Clara Oller Vilardell, tercera generación y directora general | Cedida

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Vilardell, los revolucionarios supositorios nacidos en una farmacia del Eixample

Laboratorios Vilardell han sido conocidos popularmente por sus supositorios de glicerina

Eixample de Barcelona, 1934. El doctor Joan Vilardell Garriga funda un pequeño negocio en la trastienda de su farmacia para crear nuevos productos farmacéuticos y formulaciones. Uno de ellos fueron los supositorios de glicerina Vilardell, que aún son el producto insignia de la compañía y han llegado a medio mundo. Aquellos fueron los inicios de unos laboratorios que han destacado por la innovación y por haber mantenido los valores de una empresa familiar, como la cercanía con la farmacia. 90 años después, la cuarta y la quinta generación ya empiezan a asomarse.

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La penicilina en Barcelona

Clara Oller, nieta del fundador, es la actual directora general de Laboratorios Vilardell y explica algunas de las anécdotas que han marcado el ADN de la empresa: "Mi abuelo fue de los primeros en traer la penicilina a Barcelona y curó a muchas personas". En aquellos años, las relaciones internacionales entre farmacéuticos eran habituales, y Joan Vilardell formaba parte de esas redes: "Eran pioneros, científicos, humanistas, con una gran inquietud y ganas de mejorar la salud de la sociedad".

No fue el único ámbito donde Vilardell fue pionero. Los coches empezaban a aparecer, y creó un botiquín para automovilistas con todos los primeros auxilios necesarios. Junto al doctor Dexeus, también diseñaron un equipo para comadronas para atender partos en casa. "Es una época muy interesante, todo estaba por hacer. Fue un pionero y un innovador con mucha vocación", resume. En esos primeros años, esta voluntad innovadora y de mejorar la salud de la sociedad marcó la evolución de Vilardell en la trastienda de la farmacia familiar.

Oller: "El gran espíritu emprendedor de mi abuelo hizo que Vilardell sea lo que somos ahora"

Clara Oller recuerda que la industria farmacéutica en Catalunya estaba iniciando su camino y el contacto entre médico y farmacéutico era esencial: "Era habitual que muchos laboratorios nacieran en las farmacias". A partir de la Guerra Civil y con las penurias de la posguerra, la salud de la población era muy delicada, con problemas de malnutrición y otras deficiencias: "Había muy pocos medicamentos, y mi abuelo crea productos que pueden acompañar a la sociedad en esas dificultades". Además de los supositorios, creó hasta diecisiete medicamentos más.

Pero fueron los supositorios de glicerina los que supusieron un éxito absoluto, siendo líderes del mercado en este sector durante noventa años: "Es un hito del que nos enorgullecemos, no hay muchos casos así". Fueron los primeros en fabricarlos en todo el país y se han mantenido como referentes.

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Esto responde a la calidad del producto y al buen trabajo de mi abuelo y mi madre, que toma el relevo en 1968, cuando él fallece. El legado es fundamental", apunta Oller, y añade: "El gran espíritu emprendedor de mi abuelo hizo que Vilardell sea lo que somos ahora: es nuestro origen y nuestras raíces, que nacen en la farmacia para servir a la farmacia".

El gran crecimiento de Vilardell

En 1965, Laboratorios Vilardell da un paso adelante con el traslado de todas las instalaciones productivas y almacenes a Esplugues de Llobregat y se establece como una entidad independiente de la Farmacia Vilardell. Esto permite iniciar la producción industrializada de los supositorios. "Nos permite un crecimiento exponencial en el mercado", explica Oller. El fundador tenía mucha relación con Madrid y los supositorios Vilardell comenzaron a salir de Cataluña, empezando por la capital del Estado y pasando por Aragón, Comunidad Valenciana e Islas Baleares.

La situación en España mejora a medida que la posguerra va quedando atrás y muchos medicamentos dejan de tener sentido. Las necesidades van cambiando. Desde entonces, esto ha obligado a Vilardell a innovar en otros ámbitos: "Creamos una división de medicamentos de salud preventiva". Durante décadas, los laboratorios han mantenido su actividad con el supositorio como gran producto.

"¿Cómo hemos innovado? No solo buscando nuevos productos, sino en el servicio que dábamos a las farmacias. Somos farmacéuticos, hemos nacido en la farmacia y la hemos vivido. Y damos la mano al farmacéutico porque entendemos lo que necesita", expone la directora general. Un ejemplo es una plataforma digital que facilita los pedidos y la relación entre el fabricante y el farmacéutico.

La promesa de Vilardell

En 2018, ya desde su nueva planta inaugurada en los años 80 en Sant Feliu de Llobregat, Vilardell crea una nueva línea relacionada con la salud digestiva, que ahora es una de sus banderas: "Son productos naturales que buscan facilitar una mejor calidad de vida y que actúan de manera preventiva". Para Oller, es un paso hacia acercarse a la visión actual de la sociedad de mejorar los hábitos y la salud alimentaria y emocional.

Esta diversificación les ha permitido un crecimiento importante en los últimos años. Este año esperan cerrar el ejercicio con unos 6 millones de euros de facturación, un 25% más que el año anterior. También han abierto la puerta a la internacionalización. Pero tienen claro lo que no quieren perder: "Mantenernos como empresa familiar: siempre ponemos los valores fundacionales por encima de todo, son los que nos han dado nuestra razón de ser. El compromiso con el sector farmacéutico, la confianza, la innovación y la calidad de los productos. Hemos recibido un legado y un testigo que queremos seguir transmitiendo".

De hecho, el acompañamiento y la cercanía con la farmacia es su "seña de identidad": "Hemos creado un vínculo muy fuerte con las farmacias, somos su socio desde el minuto cero. Ese es el secreto de Vilardell, más allá del producto que tenemos". Una buena prueba de esto es que mantuvieron y gestionaron su farmacia del Eixample hasta 2004. Actualmente están presentes en más de 5.000 farmacias. "Somos farmacéuticos", insiste orgullosa Clara Oller, quien considera que esta es la "fórmula" de su éxito.