructuras, y que reunirá a toda la sociedad civil catalana, sirve para aportar conciencia a la política y acelerar e incrementar la inversión en elementos claves para la vida de todo el mundo. Y esto pasa, de momento, por retomar las obras paradas, avanzar las licitaciones futuras y diseñar "de forma coherente" los planes de reconstrucción. Palabra de Foment (y de todos los agentes sociales).