Los tres memorándums de la apocalipsis yanqui
El Fiscal Especial persigue el presidente Donald Trump y se apunta que el dinero de su campaña provienen del Kremlin vía un banco europeo y el NRA
El presidente Donald J. Trump pasa sus horas más difíciles de acá que llegó a la Casa Blanca. La victoria de los demócratas en los pases midterms ha abierto vía porque el Fiscal Especial Robert Mueller III acelere el KremlinGate y este mes Mueller ha publicado tres memorándums sobre Paul Manafort (la cabeza de campaña), Michael Flynn (la exassessor de seguridad nacional) y Michael Cohen (la exadvocat personal del presidente) que ha provocado un auténtico terrabastall en la política americana. Los problemas para el presidente Trump no acaban aquí porque Maria Butina ha confesado ser una espía del Kremlin y cooperará con la justicia americana, cosa que expondrá notablemente algunos compañeros de viaje del presidente.
Memorándums contra Trump
El primer memorándum que fue publicado por la oficina de Mueller fue lo de Michael Flynn. Flynn -un general tres estrellas retirado- trabajó sólo durante tres semanas en la Casa Blanca y ha admitido que mintió al FBI y ha aceptado cumplir una condena simbólica a cambio de colaborar con el Fiscal Especial Mueller.
La semana pasada las cosas empeoraron notablemente para el presidente Trump con la publicación de dos memorándums más: el de Paul Manafort y el de Michael Cohen. Paul Manafort, imputado en varios procesos judiciales, llegó a un acuerdo con Mueller en la primera instrucción. Según el memorándum, Manafort mintió el Fiscal Especial -espoleado por las declaraciones del presidente Trump donde decía que se planteaba indultar Manafort gracias a su lealtad- y, además, mantuvo el contacto con el Despacho Oval pasando información en relación a Robert Mueller. Además, Manafort ha mantenido contacto con Konstatin Kilimnik, un operativo de la inteligencia rusa en activo, a pesar de estar imputado por el Departamento de Justicia por su rol en las pasadas elecciones americanas de 2016. Los 69 años de Manafort y la cantidad y calidad de delitos por los cuales ha sido acusado hace pensar que morirá en prisión.
"Donald Trump ha puesto ya los dos pies al infierno y morirá en la prisión luego que abandone la presidencia de los Estados Unidos"
El tercer memorándum, el del exadvocat personal del presidente Trump Michael Cohen, es el que más incrimina al presidente Trump, puesto que Cohen ha colaborado con Mueller y ha explicado que desde noviembre de 2015 hasta la campaña ha colaborado con un representante del Kremlin que llegó a ofrecer sinergias políticas para la campaña del presidente Trump. Cohen ha explicado también que durante esta época estuvo en contacto con los ejecutivos de Torre Trump y que ha acumulado evidencias sobre estas actuaciones. A pesar de que la reacción del presidente Trump fue decir que el memorándum demuestra que no existe colusión entre Donald Trump y el Kremlin, el cierto es que una lectura superficial es suficiente para entender justo el contrario. El miércoles Michael Cohen fue condenado a tres años de prisión todo y el acuerdo de colaboración con Mueller, pero el más relevando fueron las declaraciones del abogado de Cohen, que amenazó veladament al presidente Trump con explicarlo absolutamente todo si no hay salida para Cohen -es decir, un indulto.
Parece evidente que el presidente Trump necesita un acuerdo con Bob Mueller para resolver de alguna manera esta situación tan compleja. Los comentaristas legales de FOX, el canal de TV que apoya plenamente a Trump, ya no lo defienden como antes y hace días que explican que si no fuera porque es presidente, Trump haría tiempo que estaría imputado y, quizás, incluso condenado. Además, el que será la nueva cabeza de la Comisión de Inteligencia del Congreso, Adam Schiff, ha explicado que el presidente Trump será imputado y juzgado enseguida que abandone el cargo y que los Demócratas aprovecharán a partir de enero su mayoría al congreso para hacer subpoenas al presidente Trump -subpoenas es la potestad del Congreso para requerir documentación como si fuera un juzgado-, cosa que permitirá ampliar la investigación y acelerarla notablemente.
Una espía rusa y dinero a la NRA
A pesar de que todo el que los explico los puede sugerir que Robert Mueller es el problema de Donald Trump, el cierto es que esto probablemente no es cierto. El principal problema del presidente Trump se llama Vladimir Putin que, a pesar de todo, no ha conseguido aligerar las sanciones económicas y, por lo tanto, empieza a presionar el presidente Trump. En este sentido va el movimiento de Maria Butina, que se declaró culpable hace unos días de ser una agente encubierta del Kremlin y colaborará con el juez para reducir la pena de prisión. El Departamento de Justicia ha demostrado que Butina pagó viajes de algunos electos republicanos en Moscú y que los proporcionó financiación a través de una organización defensora de las armas -presuntamente la NRA- hasta convertirse entre la intermediaria entre la campaña del presidente Trump y el Kremlin.
El contacto de Butina es el gobernador adjunto del Banco Central de Rusia, Alexander Torshin, muy cercano a Putin a la vez que mantiene una relación sentimental con un pescado gordo de los republicanos y de la Asociación Nacional del Rifle (NRA): Paul Erickson. El Departamento de Justicia tiene pruebas físicas que demuestran que Butina, a través de un americano -presumiblemente Erickson-, hizo un acuerdo diplomático con Torshin para reducir o anular las sanciones económicas en Rusia. La actividad de Butina en los Estados Unidos ha sido financiada por un oligarca ruso cercano a Vladimir Putin. El rumor que circula por Washington es que dentro de este acuerdo, Torshin habría podido usar el Banco Central de Rusia para enviar dinero para la campaña de Donald Trump a través de un banco europeo y la NRA.
"El dinero de la campaña de trump habrían venido del Kremlin a través de un banco europeo y la NRA"
Si el juez consigue demostrar estos hechos -o si Butina los confiesa aportando las pruebas- no duden que tanto el banco como la NRA lo tendrán muy difícil para sobrevivir y, ni que decir, la amenaza sobre el presidente Trump es muy explícita. No es ningún secreto para nadie que Donald Trump ha puesto ya los dos pies al infierno y que morirá en la prisión luego que abandone la presidencia de los Estados Unidos. La duda es si los republicanos se querrán hundir con él o si, por el contrario, aceptarán salvarse a cambio de echarlo de la presidencia. Donald Trump ya ha llegado a las puertas del infierno.