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Trabajo precario, nacida en el Mediterráneo

El economista Ivan Aguilar asegura que el mercado laboral catalán (español) es disfuncional y dual

El mercado laboral necesita ayuda | IStock
El mercado laboral necesita ayuda | IStock
Ivan Aguilar
Barcelona
04 de Abril de 2018

Recientemente publiqué dos artículos sobre coste laboral y salarios respectivamente. En estos artículos hice referencia a dos elementos que consideré importantes y) La caída sostenida de los salarios e ii) la reforma del sistema fiscal y laboral. Qué diferencias hay entre el mercado laboral catalán (español) y los europeos es la primera pregunta que quiero contestar aquí. La literatura académica sobre el mercado de trabajo es enorme y, por lo tanto, ha identificado cuáles son los aspectos clave del mercado de trabajo de los países europeos.

 

"En Cataluña estamos acostumbrados a un mercado laboral disfuncional"

 

Dentro de las economías avanzadas encontramos tres mercados de trabajo claramente diferenciados por su rendimiento. Los anglosajones (los Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Nueva Zelanda, Suiza, Irlanda y el Canadá) son, sin ningún tipo de duda, los mercados de trabajo más eficientes en la creación de ocupación y en la formación de salarios -no es casualidad que estos países sean de los más ricos del mundo. En Cataluña estamos acostumbrados a un mercado laboral disfuncional y, es probable que si los dique que la carencia de oferta de trabajo (trabajadores) hace subir los salarios en estos países los cueste de creer porque esto raramente es visto en casa nuestra exceptuando sectores muchos concretos -como el tecnológico-. Pero, en el mundo anglosajón este fenómeno es observado, incluso, en aquellos trabajos que no requieren formación ni habilidades específicas. No hay secreto sobre cómo consiguen mercados laborales tan eficientes: maximizan la flexibilidad y minimizan la intervención reguladora del sector público y, más importando todavía, cuando regulan lo hacen de forma clara -poco interpretable para los jueces- y garantizando la seguridad jurídica.

 

El segundo grupo lo encontramos al norte y en el centro de Europa, donde copian el modelo anglosajón añadiendo protección social al parado pero en ningún caso se protegen puestos de trabajo.

Por último, existe el modelo mediterráneo (Grecia, España, Italia, Portugal) donde los mercados laborales son comparativamente rígidos, la protección del parado es tibia y existe una fuerte protección del puesto de trabajo a través de indemnizaciones a los despidos. Este último grupo destaca para tener unas características comunes en términos comparativos con los otros mercados: altas tasas de paro, niveles educativos bajos, bajas tasas de trabajo parcial y altísimas tasas de trabajo temporal. Y precariedad.

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El gráfico nos muestra el porcentaje de trabajo temporal sobre el total de los trabajadores. España y Polonia son los dos países europeos con un porcentaje de trabajo temporal más elevado de las economías avanzadas (27% y 26% respectivamente), seguido por Portugal y Países Bajos con 22% y 21%. De hecho, las últimas cifras de paro conocidas este martes 3 de abril muestran que la mayoría de contratos firmados el marzo en Cataluña han sido temporales: 223.008.

El siguiente grupo de países ya tienen 10 puntos menos de trabajo temporal que Polonia y España. Así pues, al alta tasa de paro española le tenemos que sumar una tasa de temporalidad excesivamente elevada. El cómo se distribuye esta tasa de temporalidad también nos da información relevante para detectar los problemas laborales que tenemos:

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La tasa de temporalidad por edades nos da una visión muy esmerada del que le pasa al mercado laboral español y catalán. La temporalidad  entre la juventud es monumental y llega hasta el 73% -Polonia lidera el ranking con el 74%- el que, sin duda, señala tres cosas. La primera, que la altísima tasa de paro entre los jóvenes esconde problemas estructurales profundos; la segunda, que los jóvenes hacen la mayoría de horas no remuneradas, puesto que estas se hacen fundamentalmente en contratos temporales y la tercera que la carencia de una formación profesional con iteración empresarial es un problema grave que hay que afrontar ya mismo. Además, las carencias educativas no es la única barrera para la juventud, puesto que el mismo salario mínimo interprofesionales otra no precisamente pequeña: por el mismo precio un empresario preferirá contratar un trabajador que al menos tenga experiencia.

La temporalidad no se puede entender sin darle un vistazo a los contratos a tiempo parcial. Estos son una herramienta fundamental para contener la temporalidad. El mecanismo es como sigue: cuando una empresa decide contratar tiene que decidir si el puesto de trabajo que creará es indefinido o temporal. El problema es que muy a menudo la empresa no dispone de esta información y entonces hacer un contrato temporal es mucho más barato que hacer uno de indefinido. La evidencia del resto de Europa nos dice que, por algún motivo, muchos de estos contratos temporales podrían ser indefinidos a tiempo parcial:

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España se encuentra en la zona mediana-baja de la mesa con una tasa de parcialidad del 14%. Miren qué países encabezan la mesa y entenderán cuál es la naturaleza de la disfunción del mercado laboral español. Olivier Blanchard y el Nobel Jean Tirole emplearon el término "dualidad" para explicar el fenómeno del alta temporalidad. A principios de siglo XXI explicaron que cuando conviven dos marcos legales que tratan de forma diferenciada un puesto de trabajo aleatorio (contratos indefinidos y temporales tienen marcos legales diferenciados a muchos países entre ellos España y Polonia) entonces los mercados laborales se parten en dos y de aquí el término dualidad.

El tercer elemento que levanta pasiones en el debate mediático es el de la precariedad. He hecho una gráfica con la tasa de precariedad laboral de Eurostat para todos los países de la Unión Europea en 2008 y 2016:

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España ocupa un lugar destacado en términos de precariedad. El que seguramente no es tan conocido es que esta ha existido siempre y no es un fenómeno nuevo producto de la Gran Recesión ni de las reformas laborales de 2010 o 2012. El punto rojo representa la precariedad de España. El 2008, un poco antes de entrar en recesión, la tasa de precariedad era del 4,5% y a finales de 2016 esta era del 4,75%. Cómo pueden comprobar, en 2008 sólo 4 países tenían más precariedad que España (Francia, Suecia, Eslovenia y Turquía) mientras el 2016 la cifra es de tres (dos países son los mismos que 2008: Francia y Turquía y uno es nuevo -Croacia).

"Intentar poner fin a la precariedad con el salario mínimo es como lavar el coche con el lavaplatos"

 

A pesar de que es habitual leer y/o sentir que un aumento del salario mínimo reducirá la precariedad, sólo hay que mirar Francia para desmontar una afirmación que no tiene ninguna base teórica ni empírica. Francia tiene un salario mínimo ajustado para poder adquisitivo muy superior al español y esto no sólo reduce su precariedad, sino que lo aumenta. El salario mínimo no afecta los fundamentales del mercado laboral así que intentar poner fin a la precariedad con el salario mínimo es como lavar el coche con el lavaplatos: el más habitual es que acabe peor del que ya estaba y que, además, el lavaplatos deje de funcionar.

Paro elevado, alta temporalidad, baja parcialidad, alta precariedad y salarios estructuralmente bajos en relación en los mejores países europeos es el resumen de los problemas del mercado laboral español y catalán.