Consumo
La cerveza artesanal ya es el nuevo vino
La incipiente industria cervesera registra crecimientos anuales de hasta el 80% gracias a la consolidación de un producto con personalidad y que empieza a estar presente sobre las mesas para acompañar todo tipos de comidas
La Agencia Española de Seguridad Alimenticia y Nutrición señala que, a finales de 2015, había un total de 361 micro cerveseres repartidas por el Estado. Un 1.600% más de las que se contaban por la geografía española sólo siete años antes, justo antes del inicio de la crisis. Y Cataluña se encuentra al frente de la lista de territorios con más productores de cerveza artesanal, con un total de 96 empresas registradas, según los datos del Gremio de Elaboradores de Cerveza Artesana y Natural (GECAN). "Estamos en un país en que la birra forma parte día a día, donde nos gusta experimentar y donde la oferta ha crecido en paralelo a la demanda; por eso se entienden los ritmos de crecimiento de entre el 70% y el 80% que ha registrado el sector en los últimos cinco años", destaca Mikel Ríes, director del Barcelona Beer Festival.
La misma introducción de la cerveza como elemento común a las mesas del país ha sido una de las claves para crear una demasiada crítica e interesada que, en algunas ocasiones, acaba derivando en negocio. "En la mayor parte de los casos todo empieza con una producción doméstica, que se da a probar entre amigos y familia. Esta es una gran cantera de donde acaban saliendo muchos proyectos profesionales, puesto que se trata de una actividad económicamente asumible, que comporta inversiones de entre medio y un millón de euros de inicio" argumenta.
El fundador de Cerveza Artesana Mijares, Raúl Hernández, ha vivido este tránsito de la producción doméstica a la profesional en primera persona. "Empezamos el proyecto a finales de 2013, pero comporta toda una adecuación de las instalaciones y para cumplir las exigencias sanitarias, por el que no pudimos salir al mercado hasta el 2015", explica. En sus años de formación, el ahora empresario compró junto con su socio una primera máquina de unos 20 litros para aprender el proceso y hacer todo tipo de pruebas, a la vez que se movía de feria en feria para conocer el mercado en profundidad.
El proyecto de Mijares acentúa un componente muy común entre los productores de cerveza artesanal, como es el refuerzo de la marca como producto ligado a un territorio. Proveniente de Sant Feliu de Llobregat, Hernández se estableció a la población de Rubielos de Mora, a Teruel, para emprender. "Estamos en un lugar bastante despoblado, pero con turismo y una buena oferta de productos locales. Somos la única cerveza artesanal de la zona, por el que incidimos en este factor local y de producto de calidad".
Un producto para investigar
De hecho, de tanta calidad que Hernández no duda cuando afirma que la cerveza artesana "quiere ser el próximo vino". "El objetivo de la cerveza artesana no es competir con la industrial, muy adecuada para hacer cañas sin preocuparse para nada más, sino que tiene que aspirar a acompañar comidas y cenas, servir como maridajes,...", asegura.
Evitar la competencia directa con la oferta industrial tiene todo el sentido. Según Ríos, "las opciones artesanas más consolidadas pueden llegar a producir unos 250.000 litros al año, mientras que las marcas industriales que todos conocemos pueden llegar a los 800 millones de litros". Así, el factor de competitividad deja de ser el volumen de producción y pasa a ser la calidad.
El consumidor joven
En este sentido, la juventud del sector está jugando un papel clave. "En países como Alemania o Bélgica, con una gran tradición de cerveza artesanal, existen unos parámetros de fabricación muy marcados, mientras que aquí asumimos las innovaciones como naturales; jugamos con los sabores, introducimos ingredientes locales para dar personalidad en los productos,...no tenemos que perder el componente social, pero sí que es cierto que aquí la cerveza artesanal tiene un componente de juguete gastronómico", argumenta el director del Barcelona Beer Festival.
La calidad del producto, pero, no es el único elemento decisivo para crear un proyecto exitós. El boom de la cerveza artesanal también está dejando fuera del mercado a algunos productores.
En esta creciente competencia, la habilidad comercial es la clave. "En los últimos años se han abierto las puertas de bares y restaurantes, que hace unos años era muy difícil que nos escucharan. En Barcelona hay unos 60 locales sólo de cerveza artesana y muchos establecimientos no especializados ya tienen tiradores. La gran dificultad que tenemos ahora mismo es la entrada en bares que trabajan en exclusiva con alguna de las grandes marcas industriales; con esto encara no podemos competir", explica Ríos.
Coincide en el análisis Hernández, que remarca como "hay que vender mucho para tener un proyecto viable". Y, para hacerlo, considera especialmente importando moverse en todo tipo de ferias de productos, tanto locales como especializadas. Qué papel han jugado las ferias en el crecimiento de esta pequeña industria? "El nuestro es un modelo de feria abierta tanto al público experto como al general, por el que buscamos la gente se lo pase bien y conozca cervezas, que las valore y que el producto sea más importando que los eslóganes, como hacen muchas marcas industriales", argumenta Ríos que, a la vez, asegura que "a pesar de la comparación con el vino, la cerveza artesana no puede permitirse una al·litització, puesto que tiene que mantener su carácter popular".