El gobierno del nuevo presidente de la Generalitat, Salvador Illa, ha recuperado la división entre agroalimentación y medio ambiente. El gobierno anterior había fusionado estas dos áreas en la Conselleria d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural. Yo mismo fui un firme defensor de la unión de ambos ámbitos de actuación. Sostenía que medio ambiente (territorio) y agricultura debían tener una sola voz. Por el contrario, veníamos de una historia llena de contradicciones y desaciertos vinculados a la separación de ambos temas. Desde la separación se creaban leyes contradictorias, lo que causaba desconcierto a quienes debían cumplirlas y generaba un gran despilfarro de recursos e infraestructuras. El ejemplo más grave, heredero de esta separación, es el desarrollo del Canal Segarra-Garrigues.
El gobierno tripartito PSC, ERC, ICV había asignado a Iniciativa per Catalunya (ICV) la conselleria de Medi Ambient, y el partido que se autodenominaba ecologista convirtió el fracaso de esta importante infraestructura en uno de sus grandes objetivos políticos. Su posición en este tema, como interlocutor del gobierno frente a Bruselas, le ofreció la posibilidad de actuar con eficacia: se ampliaron las ZEPA hasta el 42% del área regada (un hecho sin precedentes mundiales) y se escogieron las mejores tierras para la ubicación de las ZEPA. El resultado ha sido la pérdida de los potenciales tan necesarios para mejorar el grado de autosuficiencia y desarrollar el territorio.
Podemos enfrentar energía contra alimentos o establecer estrategias integrales desde una visión holística
La producción de alimentos se basa en la gestión de la naturaleza. Esta gestión puede hacerse bien o no tan bien. Pero no es posible producir alimentos sin gestionar la naturaleza y, por lo tanto, no se pueden producir alimentos sin incidir en temas medioambientales y en la biodiversidad. El regadío acapara el mayor uso del agua. Se puede regar de manera eficiente o no tanto. Pero el agua es la materia prima para que podamos alimentarnos. La energía renovable, proveniente del sol, es la misma que utilizan las plantas para realizar la fotosíntesis. Podemos enfrentar energía contra alimentos o establecer estrategias integrales desde una visión holística. El cambio climático es el principal problema que hoy ocupa la agenda global. La agricultura es una de las principales víctimas y también una de las culpables, pero sobre todo es una de las principales herramientas para mitigarlo.
Hoy, estos dos ámbitos estarán separados, los riesgos de disfunciones existen, pero estarán en manos del mismo partido. El gobierno se convierte así en garante de los equilibrios entre temas que tendrán actores enfrentados (ecologistas frente a agricultores, industriales, del sector alimentario y forestales). Deseamos que el matrimonio político entre Silvia Paneque (consellera de Territori, Transició Ecològica i Habitatge) y Òscar Ordeig (conseller d'Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació) funcione y tenga larga vida.
Una agenda crítica y urgente
A las dos consejerías no les faltará trabajo. Con humildad y reconociendo la complejidad del tema, señalo algunas de las prioridades que debería abordar este gobierno en los ámbitos mencionados.
1. El reto de las energías renovables
Un reto que nunca debe realizarse en contra de la producción de alimentos. La energía eólica marina es una opción principal. Las alternativas que no compitan con la alimentación deben priorizarse. En este punto es conveniente recordar que en el último debate sobre agricultura en el Parlament de Catalunya, el PSC presentó una propuesta para prohibir la instalación de paneles solares en tierras de regadío. Debemos esperar que el nuevo gobierno, con seriedad, cumpla con esta propuesta aprobada por el Parlament a iniciativa del PSC. La legislación permisiva del gobierno anterior sobre este punto se basaba en la suma de tres intereses: las compañías eléctricas que ven en los terrenos de regadío el mejor sitio para la fotovoltaica (terrenos planos, cercanos a ciudades que el regadío ha generado), los agricultores propietarios a quienes se les ofrece una renta sin riesgos, y los municipios, también, como fuente de ingresos. En este punto, es importante recordar que el gobierno, más allá de las eléctricas, los agricultores y los municipios, es el gobierno de Catalunya, y este país debe tener el suministro alimentario como una prioridad estratégica. No podemos destruir una infraestructura crítica por la suma de intereses particulares.
El gobierno, más allá de las eléctricas, de los agricultores y de los ayuntamientos, es el gobierno Catalunya y tiene que tener el abastecimiento alimentario como una prioridad estratégica
Al mismo tiempo, es necesario abrir las puertas a formas de obtener energía más compatibles, como la fotovoltaica flotante y la agrivoltaica, pero sobre todo, la eólica y la eólica marina. Catalunya debe decidir entre tener un paisaje que el cambio climático destruirá o frenar el cambio climático con eólica marina, aunque no guste en el Empordà. Pero para resolver este nudo se necesitan gobiernos valientes. Esperamos que lo sean.
2. La sequía
La sequía periódica, más frecuente e intensa, como manifestación aguda del cambio climático, ha llegado para quedarse. Entre sus consecuencias están las dificultades para atender la demanda de agua para los diversos usos. Además, está poniendo en riesgo la conservación de nuestro patrimonio verde y nuestro paisaje. Sobre este tema es de gran interés el trabajo que están realizando los colegios profesionales (camineros, industriales, agrónomos y economistas), que están elaborando un paquete coherente de propuestas. No obstante, el problema de la sequía es la puerta de entrada a un tema de fondo más grave, que es el cambio climático. Será necesario prestar la máxima atención a las medidas para mitigarlo.
3. Modernización del regadío
Este tema no puede demorarse más. Se puede regar con menos agua y con el agua sobrante se pueden regar más tierras. Necesitamos producción de alimentos, de la cual somos seriamente dependientes. Es necesario actuar aportando recursos, pero también con indicadores que faciliten la comprensión del problema. Una medida prudente pero eficaz podría consistir en instalar un contador en todas las salidas del regadío a manta actual. La información abriría mentalidades. Es necesario actuar, no esperar.
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4. ACA y regadío
Deben mejorar las relaciones entre la Agència Catalana de l’Aigua (ACA) y los regantes. Es absurdo y sin sentido que los órganos de coordinación de los regantes, los principales usuarios de agua, no tengan representación en este organismo.
5. La agricultura y ganadería de precisión
El regadío moderno permite la agricultura de precisión, donde las tecnologías digitales se alían con la producción agrícola para producir de manera más eficiente y, por lo tanto, más sostenible. Este es un salto que ya se está produciendo, y es necesario impulsarlo y apoyarlo.
6. Deyecciones ganaderas y biogás
La fertilización orgánica ha tenido una regulación importante en el decreto 153/2019, de 3 de julio, pero es necesario avanzar más. Por un lado, hay que recuperar la calidad de los acuíferos y de los suelos agrícolas, y por otro, recuperar el valor de las deyecciones en bio-refinerías que aprovechen el biogás y puedan recuperar otros productos orgánicos de interés.
7. Tecnología
La tecnología se está convirtiendo en una herramienta de progreso en los distintos ámbitos de actuación. En este aspecto, Catalunya tiene mucho que ganar con la estructura cooperativa de investigación, desarrollo tecnológico e innovación en torno al IRTA y la red universitaria. Mantener y reforzar esta estructura y su talento asociado es fundamental. Al mismo tiempo, es necesario conservar su estrecha vinculación con el día a día de la dinámica de producción de alimentos.
8. Cooperativas
La tecnología es una herramienta imprescindible, pero a la vez exige una dimensión adecuada. La tecnología hace que las empresas sean más pequeñas y aumenta la dimensión mínima eficiente de estas. Lograr una mayor dimensión es un objetivo para ganar competitividad en un mercado global. Para alcanzar este objetivo, la cooperación se convierte en el mejor aliado para sumar sin perder la fuerza de cada unidad, y para articular armónicamente lo local y lo global.
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9. Agricultura en dificultad
Catalunya cuenta con una agricultura emergente en diferentes espacios y sectores, pero en gran parte, su territorio es hostil para la agricultura. El 50,5% de este tiene más de un 20% de pendiente, hay una pluviometría irregular y escasa, y el cambio climático está atacando duramente su producción. No obstante, necesitamos que la agricultura se mantenga en todas partes. La agricultura es el mayor garante de la vitalidad poblacional. La actividad agrícola y ganadera mantiene los vínculos con las tradiciones, la cultura rural y el paisaje. Además, defiende la infraestructura verde de bosques y pasturas como garantía de biodiversidad.
La actividad agrícola y ganadera retiene los vínculos con las tradiciones, la cultura rural y el paisaje
Para asegurar la viabilidad de esta agricultura en dificultad, es necesario impulsar estrategias de calidad diferenciada y valor añadido, apoyar los mercados de proximidad y reforzar los vínculos con los servicios turísticos y medioambientales. Asimismo, hay que ofrecer apoyo específico a la misma dificultad, un costo que la sociedad debe asumir en compensación por el bien público de mantener los bienes públicos que aporta en el equilibrio natural y territorial.
10. La gastronomía como aliado
Catalunya es la Región Mundial de la Gastronomía 2025. Este es un hecho importante al que hay que dar el máximo apoyo. La gastronomía y la calidad de nuestros productos se articulan en simbiosis con el prestigio merecido de nuestra cocina y cocineros. Agricultores y cocineros suman y dan solidez a la riqueza y diversidad de su oferta alimentaria, que se identifica con un paisaje igualmente infinitamente diverso y de gran belleza natural. Detrás de esta apuesta se articula el turismo, la agricultura en dificultad y la vitalidad de todos los pueblos y micropueblos de Catalunya.
11. Contra la burocracia
La agroalimentación es un sector muy complejo. Como vector de nutrición y salud, está sometido a una vigilancia estricta para garantizar la seguridad sanitaria de sus productos. Algo que debería ser más conocido y respetado desde el entorno urbano. Esto exige una serie de controles, pero es necesario dar un salto positivo en la burocracia que acompaña estos controles. Esta es una tarea que debe realizarse en conjunto con el Estado y la Comisión Europea. Sin embargo, es una tarea posible, ya que las herramientas digitales ofrecen vías de control sin la participación del trabajo del usuario. Este es un capítulo de vital importancia que requiere un debate práctico y solucionador.
Quitar la ideología de la producción de alimentos y sustituirla por el respeto
El nuevo gobierno tiene la tarea esencial de recuperar el valor de nuestra agroalimentación, el principal sector productivo de Catalunya. Este sector está conformado por la agricultura, la ganadería, la pesca, la actividad forestal, la industria y la distribución alimentaria. Todas estas partes son necesarias y forman un conjunto integral.
Todos los consejeros deberían conocer la importancia del primer sector de Catalunya y el respeto que merece
Un consejero de un gobierno anterior (no relacionado con la agroalimentación ni con este gobierno) me respondió hace tiempo que, debido a la poca importancia del PIB de la agricultura, no pensaba preocuparse por ella. Este consejero no había leído las estadísticas, pero un desprecio hacia esta categoría no debería ser posible. El consejero de salud, de empresa, de presidencia, de derechos sociales o de deportes, es decir, todos los consejeros, deberían conocer la importancia del primer sector de Catalunya y el respeto que merece. Un respeto que ha faltado en ciertos ámbitos de la sociedad catalana
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La relación entre el mundo rural y la ciudad urbana ha evolucionado desde la separación y el desconocimiento hasta la coincidencia. Hoy en día, la sociedad urbana está físicamente más cerca del campo, donde tiene la segunda residencia o, recientemente, la primera residencia o el espacio recreativo. Desde esta nueva proximidad, se opina sin ningún esfuerzo previo de formación e información. Desde esta perspectiva, se ha dibujado un mundo ideal o paradigma de la bondad en el que solo existen pequeñas explotaciones normalmente inviables, que son trabajadas por agricultores heroicos, dedicando sobreesfuerzos y vida a un entorno bucólico que supuestamente lo justifica.
Así, pocos (y menos los políticos) se atreven a salir de la zona de confort del espacio políticamente correcto
En este modelo agroalimentario “ideal” no cabe la gestión forestal, los invernaderos, el regadío, la ganadería intensiva, las vacas, las granjas (a las que llamamos macrogranjas), la producción cárnica, las industrias agroalimentarias, Mercabarna, las grandes distribuidoras de alimentos, ni la exportación de alimentos. El mundo agroalimentario se divide, así, en buenos y malos. Mientras tanto, una serie de desinformaciones alimentan el rechazo hacia conceptos y realidades consideradas fuera del modelo idealizado.
Este modelo utópico, pero bucólico, ha ocupado un importante espacio cultural en nuestra sociedad hasta el punto de que contradecir este modelo nos hace parecer extraños, y nadie quiere ser extraño. Así, pocos (y menos los políticos) se atreven a salir de la zona de confort del espacio políticamente correcto. En este espacio de confort, no hay vacas que generen metano, ni cerdos que huelan mal, ni carne, ni embutidos, ni industrias... Recientemente, se ha puesto de moda escribir libros que ensalzan los valores de paraísos inexistentes y menosprecian las formas más reales de producir alimentos.
Una persona informada no puede entender que alguien diga que el regadío es un atentado ecológico, o que talar árboles del bosque para muchos usos posibles sea una agresión a la naturaleza, o que debamos cerrar todas las granjas intensivas de Catalunya, o que sea una barbaridad exportar melocotones. Un agricultor tampoco puede entenderlo. Como no lo entiende, le gustará más escuchar que su trabajo es importante, como realmente lo es.
No es sorprendente que la extrema derecha busque la consejería de agricultura en lugares donde tenga la posibilidad, ya que le estamos cediendo la realidad del mundo agroalimentario
Cuando la realidad está fuera de la zona de confort y la negamos, cedemos la realidad a otros. Estos otros pueden decir sin ningún tipo de contención cosas de sentido común: que el regadío es imprescindible para nuestra alimentación, que la ganadería intensiva ha sostenido un territorio difícil como el catalán, que la carne es un alimento potente. Pero también pueden decir que el cambio climático no existe y que la política social es una tontería, que los inmigrantes son un gran peligro. Si tememos la realidad, cedemos el terreno a quienes pueden contar mentiras. No es sorprendente que la extrema derecha busque la consejería de agricultura en lugares donde tenga la posibilidad, ya que le estamos cediendo la realidad del mundo agroalimentario.
Con este escrito he expresado algunas opiniones como ciudadano y, como tal, tengo el derecho de hacerlo. Me gustaría que el gobierno actual las leyera y las valorara. Sería deseable un gran cambio en la forma de tratar el equilibrio entre agroalimentación y medio ambiente. Cuando una realidad (por ejemplo, la biodiversidad, los bosques, etc.) se convierte en intocable, todos los excesos son posibles, y en Catalunya ha habido excesos. Para abordar la transformación verde actual no debe haber pereza, pero tampoco excesos idealistas. En Catalunya nos merecemos un gobierno que adopte el realismo en sus propuestas de futuro.