Boboli, multicolores de la moda infantil
La empresa fundada por el matrimonio Algás en 80 ha pasado de ser proveedora a crear una marca consolidada con sello propio que se vende por todo el mundo
"Bien es verdad que no sé si nos consideramos caso de éxito, sólo somos un caso...", contesta con humildad Mónica Algás, directora general de Boboli sólo descolgar el teléfono a VÍA Emprendida. El cierto es que el recorrido que ha hecho su firma, fundada por sus padres, es para estar orgulloso/a: ha pasado de ser proveedora de grandes firmas en 80 a ser hoy en día una firma reconocida de moda infantil que tiene presencia a 60 países, da trabajo a 250 personas y factura 44 millones de euros. Sus característicos diseños, multicolores, que dejan patente el destino infantil, visten a niños desde Italia hasta México.
Fundada en Mataró el 1981 bajo el nombre (que todavía mantiene) de Star Textil SANO, la empresa era un centro de fabricación de género de punto con el objetivo de hacer producto diseñado ad hoc para grandes marcas. Como exportadores, los fundadores viajaban mucho y vieron una marca (que ya ni existe) en Francia que los hizo despertar el cuquet de la marca propia: "A mis padres los gustó mucho el concepto y fue mi madre con su amiga –por aquella época hacían chándales, ropa de punto...- las que empezaron con un par de tiendas en Barcelona. Aquí es cuando empezaron en la distribución de la ropa, y poco a poco fueron decidiendo, participando en ferias, etc. Realmente cada vez tenían más dificultados para mantenerse sólo como proveedores y el 1992 Boboli se integró en la empresa y es cuando se focalizaron", explica la CEO e hija de los emprendedores.
De entonces acá Boboli se ha caracterizado por el color y por la energía que desprenden sus diseños. "Nuestro ADN es mucho color, de estampados... Nuestra calidad es muy apreciada por los clientes y con un precio con el cual no podemos luchar contra los bajo coste pero sí que los podemos complementar", apunta Algàs introduciendo en la conversación la competencia que generan los grandes distribuidores. "Nosotros no luchamos con Zara porque hay un massmarket , pero después hay un mercado más nicho, más especializado, como Benetton o Mayoral. El cliente de vez en cuando compra a Boboli y habitualmente a Zara, no compra a Boboli la ropa para traer los niños a la escuela", comenta.
Con más de 800 referencias cada temporada, Algás reconoce que algunas encajan más "con un mercado que otro" y que, al final, "los best-sellers son los mismos en todas partes: los vestidos, la camiseta, los suéters, sobre todo el producto de punto que es nuestro origen". El diseño se crea a las instalaciones de Llinars del Vallès, donde hacen el patronazgo, la conceptualización. La producción, pero, está deslocalitzada. "Ahora la hacemos en Asia y el control de calidad y la atención al cliente lo volvemos a hacer aquí, pero nunca hemos tenido fábrica, primero fabricábamos a los talleres de Mataró, después en el Marruecos, la China y ahora la India. Hoy en día toda aquella industria catalana ya no existe, es muy difícil", argumenta.
Familia empresaria y con visión global
Trabajando para hacer crecer la empresa desde el 1984, el padre fundador ha hecho ahora un paso atrás. "Desde hace cuatro años, a pesar de que hace tiempos que trabajamos, somos mi hermana Arancha y yo las que traemos la empresa y tenemos otra hermana, Cristina, que hace poco tiempo que se ha incorporado", explica Algás. Las tres tienen perfiles diferentes: Arancha acabó los estudios y se incorporó a Boboli, Mònica trabajó en una multinacional antes de entrar a la compañía y Cristina es arquitecto de formación.
Con todo, su padre va cada mañana a la empresa. "Siempre nos dan un golpe de mano, un consejo. Él sobre todo está en los números y ma madre si que está retirada pero igualmente forma parte del negocio, son los fundadores. Están muy presentes", explica la directiva.
Algás: "Nuestros padres siempre nos dan un golpe de mano, un consejo. Están muy presentes"
Su visión los ayuda también a encarrilar los retos actuales, que no son menores. "Los retos son más difíciles, más competitivos, todo es 'mucho más', pero al final es cierto que cada época tiene su cosa, a pesar de que ahora hay mucha competencia y es verdad que estamos en un mundo que es muy diferente del de ellos", reconoce. Afrontar la transformación digital potenciando la ecommerce, trabajar en un mundo globalizat y hacer frente a la competencia (feroz) de las grandes marcas son retos con los cuales sus padres, a pesar de que maleta en mano recorrían Europa buscando clientes, no se tuvieron que enfrentar.
"Queremos ser una empresa omnicanal con un ecommerce potente donde los clientes quieran comprar. Es un reto porque es complicado, jugar a todo esto de manera coherente es un reto", explica. Actualmente las ventas en linea suponen el 5% del total y en un corto plazo anhelan estar en un 15%. Por eso crearon un departamento de ecommerce hace 10 años y ahora, viendo la fuerza del online, han creado una área que sólo se centro en el online para "pilotar la estrategia".
La CEO de Boboli apunta que jugar a la ecommerce de manera coherente es "un reto"
Por último, aumentar la cuota de exportación es el otro reto de esta compañía. La venta en las 55 tiendas, entre propias y franquiciades, y los 50 corners al Corte Inglés implica el 55% de su facturación. Las ventas en el extranjero, el otro 45%, se reparten en 60 países de los cuales Italia es el mejor cliente. "Es donde más vendemos porque vendemos mucho a multe marca y allá la distribución es importante. México también es importante (con una filial creada hace tres años), Portugal o Alemania", reconoce. "Querríamos crecer porque hay más posibilitados fuera", añade.