Talgo, un clásico en la diana
La empresa está en riesgo de recibir una OPA del 100 % del capital por parte de un grupo húngaro
El pasado 6 de octubre explicamos aquí que Telefónica tenía muchos números para que el 10% de su capital acabara en manos de una compañía árabe, en concreto Saudi Telecom Company, una sociedad de carácter mayoritariamente público. Las dudas sobre el desenlace de la operación, que dependía de que los árabes ejecutaran opciones de compra en su poder para llegar al 9,9% del capital, todavía no se han desvanecido y apenas se inicia un laberinto normativo para decidir en que quedará la operación. Todavía bajo los efectos de esta noticia, ahora otra empresa española de toda la vida, la ferroviaria Talgo, es la que ocupa los titulares de la prensa económica. A pesar de que hay un velo de misterio sobre la situación real, parece que Talgo está en riesgo de recibir una OPA del 100% del capital por parte de un grupo húngaro. La oferta está rodeada de misterio porque ni siquiera hay la certeza sobre quién es la empresa que supuestamente se ha propuesto tomar el control de Talgo; algunos medios aseguran que se trata de una empresa dedicada a la fabricación de trenes, Dunakeszi Jarmüjavító, que pertenece al grupo de transporte Magyar Vagon (por cierto, Dunakeszi es el nombre de una ciudad en la ribera del Danubio, río que en húngaro se llama Duna, mientras que Jarmüjavító quiere decir literalmente "reparación de vehículos").
Según dicen los rumores, la oferta sería de 5 euros por acción, cuando justo antes de aparecer estas noticias la firma ferroviaria cotizaba por debajo de 4 euros (estaba a 3,9 euros el miércoles 15). No solo existe prima sobre el precio de mercado, sino que el diferencial también está sobre el precio objetivo (precio teórico de la acción según los números de la compañía) que fijaban los analistas, que rondaba los 4,6 euros. La oferta de 5 euros implica que el valor de Talgo, del total de la empresa, sería de 630 millones de euros.
La oferta está rodeada de misterio porque ni siquiera hay la certeza sobre quién es la empresa que supuestamente se ha propuesto tomar el control de Talgo
Hemos manifestado a comienzos del artículo que Talgo es una empresa española, pero ya sabemos que aquí siempre hay matices, y es que sus principales accionistas son extranjeros: el 40% del capital pertenece al fondo americano Trilantic Capital Management, un vehículo inversor con sedes en Estados Unidos y Europa. Quizás a algún lector este nombre le suena. Hablamos de ellos hace muy poco, el pasado 21 de julio, en el marco del artículo sobre el grupo Pacha (Trilantic habían sido propietarios entre el 2017 y este 2023). El segundo máximo accionista de Talgo, de momento, es Ana Patricia Torrente Blasco (5%), a través de la firma de inversión Torrblas, una sociedad familiar que invierte en infraestructuras, energía, sector agroalimentario, bienes de consumo e inmobiliario.
A pesar de todo, la huella española en Talgo es profunda, básicamente por razones históricas. La empresa fue fundada el 1942 por los ingenieros Alejandro Goicoechea Omar y José Luis de Oriol y Urigüen, vascos los dos. En el nombre de la marca aparece la principal innovación que aportó este tren, así como una referencia a los apellidos de los inventores, porque Talgo quiere decir exactamente Tren Articulado Ligero Goicoechea Oriol. Sus características singulares abrieron la puerta al transporte ferroviario a velocidades elevadas (en 1944 ya consiguió llegar a los 135 km/h). Uno de los fundadores, Oriol, pertenecía a una de las grandes familias norteñas de España, lo que ha hecho que la empresa siempre haya tenido relación con las élites. Prueba de esto es que, hoy en día, el primer ejecutivo es Gonzalo Urquijo Fernández de Araoz, además que José María de Oriol Fabra figura entre los principales ejecutivos y también en el consejo de administración (es descendiente del fundador y de la familia catalana Fabra i Puig). El presidente de la compañía también tiene un apellido familiar, porque es Carlos de Palacio Oriol. Históricamente, el principal cliente de Talgo ha sido siempre la empresa pública Renfe.
Hay que destacar que Talgo es una empresa muy internacionalizada, con clientes y filiales en todo el mundo
En cuanto a las cifras de negocio, Talgo facturó el último ejercicio cerrado (2022) 469 millones de euros, una cifra no representativa de sus números habituales porque los problemas en la cadena de suministro afectaron con fuerza a la empresa (esta facturación era un 15% inferior a la del año anterior y está muy por debajo de los 600 millones esperados para el 2023). Con estos guarismos resultó imposible entrar en el terreno de los beneficios, de forma que la compañía se quedó con un saldo positivo de poco más de un millón de euros. Hay que destacar que Talgo es una empresa muy internacionalizada, con clientes y filiales en todo el mundo.