Tupperware, la firma icónica de envases, se declara en quiebra | iStock

Empresa

El imperio Tupperware, mito de la cultura popular, cae en el abismo

La compañía logró una de las cosas más difíciles en el ámbito comercial, que su marca se convirtiera en un genérico, un éxito al alcance de muy pocos

El martes pasado, una de las compañías más populares del mundo, la inventora de los tuppers de plástico, solicitó el estatus de empresa en quiebra. Se trata de la mítica Tupperware y el procedimiento que acaba de iniciar es lo que en Estados Unidos se conoce como Chapter 11, el formulario de las empresas que entran en suspensión de pagos. Esta situación implica cierta protección mientras se reorganizan el pasivo y el activo. La deuda acumulada por la empresa asciende a 812 millones de dólares y, en gran parte, está en manos de fondos oportunistas que compraron la deuda hace un par de meses a precio de saldo.

En Tupperware revolucionaron el método de venta de su producto con redes comerciales formadas por mujeres que realizaban demostraciones in situ de las bondades de estos recipientes

No hay duda de que esta compañía logró una de las cosas más difíciles en el ámbito comercial: que su marca se convirtiera en un genérico, un éxito al alcance de muy pocos, como los clínex (kleenex), la aspirina o los chupa chups, por citar algunos ejemplos. Además, revolucionaron el mundo en un doble sentido; por un lado, por la aplicación del plástico a los envases para alimentos, en una época en que este producto sintético derivado del petróleo aún no era omnipresente como lo sería unas décadas más tarde. Por otro lado, por el método de venta de su producto, basado en redes comerciales formadas por mujeres que realizaban demostraciones in situ de las ventajas de estos recipientes, las llamadas “Tupperware Parties”. El fundador de la empresa, el químico Earl Silas Tupper (1907-1983), había trabajado fabricando moldes en una fábrica de plásticos de DuPont durante la Gran Depresión. Quiso aplicar su conocimiento al campo de la alimentación, pero le faltaba una pieza del rompecabezas: los envases para guardar alimentos debían ser herméticos. Para lograrlo, se basó en los botes de pintura, que gracias a una forma particular de la tapa y el perfil del bote, permitían un aislamiento perfecto. El producto que patentó se llamó inicialmente Wonderlier Bowl y en él basó la creación de su empresa, Tupperware, en 1946 (unos años antes ya había creado una compañía de plásticos). La popularización del microondas en los hogares estadounidenses también favoreció el negocio de los envases herméticos, ya que permitía reducir mucho el proceso de calentar la comida almacenada en la fiambrera de plástico.

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Una de las personas clave del negocio fue Brownie Wise (1913-1992), quien ideó las “Tupperware Parties”, es decir, las demostraciones colectivas en los hogares del funcionamiento de las fiambreras. En solo una década, la marca ya había alcanzado gran popularidad, hasta el punto de que Tupper consideró que era el momento de capitalizar el éxito: vendió la empresa por 9 millones de dólares, se divorció, renunció a la nacionalidad estadounidense y compró una isla en Centroamérica, donde se trasladó a vivir. En ese momento tenía 51 años.

Durante la década de los sesenta, Tupperware tuvo una gran expansión en Latinoamérica y en el continente europeo | iStock

La compañía continuó creciendo, ahora en manos de Rexall Drug Company, una cadena de farmacias que pertenecía a Justin Whitlock Dart Sr (1907-1984), joven prodigio del comercio farmacéutico que con el tiempo también tendría participaciones en Avon y Duracell. Con este nuevo propietario llegó la gran expansión de Tupperware, que entró durante la década de los sesenta en América Latina y en el continente europeo. El mito de Tupperware crecía sin parar. A finales de los años setenta y comienzos de los ochenta, Dart comenzó a deshacerse de los negocios, la mayoría de los cuales pasaron a manos de la multinacional Kraft, como es el caso de la empresa que nos ocupa.

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A partir de los años ochenta, todo comenzó a torcerse: los productos se vendían menos y apareció competencia, ya que las patentes empezaron a caducar. En 1983 Tupperware se separó de Kraft y pasó a depender de una nueva compañía llamada Premark International, que en 1996 la sacó a bolsa. En esa época, las ventas en Estados Unidos ya se habían ralentizado mucho y comenzaron una nueva estrategia de ventas en tiendas, mediante un acuerdo con la firma Target Corp. Curiosamente, un evento imprevisto como fue la pandemia de 2020, que causó muchos daños a la mayoría de los sectores, significó un renacimiento temporal para Tupperware, ya que muchas familias volvieron a cocinar en casa. Pero fue el canto del cisne, ya que pronto declinarían de nuevo hasta llegar a la situación actual, previa a la quiebra total.

Quienes manejan ahora los hilos de Tupperware son los acreedores, entre los que se encuentran Stonehill Capital Management, Alden Global Capital y una división de trading del Bank of America

Si miramos la cotización en bolsa de la empresa, observaremos la caída sostenida desde finales de 2013 hasta la pandemia, período en que las acciones pasaron de 95 dólares a situarse por debajo de 3. En 2020, el precio de las acciones se multiplicó por diez, pero lejos de ser un resurgimiento permanente, aquello fue la antesala del colapso. Estos días, tras entrar en el Chapter 11, las acciones de Tupperware valen solo medio dólar. Las ventas aún superan los mil millones de dólares, pero las líneas inferiores de la cuenta de resultados están teñidas de rojo. En cuanto a los accionistas, la mayoría de los paquetes relevantes están en manos de firmas financieras, con Charles Schwab a la cabeza, con cerca de un 9% del capital. Pero, como mencionamos antes, quienes manejan ahora los hilos son los acreedores, entre los que se encuentran Stonehill Capital Management, Alden Global Capital y una división de trading del Bank of America. Veremos en qué dirección avanza el caso en los próximos meses y si la solución pasa por salvar la marca y crear una nueva sociedad, o si una empresa tan emblemática desaparecerá por completo, como lágrimas bajo la lluvia.