ENTREVISTA
Javier Solana: "La diplomacia es como la jardinería"
Quién fue ministro, secretario general de la OTAN y míster PESC defiende que "la guerra debería ser pasado y no futuro"
Javier Solana (Madrid, 1942) es físico, profesor, político y diplomático. Lideró distintos ministerios y altos cargos con Felipe González como presidente del Gobierno. Asumió la secretaría general de la OTAN en 1995. Fue secretario general del Consejo de la UE en 1999 y el primer Alto Representante de Política Exterior y de Seguridad Común. Actualmente es el presidente del Centro de Economía y Geopolítica Global de Esade y del Real Patronato del Museo del Prado. Recibe VIA Empresa en el Cornellà Creació Forum para hablar de diplomacia y jardinería, guerra y diálogo o geopolítica y economía. “Toda la variedad, todo el encanto y toda la belleza que existe en este mundo está hecha de luces y sombras. Los dos guerreros más poderosos con los que se puede contar son la paciencia y el tiempo”, escribía Lev Tolstói en Guerra y Paz.
Lo primero fue la física.
Mi vida tiene etapas muy distintas. He tenido una vida de científico que me llevó a vivir seis años en Estados Unidos. Me doctoré y estuve un tiempo de profesor. Volví cuando se crearon las universidades autónomas. Hubo un intento del Gobierno de Franco para buscar gente que estuviera fuera. Yo volví a la Universidad Autónoma de Madrid con un doctorado y experiencia científica. Estuve en la universidad hasta la muerte de Franco.
El momento de la política.
Empezó la vida política más activa. Yo estaba en la clandestinidad, había sido expulsado de la universidad y tenía un gran interés por la vida política y la democracia española. Era del PSOE y me dediqué unos años a la política y a la universidad. Cuando se convocaron las elecciones, pedí una excedencia y entré en las listas. Repetí, ganamos y me fui al Gobierno. Estuve al frente de cuatro ministerios, fui el único que estuve todo el tiempo de la presidencia de Felipe González.
"No todo el mundo tiene la suerte y el privilegio de estar tan metido en política. Pude ver cómo cambiaban las vidas de los españoles. Fui muy feliz como ministro"
¿Qué es lo que más recuerda de los 90?
Después de ser ministro de Exteriores, me tocó el momento que España entraba en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Allí conocí a mucha gente y me pidieron los jefes de Estado de gobierno que fuera a la OTAN. Los americanos me insistieron mucho.
Fue secretario general de la OTAN en 1995.
Acepté, después de hablarlo con el partido y el presidente del Gobierno. No parecía fácil, pero me convencieron y me dijeron que no podíamos dejar pasar esa oportunidad.
Fue míster PESC en 1999.
De la OTAN pasé a la Unión Europea. Se empezaron a trabajar las relaciones internacionales y la seguridad. Se creó un alto puesto y me pidieron que lo ocupara. Estuve diez años como alto representante del Consejo para la Política Exterior y Seguridad Común de la UE. Volví ya casi jubilado.
¿Cuál fue su mayor aprendizaje?
¡Muchísimos! Viví la transición española en puestos de alta responsabilidad. No todo el mundo tiene la suerte y el privilegio de estar tan metido en política. Fue un momento de auténtica felicidad. Pude ver cómo cambiaban las vidas de los españoles y cómo tratábamos de hacerlo lo mejor posible. Cuando miro atrás, veo que hicimos cosas absolutamente extraordinarias que luego se han olvidado, pero allí están. Fuí muy feliz como ministro, especialmente en Educación y Ciencia y luego en Asuntos Exteriores.
"En Crimea y Donbass había mucha tensión, pero no pensé que Putin fuera a ocupar Ucrania. Se ha querido evitar por todos los medios que hubiera una confrontación entre Rusia y la OTAN"
Casi 30 años después… ¿Cómo ve el mundo?
Con gran preocupación. Le seré sincero: no esperaba que la posición de Vladimir Putin llegara a ser real, romper las fronteras y atacar un país soberano y de las Naciones Unidas en pleno siglo XXI.
¿Qué papel tiene que jugar Europa en la Guerra en Ucrania?
Un papel importante como el que está jugando. La confrontación se genera en 2014 entre Rusia y Ucrania porque Ucrania estaba negociando un acuerdo comercial con la Unión Europa. Parecía que no tenía ninguna dificultad y que todo saldría bien. Putin ya era presidente y le dijo al entonces presidente Viktor Yanukóvich que no firmara.
Y no firmó.
La gente de Ucrania creía que iban a dar un paso adelante con algunos contactos en la Unión Europea. El gran movimiento del Euromaidán acabó en una primera guerra. Al final, Rusia se quedó con Crimea y parte del Donbass. Había mucha tensión, pero no pensé que fuera a más hasta ocupar Ucrania. Quizás la respuesta que dimos a la toma de Crimea no fue todo lo dura que debería haber sido. Los acuerdos de Minsk nunca avanzaron de forma seria y ahora estamos en una guerra.
Le he oído pedir "cabeza fría". ¿Qué haría con Rusia y Ucrania si fuera secretario general de la OTAN o míster PESC?
Afortunadamente, la OTAN no está en guerra. Se ha querido evitar por todos los medios que hubiera una confrontación entre Rusia y la OTAN porque sería una guerra de grandes dimensiones. Incluso con riesgo de bombas nucleares. Ucrania está peleando con Rusia y nosotros estamos ayudando económicamente y militarmente a Ucrania y sancionando a Rusia. Este es nuestro papel junto con Estados Unidos. No hay choque entre la OTAN y Rusia.
Guerra, pandemia, crisis, cambio climático...
Hemos vivido una temporada llena de dificultades y sorpresas. Pasé la pandemia muy mal, fui de los primeros en caer en marzo. Un poco más y me voy al otro mundo. Lo pasé mal. La Unión Europea reaccionó bastante bien a la pandemia: ERTEs, préstamos, pedir dinero colectivamente al exterior... Europa hizo un esfuerzo importante de unidad e integración. Soy europeísta convencido y hemos dado un salto cualitativo en Europa aprovechando la tragedia.
"Soy europeísta convencido y hemos dado un salto cualitativo en Europa aprovechando la tragedia de la pandemia"
Firmó en 2017 un manifiesto por la unidad europea.
La Unión Europea tiene que ser la Unión Europea que teníamos pensada. Hay que avanzar en esa dirección. -
¿Falta diplomacia, consenso y diálogo en pleno siglo XXI?
Desde luego. Estamos en una situación muy baja respecto a lo que me gustaría. Hemos salido de un mundo de globalización y estamos yendo a pasos agigantados a la desglobalización. No me gusta y todavía me gustaría menos que pudiéramos llegar a tener dos mundos separados. Prefiero seguir trabajando en la vía de los acuerdos y la capacidad de trabar relaciones para resolver grandes problemas globales como la pandemia.
Y el cambio climático.
El cambio climático está allí y estamos en una guerra que tiene mucho que ver con la energía. Tenemos que ser muy cuidadosos y no olvidarnos de los temas vinculados al cambio climático. Necesitamos la energía y la fortaleza de todos. Creo en un mundo donde se pueda cooperar más, como hemos cooperado durante muchos años. Es verdad que la relación entre China y Estados Unidos tiene una tensión permanente y va a peor. Detrás nuestro siempre hay ese telón y en el escenario pasan todas estas cosas.
"Hemos salido de un mundo de globalización y estamos yendo a pasos agigantados a la desglobalización. Detrás nuestro siempre hay el telón de la tensión permanente entre China y Estados Unidos"
¿El conflicto es inherente al ser humano?
La historia de la humanidad es la de los cazadores y productores de trigo y alimento. Siempre hubo una cierta tensión en la lucha contra animales y hombres. La civilización es lo contrario, resolver problemas sabiendo que en la guerra se sufre mucho, se muere gente completamente inocente y se crean muchos problemas.
¿Las guerras son necesarias?
La guerra debería ser pasado y no futuro. La civilización debe ser capaz de resolver los problemas mediante diálogo, acuerdo y sentido común. Eso es lo que queríamos que fuera el siglo XXI.
Las guerras impactan y desestabilizan mucho la economía.
Muchísimo. Hemos salido de una casi guerra que es la pandemia donde no se destruye infraestructura, sino que se pierden vidas humanos. Se pone dinero para que la economía siga y la gente pueda vivir. Cuando se acaba la pandemia, coges la llave de la casa, la fábrica o la iglesia y todo sigue allí. Es como un gran paréntesis en el que mueren seres humanos pero no se destruye infraestructura. La guerra mata y destruye la infraestructura. Cuando se mezclan las dos cosas llegamos a una tragedia de grandes dimensiones con muerte, enfermedad y destrucción de la infraestructura. Parecía que íbamos a solucionarlo antes de que llegara la tragedia de Putin.
¿Qué peso tiene la industria armamentística?
No creo que en este momento el complejo industrial militar exista como antes. La tecnología ha cambiado mucho y la guerra es más sofisticada, aunque también puede ser mucho más cruel. En este mundo hay varias potencias mundiales, hay que tener cuidado con la potencia nuclear o el ciberespacio y evitar que entren en juego. Todo esto es nuevo y tiene consecuencias significativas en las guerras.
No quiero ser naif, pero creo que las cosas se pueden resolver y hemos resuelto muchas que podrían haber sido mucho más graves. Si no lo han sido es porque el factor humano y la diplomacia han jugado. La diplomacia es como la jardinería.
"La guerra mata y destruye la infraestructura. La civilización debe ser capaz de resolver los problemas mediante diálogo, acuerdo y sentido común"
Hay que regar la diplomacia.
Hay que cuidar la diplomacia cada día, por si sale una planta mal cortada. Todas las vías de diálogo tienen que estar siempre abiertas, nunca cerradas.
Un último consejo para las nuevas generaciones.
Que tengan entusiasmo y sean optimistas. Las cosas se pueden y se deben hacer bien para avanzar. Hay que tomarse la vida enserio, disfrutar y pensar que otros a los que hay que ayudar. La solidaridad es necesaria y hay que luchar contra la desigualdad. Para eso hay que ser seres humanos dignos, libres y orgullosos. Así seremos más completos y más felices.