Hoshi Ryokan es la empresa familiar más longeva existente | Google Maps

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El mito de la tercera generación y la profecía autocumplida

Tan solo un 9% de las empresas familiares sobreviven a la tercera generación: ¿es este el talón de Aquiles de las familias emprendedoras?

“La riqueza nunca sobrevive a la tercera generación”. Aunque sería un error creer en este proverbio de origen chino, es cierto que existe una creencia popular que asegura que la primera generación de una empresa familiar la crea, la segunda la disfruta y la tercera la destruye. Cabe decir que los datos del Instituto de la Empresa Familiar apuntan que solo el 9% de las empresas familiares logran sobrevivir a la tercera generación, en un contexto en el que estas tienen un peso más que relevante en el tejido empresarial catalán: en Catalunya, un 88,3% de las empresas son familiares, contribuyen con el 69% del valor añadido bruto (VAB) y generan el 76% de los puestos de trabajo privados, según la Asociación Catalana de la Empresa Familiar (ASCEF). Ahora bien, ¿realmente son las terceras generaciones "destructoras" de empresas?

En Catalunya, un 88,3% de las empresas son familiares

Una mentira repetida mil veces se convierte en verdad

“Es una gran mentira, una gran mentira que, como diría Joseph Goebbels, repetida mil veces se convierte en verdad”, apunta a VIA Empresa Jordi Tarragona, consejero de familias empresarias. “Es cierto que solo un 9% de las empresas familiares llegan a la tercera generación, y que un 3% a la cuarta, pero es que tres generaciones son unos 75 años, y cuatro son unos 100”, añade, subrayando que el cambio generacional de una compañía no es el único culpable de su muerte: ahora más que nunca, “los negocios cambian”.

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De entrada, el 60% de las empresas en España no llegan a los cinco años de vida, según la Cepyme. Llegar a los 75, por lo tanto, es un reto más que considerable, en un contexto en el que los últimos avances de la tecnología dan vida a una gran oleada de nuevos proyectos y empresas emergentes, así como a una revolución interna de las empresas más tradicionales. Sin embargo, después del boom tecnológico pospandemia, el ecosistema emprendedor sufre una cierta volatilidad causada por las dificultades para conseguir financiación, hecho que explica, por ejemplo, por qué las startups que se declaran en quiebra en los Estados Unidos han aumentado un 60% en el último año.

Aun así, la vida de una empresa es cada vez más corta según qué sector, tal como asegura Tarragona, quien destaca las compañías “cercanas a la tierra” como ejemplo de longevidad empresarial: “Las empresas familiares más longevas suelen ser todas aquellas arraigadas a los productos de la tierra, como por ejemplo las vitivinícolas, de las que hay muchas centenarias”, añade. ¿Un ejemplo todavía más reciente tratado en VIA Empresa? La Cooperativa Lletera del Cadí: el cambio centenario y radical de un territorio.

Las empresas familiares resisten mejor la crisis

Hay que tener en cuenta, además, que en diferentes escenarios se ha demostrado cómo las empresas familiares suelen vivir más que las no familiares. Así quedó constatado, por ejemplo, entre 2006 y 2016, un período marcado por la crisis financiera española en el que la directora de la Cátedra Cámara de la Empresa Familiar de la Universidad de Girona, Pilar Marquès, llevó a cabo el Estudio de supervivencia empresarial en Catalunya 2006-2016 y demostró que la tasa de mortalidad en los negocios familiares (25%) era considerablemente inferior a la de los no familiares (33%). Dicho de otra manera, una de cada tres empresas no familiares no sobrevivía, mientras que en el caso de las familiares la proporción era de una de cada cuatro.

Tarragona: "Ya planificamos que las terceras generaciones no pueden continuar un negocio”

“Dejando de lado las generaciones familiares, está demostrado que las empresas familiares viven más”, continúa Tarragona, quien matiza que “por supuesto el cambio generacional es uno de los momentos más propicios a la no continuidad, pero también hay casos en los que la familia deja el negocio, pero este sigue existiendo”. El consejero de familias empresarias subraya la dificultad de que un negocio alcance los 75 años que pueden durar tres generaciones, contraponiendo esta creencia “que mucha gente tiene en mente”: “Existe el riesgo de que se convierta en una profecía autocumplida; ya planificamos que las terceras generaciones no pueden continuar un negocio”.

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De la construcción de templos budistas al hotel más antiguo del mundo: los japoneses, los más longevos

No es el caso de Kongō Gumi, ni de Hoshi Ryokan: la empresa familiar más longeva que ha existido, y la más longeva existente. La primera, fundada en Osaka en 578, se dedicó generación tras generación al sector de la construcción en el ámbito de los templos budistas. En 2006, los activos de la firma fueron adquiridos por Takamatsu Construction Group y, hoy en día, la familia y la empresa siguen existiendo, pero con vidas separadas. En cuanto a la segunda, también de origen japonés, nació en 718 en Komatsu. Se trata de un ryokan –un alojamiento tradicional japonés– operado por la misma familia durante nada más y nada menos que 46 generaciones.