Qué ha pasado con la miel de verdad?
El producto artesanal y de supermercado se diferencian por el proceso de pasteurización y añadidos, pero a simple vista cuesta de diferenciarlos
Sabes que compras cuando te llevas un bote de miel de flores del supermercado? No es la misma que la que puedes encontrar de encina o de romero en una feria, o la cruda que podrías ver en una tienda de productos de proximidad. Todo sale del néctar de las flores que recolectan las abejas y elaboran en la colmena, pero el proceso no siempre es el mismo. Y mucho menos cuando la mano humana tiene una incidencia clara en el proceso. Por lo tanto, podrías decir con certeza que compres miel de verdad?
Cómo se extrae la miel?
La miel que las abejas recolectoras han depositado en la colmena se mantiene adentro durante una temporada para que las compañeras que trabajan reduzcan su grado de humedad. La van llenando a cada uno de los agujeros y, una vez llenos, los tapan con cera para que la miel madure. El tiempo varía en función de las temperaturas y la propia humedad del entorno.
La acción humana interviene cuando este edulcorante natural ya está listo. Lo que se hace es sacar la tapa de las celdas y extraer el zumo a través de un proceso de centrifugado. Los paneles quedan limpios y así el circuito empieza de nuevo. Pero en paralelo hay un segundo sistema de extracción que consiste a poner los paneles en una prensa, pero se utiliza poco porque acaba destruyéndolos y no se pueden reutilizar.
Con la miel extraída, se filtra y se deja reposar para quitar las impurezas que tenga y envasarla. Teóricamente, este producto ya está preparado para ser tomado y aguantar durante años en buen estado. De este modo, se obtiene una miel artesana que se diferencia de la industrial porque la segunda se somete a un proceso de pasteurización que sobrepasa los 80º de temperatura y destruye parte de sus propiedades.
La industria ha adulterado la miel para abaratar costes con azúcares artificiales
Además, en el procedimiento industrial se acostumbran a añadir agua, azúcares, glucosa y jarabes para evitar que la miel se solidifique. Un mecanismo que también abarata costes porque aumenta el volumen del producto con ingredientes artificiales en detrimento de la miel pura.
Una larga tradición, pero con la cera
Catalunya tiene una larga tradición en la producción de miel y cuenta con gran número de variedades gracias a la diversidad climática y orográfica en todo el territorio. Sin embargo, no es una de las principales regiones del Estado en cuanto al volumen.
Según los últimos datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, el 2017 la producción de este dulce cayó un 6,03%. En este periodo se obtuvieron 29.147 toneladas de producto, unas 2.000 menos que el año anterior. Al frente de su extracción se encuentra Andalucía, con 7.377 toneladas, seguida de la Comunidad Valenciana con 5.844 toneladas y de Extremadura con 4.301 toneladas.
Andalucía es la principal comunidad extractora de miel con más de 7.000 toneladas, mientras que Catalunya destaca por la producción de cera con 321 toneladas
Ahora bien, Catalunya es líder en obtención de cera con 321 toneladas, roce muy cerca con las 320 toneladas de Andalucía. En casa nuestra, pero, es donde se registra el número más elevado de colmenas dedicadas a la cera, unos 15.300.
Miel española en todo el mundo
La China es el principal productor de miel al mundo. Los datos de la Unión Europea respeto el 2016 muestran como el país asiático movió 502.614 toneladas de esta edulcorante, mientras que la UE produjo 237.549 toneladas y Turquía, 105.532 toneladas.
Dentro de los países europeos, el Estado español es uno de los que más destaca por su aportación al mercado apícola con más de 20.000 toneladas anuales. Pero a pesar de que la Unión cuenta con una gran producción propia, todavía tiene que recibir más de 200.000 toneladas provenientes de la China, Ucrania, Argentina y México. Y también exporta: unas 20.000 toneladas en Suiza, Arabia Saudí, el Japón, los Estados Unidos y Canadá.
España es uno de los principales productores de la UE, que cuenta con un mercado fuerte, pero que no puede competir con el exterior
Tal como denuncia la UE, los elevados costes de producción hacen que los apicultores autóctonos no puedan competir con la miel importada. Por este motivo, el mercado local no puede competir con el producto exterior, pero tampoco es bastante fuerte para hacerse un lugar al exterior. De media, un kilogramo de miel importado a la UE el 2016 costaba 2,23 euros, mientras que un kilogramo del endolcidor natural exportado tenía un precio de 5,69 euros.
Encontrar miel de proximidad
Los datos del Idescat del 2017 sitúan Tarragona como la principal zona en producción de miel. Sus 850.376 kg representan el 44% del producto catalán, muy lejos del 26% que aglutina Lleida. El resto se reparte de manera prácticamente igualitaria entre Girona y Barcelona. En total, el Principado produjo 1.925.382 kg de miel durante este periodo.
El pueblo con mayor número de colmenas al territorio es Perelló, en el Baix Ebre, con cerca de 19.500. Allá se trata el 25% de la miel de toda Catalunya. Allá podemos encontrar marcas como Casanova Borrell, Casa Blai, Miel del Abuelo Lluís, Miel y Aceite Piñol, Múria, Llaó, Miel de Perelló o Rossend Margalef.
El Perelló, en el Baix Ebre, es la localidad con más producción de miel de Catalunya y concentra el 25% del total
A los lineales del supermercado podemos encontrar fácilmente miel catalana. Precisamente Múria y Alemany son buenos ejemplos, pero también de la Granja San Francisco. Esta última cuenta con una trayectoria de más de 80 años y con un origen en Barcelona, a manso de José Ignacio Ferrer y José María Ventura, fundadores de Nutrexpa.
Si nos fijamos en las marcas blancas, sólo un supermercado envasa miel catalana: Bon Preu. En este caso, se trata de la gama bio y va a cargo de Mel Alemany. En los productos estándar, no se especifica la compañía que lo procesa.
En el resto de cadenas, sobresalen los productores valencianos: Reina Apícola Levantina, Apisol o Diamir . Un hecho comprensible si se tiene en cuenta que el País Valencià es el segundo productor en el Estado español.
Las marcas blancas de las cadenas de supermercados comercializan, sobre todo, miel envasada en el País Valencià
A pesar de que se pueda saber con certeza la localización geográfica de la envasador, esto no asegura que la materia prima tenga el mismo origen porque no es obligatorio especificar de donde viene.
Pero a esta problemática hay que sumar una segunda: los apicultores critican que la Norma de Calidad de la miel en España es muy blanda, puesto que permite que a pesar de que el producto contenga únicamente un 5% de producto nacional, la etiqueta pueda especificar "mezcla de mieles UE – no UE". De este modo, un edulcorante natural que esté hecho con un 95% de materia prima de Asia y un 5% de Europa, podrá informar así. Una práctica que siguen buena parte de las grandes compañías.
Para el consumidor que quiera adquirir producto 100% de proximidad, la mejor opción siempre será buscar marcas que lo puedan certificar u optar por pequeños elaboradores.