Casi la mitad de los japoneses trabaja más de 60 horas a la semana | iStock

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"¡Dimito!" y las curiosas agencias de Japón que renuncian por los trabajadores a cambio de 136 euros

Empresas especializadas en gestionar las renuncias laborales ganan protagonismo en el país nipón, conocido por su estricta cultura del esfuerzo

"Renuncio", "no puedo más" o "estoy harto de todo". Estas proclamas, que seguramente podrían ser pronunciadas por algunos miembros de las nuevas generaciones que entran al mercado laboral, son cada vez más habituales en Japón. ¿La sorpresa de este año? El choque que provoca con la rigurosa cultura laboral del país nipón. De hecho, casi la mitad de los japoneses trabaja más de 60 horas a la semana y, de ahí, que incluso exista un término para referirse a la muerte por exceso de trabajo: karoshi. En un país que valora la "lealtad y la paciencia", presentar una carta de renuncia puede suponer un reto emocional y psicológico difícil de gestionar. Sin embargo, hay varios visionarios que han creado la receta perfecta: 136 euros si trabajas a jornada completa y 74 euros si lo haces de forma parcial. El objetivo final: renunciamos por ti.

Algunos trabajadores de Japón han llegado a ver cómo sus jefes destruían sus cartas de renuncia

Uno de los casos que se ha mediatizado recientemente es el de Yuki Watanabe, un joven japonés de 24 años, que ha relatado su experiencia a la CNN y en las redes sociales. Después de trabajar durante largas horas y enfermar físicamente, decidió que debía dejar su empleo. Sin embargo, temía que su jefe rechazara su renuncia, obligándolo a continuar en el puesto. Este tipo de situaciones no son raras en Japón, donde algunos trabajadores han llegado a ver cómo sus jefes destruían sus cartas de renuncia. En algunos casos, los empleados se han arrodillado en el suelo, haciendo reverencias, sin que se les permitiera dejar su puesto.

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Para entender la cultura laboral japonesa, hay que tener en cuenta que es muy diferente a la catalana. Por ejemplo, la antigüedad media en un puesto de trabajo en el país asiático sigue siendo considerablemente alta, con una media de 12,3 años en 2021 y 21,2 años en sectores como el de la electricidad. En Cataluña, en cambio, es de aproximadamente 4 años de media, tal como señala Maite Moreno, directora del programa de máster en recursos humanos de la EAE Business School y también directora de Happy Monday, en VIA Empresa. Por ello, los departamentos de recursos humanos catalanes se han "puesto las pilas" para atraer y retener a los trabajadores y, lo más importante: fomentar el sentimiento de pertenencia para evitar el juego de las contraofertas. El motivo: más del 40% de los trabajadores actuales de Catalunya están considerando un cambio de empleo a corto plazo después de "reflexionar sobre ello" durante el verano, según los últimos estudios del sector.

Momuri: el ingrediente "perfecto"

La tarifa de Momuri gira alrededor de los 136 euros por persona | iStock

Si volvemos momentáneamente a Japón, en la actualidad existen más de 100 empresas especializadas en la renuncia de trabajadores. Actualmente, una de las compañías más conocidas que gestionan las renuncias en el país nipón es Momuri, una filial de la empresa Albatross Co, con tarifas que rondan los 136 euros por persona (si es jornada completa) y que pueden aumentar considerablemente, dependiendo de la categoría profesional del trabajador y la "dureza de la respuesta". Por ejemplo, hay otras empresas llamadas Yametara Iinen ("Está bien renunciar"), Yamerun desu ("Renunciamos") y Saraba ("Adiós"), que lideran el sector.

En Japón hay más de 100 empresas especializadas en la renuncia de trabajadores

Shiori Kawamata, directivo de Momuri, explica que el último año fue "frenético" porque recibieron más de 11.000 consultas. Incluso ofrecen un descuento del 50% si el trabajador desea utilizar el servicio más de una vez. Ahora bien, ¿cuál es el prototipo de usuario que utiliza el servicio? Desde Momuri explican que puede variar, desde los más jóvenes hasta profesionales de más de 40 años. Además, la agencia también ha identificado un patrón estacional con sus solicitudes, con un aumento significativo durante mayo, que coincide con el regreso al trabajo después de las vacaciones del Ōgon Shūkan (Semana Dorada) y la llamada "enfermedad de mayo" o gogatsubyō, un tipo de depresión postvacacional.

¿Una Momuri a la catalana?

La generación Z (nacidos a partir del 1995) marca mucho las diferencias entre la vida profesional y personal | iStock

¿Hay oportunidades de negocio para empresas que gestionen renuncias por un trabajador en Catalunya? Esta es una de las grandes preguntas, pero para muchos expertos laborales, lo descartan de inmediato. En primer lugar, porque "las nuevas generaciones marcan una gran diferencia en el ámbito laboral y profesional", precisa Moreno. Y también porque la cultura del presentismo, a menudo bajo el concepto coloquial de "calentar la silla", se está transformando.

Moreno (EAE Business School): "No hay peor esclavitud que un contrato indefinido y un salario fijo"

Además, en nuestro país cada vez somos más conscientes del concepto de burnout. "Cuando renuncias a un trabajo es porque ya no puedes más. Anteriormente, el cansancio físico era la primera manifestación, mientras que actualmente el agotamiento mental es más común", continúa la experta en recursos humanos. Aún más, algunos profesionales catalanes pueden tener depresiones, síntomas de ansiedad o malestar debido al mal ambiente de trabajo, relaciones tóxicas o la falta de liderazgo. Es decir, a cómo está estructurado el trabajo y no a la cantidad de tareas.

¿Existe el momento adecuado para renunciar? Actualmente, según la experta, gran parte de la población que no está a gusto en su trabajo no se atreve a renunciar. "Si te preparas bien, puedes hacer el cambio, necesitas tener ahorros suficientes y ser consciente del concepto de between jobs (período entre trabajos) y del desempleo que te puede quedar", continúa. Y lanza una advertencia: "No hay peor esclavitud que un contrato indefinido y un salario fijo".