La actualidad de la política americana durante estas semanas se ha centrado en temas muy concretos. La guerra comercial que el presidente Donald Trump ha iniciado con Europa y la China, la política exterior con Corea del Norte y Siria y el KremlinGate -con novedades muy relevantes- han ocupado el centro del debate político. El plan de infraestructuras tenía que empezar a ser desarrollado pero el director de Infraestructuras ha dimitido hace unos días, dejando a cuerpo descubierto el que muchos sospechábamos: Trump no tiene ningún plan de infraestructuras. La DACA y el cierre del Gobierno, siguen siendo una amenaza latente con qué tanto Republicanos como Demócratas parecen cómodas, pero el cierto es que no se ha producido ningún acuerdo tal como prometió el presidente.
Guerra comercial
En el último Trumponòmics los expliqué que Trump había iniciado una guerra comercial con la Unión Europea imponiendo aranceles al acero europeo y que las represalias de Brusel·les no se hicieron esperar imponiendo aranceles en productos diversos en la misma cantidad. El cierto es que este inicio de guerra comercial hizo sentar a mesa representantes de los Estados Unidos y de la Unión Europea, conversas que acabaron con la congelación de los aranceles y una parada de la guerra comercial.
Es por eso que cuando el presidente Trump anunció barreras a productos chinos la mayoría de analistas han interpretado que el objetivo del presidente es el de iniciar conversaciones con la China para renegociar algunos acuerdos comerciales. La realidad es que la China ha tomado ya represalias contra los Estados Unidos y no ha hecho ningún movimiento por desacceler la guerra comercial. El motivo es que la guerra comercial perjudica notablemente los consumidores americanos y por lo tanto quienes tiene incentivos para buscar una mesa de negociación es Trump.
Guerra nuclear
La política exterior nos ha dado una buena noticia y una de mala. Si hace unas semanas parecía que podría haber un conflicto militar inminente entre Corea del Norte y los Estados Unidos, estas semanas hemos sabido que Trump y Kim Jong-uno han iniciado conversas informales y el conflicto potencial ha desescalat completamente hasta el punto que ambos presidentes han confirmado que ya tienen fecha para hacer un encuentro personal para negociar una salida pacífica. El presidente norcoreano se dejó ver en los Juegos Olímpicos de invierno celebrados recientemente y mantuvo reuniones con el presidente chino y de Corea del Sur. Este inicio de negociaciones para enfriar la tensión existente incluye también los vecinos del sur, cosa que, incluso, podría llegar a poner sobre la mesa una posible reunificación, impensable hace tan sólo seis meses.
"Trump y Kim Jong-uno han anunciado que ya tienen fecha para hacer un encuentro personal para negociar una salida pacífica"
La mala noticia nos lo ha dado, otra vez, Siria. Occidente acusa el régimen de Bachar Al-Assad de haber utilizado armamento químico contra la población siria, acusación que Rusia ha desmentido explicando que han encontrado un arsenal químico que pertenece en los rebeldes proamericans. Estos anuncios son típicos y forman parte más de la batalla propagandística que de la realidad, puesto que en ambos casos todo el mundo está obligado a demostrar las acusaciones aportando pruebas. Emmanuel Macron ha afirmado que tiene informes de inteligencia con estas pruebas pero que están realizando las últimas comprobaciones. Israel hizo el pasado miércoles una pequeña incursión aérea como represalia por el ataque químico y los Estados Unidos, Reino Unido y Francia han anunciado operaciones militares conjuntas contra la base desde donde se han efectuado los ataques químicos. A pesar de que el presidente Trump ha hecho una oferta a Vladimir Putin para rebajar la tensión, el cierto es que el General Mattis -quien realmente tiene que tomar la decisión sobre si se hará o no un ataque militar a posiciones russo-sirias– ha explicado que pelean tres tipos de ataques militares muy diferenciados.
Miércoles el Reino Unido ordenó a sus submarinos poner rumbo en el Mediterráneo. Esto sugiere que los planes por un hipotético ataque militar son muy reales, pero el cierto es que los analistas militares explican que el horizonte razonable para un ataque militar es de 72 horas a partir de miércoles. Es decir, si domingo este ataque no se ha producido entonces la probabilidad que se produzca caerá notablemente.
El regreso del velocirraptor
El KremlinGate ha dado un paso de gigante esta última semana. El abogado personal del presidente Trump, Michael Cohen, ha sido fijado como objetivo por el Fiscal Especial Robert Mueller. El FBI ha conseguido una orden judicial para registrar su despacho y su domicilio particular. La importancia de esta imputación es que en los Estados Unidos la relación entre abogado y cliente es sagrada y por este motivo los jueces raramente emiten órdenes judiciales de este tipo. Cuando lo hacen siempre estos abogados acaban en prisión condenados por delitos graves, el que sugiere que Cohen ha sellado ya su destino.
The Velocirraptor va detrás de Donald Trump y la actriz porno que el presidente sobornó porque amaguès su relación puede tener la clave
El que ha levantado expectación ha sido el hecho que la orden no proviene directamente de Robert Mueller sino de un viejo conocido de los lectores de esta columna. Hace unos meses los hablé de The Velocirraptor : el fiscal general del distrito de Nueva York sur, Eric Schneiderman, que es quien ha pedido la orden al juez y quien montará la acusación contra Michael Cohen. Muchos especialistas no saben -como los he informado aquí- que The Velocirraptor va detrás de Donald Trump desde hace meses y seguramente por eso no entienden por qué no es Robert Mueller quién ha cogido la iniciativa. El secreto de todo es que tanto Mueller como Schneiderman abrirán causas separadas contra Michael Cohen y de hecho algunas fuentes indican que incluso una de ellas puede estar relacionada con el tráfico de esclavos. Y saben quién es quiensabe algo de este tema? Stormy Daniels, la actriz porno que ha confesado que cobró en campaña electoral para esconder que había tenido una relación sexual con Donald Trump.