Holaluz, un año después: del anuncio "sorpresa" a un diciembre lleno de decisiones
De ser un referente en el sector del autoconsumo a vivir con poco margen de actuación y la búsqueda urgente de más financiación
Hace un año que saltaron todas las alarmas en Holaluz. Primero, con un ERTE que dejó sin trabajo a 200 empleados, el 30% de la plantilla. Posteriormente, los resultados que constataban pérdidas de más de 26 millones de euros durante 2023 y la suspensión temporal del Mercado Alternativo Bursátil (MAB), porque la compañía no presentó las cuentas anuales dentro del plazo que le correspondía. Una historia que comenzó de forma "idílica" en 2010, año en que Carlota Pi, Ferran Nogué y Oriol Vila, estudiantes del máster Business Management en el IESE, tenían un objetivo común: conquistar al cliente que "odia a las compañías energéticas". Con los sucesos de los últimos meses, el desenlace es del todo "imprevisible", con una fecha límite: diciembre de 2024.
Holaluz: de ser una startup con seis empleados a convertirse en una empresa referente en el sector del autoconsumo, con 752 trabajadores en 2022
Para entender exactamente el funcionamiento de Holaluz, es importante destacar que se trata de una empresa centrada en la comercialización de electricidad y la instalación de placas fotovoltaicas de autoconsumo. Desde los inicios de la compañía, los fundadores confesaban literalmente que "estaban hartos de cómo funcionaban las empresas energéticas", y tras experiencias previas en el sector, no les parecía lógico "cómo se trataba al cliente: desde cobrarle más, venderle servicios que no necesitaba, y cuando había algún problema, se ponían excusas y las gestiones se alargaban mucho". Durante la primera década, Holaluz experimentó un crecimiento exponencial, pasando de ser una startup con seis empleados a una empresa referente en el sector del autoconsumo, con 752 trabajadores en 2022.
Incluso, poco antes de la pandemia de la covid-19, salió a bolsa con más de 200.000 clientes y el apoyo de 200 inversores. Tenían objetivos ambiciosos: llegar a un millón de clientes y 50.000 instalaciones fotovoltaicas para finales de 2023, además de alcanzar una facturación de 1.000 millones de euros y un beneficio bruto de explotación (Ebitda) un 7% superior a los ingresos. También llegaban grandes contratos para la compañía, ya que se convirtió en la primera y única comercializadora eléctrica en instalar las baterías de Tesla en España, además de nuevos contratos de suministro de electricidad, compitiendo contra "gigantes" como Acciona, Naturgy o Iberdrola.
Las primeras complicaciones
¿Cuáles son los dos motivos que han llevado a Holaluz a esta compleja situación? Víctor Ruíz Ezpelea, profesor de EAE Business School, explicaba hace unos meses en VIA Empresa que había dos principales motivos: habían realizado elevadas inversiones en proyectos de instalación de parques fotovoltaicos (con poco retorno económico) y la bajada del precio de la luz durante los últimos meses había sido letal (incluso alcanzando cifras negativas, tal como relataba en un análisis el catedrático Oriol Amat). Aunque la bajada del precio de la luz es positiva (y agradecida) para los usuarios, para las empresas, distribuidoras y productoras, supone un impacto negativo en las cuentas finales. Además, los precios negativos de la electricidad han generado sorpresa, ya que es un fenómeno muy puntual y, de hecho, nunca se había producido.
Las elevadas inversiones en proyectos de instalación de parques fotovoltaicos y la bajada del precio de la luz han causado complicaciones a Holaluz
Además, la firma había pasado de realizar una media de entre 800 y 1.000 instalaciones solares al mes, a aproximadamente unas 600. Y, sobre todo, también les ha afectado la finalización de las subvenciones Next Generation.
Las posibles soluciones para evitar un desenlace trágico
Durante 2023, Holaluz había perdido 26 millones de euros y acumulaba una deuda de 60 millones de euros. La crisis, sin embargo, aumentó cuando la cotizada comunicó al mercado, en abril de 2024, que estaba negociando la obtención de financiación por 21 millones, entre ellos 10 millones de un préstamo del Institut Català de Finances (ICF), la entidad financiera pública de la Generalitat. El 28 de junio de 2024, después de la junta general de accionistas, Holaluz apartó de su consejo de administración a Axon Capital, representada por Alfonso Juan de León, y Jordan Sáenz, de Geroa Pentsioak, por haberse negado a firmar las cuentas de 2023 y el informe de gestión. Además, el consejo aprobó emprender una acción de responsabilidad contra ellos por los daños patrimoniales que podrían haber surgido de su postura. Para la empresa, sus votos en contra de las cuentas de la entidad, auditadas por EY, se dieron "sin ningún fundamento".
Los acreedores y las entidades financieras se han comprometido a mantener las líneas de financiación de circulante en las mismas condiciones actuales hasta el 18 de diciembre
En estos momentos, la bolsa está a la expectativa de los próximos pasos de Holaluz. Desde que comenzó 2024, las acciones de la compañía se han desplomado más de un 56%, mientras que la capitalización bursátil apenas supera los 30 millones de euros, una cifra muy alejada de los 144 millones de euros que presentaba hace solo dos años. A pesar de esto, en los últimos meses, la comercializadora ha conseguido reducir su deuda financiera neta en 8,2 millones de euros, pasando de los 65,4 millones que debía al cierre de 2023 a los 57,2 millones de euros actuales. Además, ha renovado un "pagaré" de 7 millones de euros por dos años más y ha recibido un total de 8,1 millones en financiación.
En los últimos días, la empresa ha anunciado un acuerdo con la mayoría de sus acreedores y, además, las entidades financieras han garantizado mantener las líneas de financiación de circulante en las mismas condiciones actuales hasta el 18 de diciembre. Actualmente, están evaluando y negociando con la banca una reestructuración de la deuda financiera, que deberá definir su futuro durante el próximo año. Las próximas semanas serán decisivas en este proceso, ya que se tendrán que tomar muchas decisiones en diciembre de 2024, con el objetivo de dejar atrás definitivamente la amenaza de un preconcurso de acreedores.