¿Qué nos enseña la riada de Valencia?
Se necesitan infraestructuras para afrontar el reto climático, para proteger las ciudades y para proteger los cultivos
Valencia, Murcia y Almería han sido las áreas más afectadas por la presente gota fría. Las imágenes de agua desbocada, puentes rotos como si fueran de juguete, coches amontonados, granizadas destructoras, tornados... son impactantes. Pero, sobre todo, lo más triste, la peor noticia, 95 muertos o muchos más... Es hora para la reflexión. Quizá para repetir lo que ya se ha dicho, pero hay que hablar de ello.
Hoy es buen momento para recordar el acierto del informe Stern que cambió las ideas sobre el cambio climático. El calentamiento global dejaba de ser un problema meramente de temperaturas sino que, tal y como predijo, se convertiría en un problema de costes. Ahora ya tenemos los costes.
Estamos en el Mediterráneo y sabemos que tenemos una bomba geo-climática capaz de hacer mucho daño. Hemos tenido episodios graves. Hay que recordar el aguacero del 25 de septiembre de 1962 en el Vallès con un balance de unos mil muertos. Después de la tragedia se construyeron unas grandes infraestructuras de canalización de torrentes y ramblas, donde casi no pasaba agua, sin embargo, el aguacero de 1962 nos había explicado qué podía pasar. Hoy sabemos que gracias a estas infraestructuras hemos salvado el Vallès Occidental de otras avenidas que ha habido. Es un ejemplo a seguir. Se necesitan infraestructuras para afrontar el reto climático, para proteger las ciudades y para proteger los cultivos. Entre otras cosas, habrá que construir estructuras más sólidas y resistentes para la agricultura. Incluso, habrá que proteger casas y coches. No podemos perder invernaderos, techos de casas y vehículos en cada granizada. Y eso son muchos costes. Pero también tendremos que repensar dónde construimos las casas y las industrias.
Se necesitan infraestructuras para afrontar el reto climático, para proteger las ciudades y para proteger los cultivos
La gran riada de 1962 fue la riada de la miseria. Las víctimas eran inmigrantes pobres que habían construido sus barracas en los terrenos que no quería nadie, junto al río. Las víctimas actuales son el resultado del agravamiento de los daños del cambio climático y de la insuficiente conciencia del riesgo que supone el cambio climático. En este caso no se puede decir que no se había advertido desde los servicios meteorológicos. Pero, quizás, los avisos desde los servicios administrativos fueron más lentos de lo que convenía. Aun así, la gravedad de la avenida era difícilmente controlable.
Otro aspecto a controlar es el buen estado de los cauces de los ríos y rieras. El reconocido experto Ignasi Servià explica cómo la caña americana, que crece muy deprisa, impide una buena evacuación del agua en una avenida torrencial. Él me informa de actuaciones de limpieza de caña que han sido impedidas con argumentos medioambientalista. Estamos situados en situaciones de riesgo y no es buen momento para purismos exagerados, donde la causa que se quiere defender está provocando un daño mayor.
No es el momento de eliminar embalses, sino de buscar nuevas maneras de crear reservas de agua y aprovechar las avenidas de agua sobrante que va al mar
Otro tema del que hay que hablar es de la esquizofrenia climática que va de la sequía a la inundación. De hecho, el calentamiento global, que es evidente, no va acompañado de la misma evidencia en menos pluviometría, pero sí con más irregularidad. La irregularidad de las precipitaciones, pero la existencia de las mismas, nos debe hacer insistir en las reservas. No es el momento de eliminar pantanos, sino de buscar nuevas maneras de hacer reservas de agua y aprovechar las avenidas de agua sobrera que va al mar. Tal y como dice el propio experto Ignasi Servià, recuperar el agua del mar con desaladoras es mucho más caro que aprovechar el agua que regalan las lluvias. El agua de los temporales irregulares deben proveer pantanos. Sin embargo, también pueden servir para realimentar los acuíferos. Hay que diseñar las infraestructuras para hacerlo, los finales de torrenteras pueden ser una vía en esta dirección. Hay que ser conscientes de que los acuíferos son un reservorio oculto de agua con grandes capacidades.
Finalmente, hay que saber que el agua de lluvia es un recurso escaso que no cae de manera uniforme. Vale la pena insistir en el cariz público del agua y abrir mentalidades sobre el dominio de este bien. El agua abundante en un lugar no debería poder impedir su uso en otros lugares donde se necesite. Las crecientes dificultades en el recurso de agua requieren abordar la interconexión de cuencas que permita dar salida a situaciones extremas de sequía desde las cuencas que tengan agua en abundancia.
Anna Pally, responsable de vigilancia tecnológica del IRTA, dice hoy: "Tristemente, en días como hoy empezamos a entender qué quiere decir esto de transgredir los límites planetarios y lo que puede suponer destruir el corredor de la vida. Todavía estamos a tiempo de cambiar la trayectoria, pero el tiempo se acaba". El corredor de vida es la franja de pocos grados de temperatura fuera de los cuales la vida es imposible. Además, el camino de salida del corredor de la vida puede estar lleno de dolor. Y estamos yendo por este camino.
Mientras tanto, Donald Trump se ríe del cambio climático y muchos americanos lo votan.