Opinión

Los Herederos de la Catalunya 2030

Vivimos en un mundo obsesionado con marcarse agendas y objetivos a corto, medio y largo plazo. Y no es negativo. Horizonte 2020 y Agenda 2030 son los que más hemos escuchado en los últimos tiempos. Otro tema es que seamos capaces como sociedad de llevar a cabo ciertos compromisos, ya que en algunos casos pueden parecer utópicos o inasumibles.

"Recientemente se ha abierto un debate en torno a un nuevo contrato social en la Catalunya del 2030. Y no me refiero a su encaje con España"

Recientemente se ha abierto un debate en torno a cómo queremos que sea la Catalunya del 2030. Y no me refiero a su encaje con España. Me refiero a la sociedad que queremos y a un nuevo contrato social que se ha truncado con la virulenta crisis que estalló en el año 2008.

Esta crisis nos ha pasado factura a todos y, tras una década, poco tiene que ver el nivel de vida actual de la gente con aquellos años de bonanza dopada. La pérdida de poder adquisitivo se refleja de manera evidente en los jóvenes, que con ilusión han ido entrando en la universidad y que al salir de ella se han visto obligados a emigrar para servir cafés y ganar “experiencia laboral” (insuficiente con las prácticas universitarias) o adquirir fluidez con el inglés. De hecho, este argumento lo vendió como una receta el exconseller Mena que, tergiversando o no sus palabras, al final no eran más que un reflejo de un fracaso del modelo educativo elaborado en parte por políticos que, en sus pugnas sobre si es más importante el catalán o el castellano, han acabado dejando en un tercer plano el idioma que mueve el mundo y la economía.

Estos últimos años hemos chocado de frente con una serie de desigualdades sociales que no habíamos visto antes en Catalunya desde que se consolidó la clase media en los años 70. Por primera vez en mucho tiempo, los salarios, la fiscalidad y el encarecimiento de la vida (con la vivienda como principal protagonista) no están logrando que la clase media y sus hijos tengan la oportunidad de ahorrar y en muchos casos vivir con dignidad.

"Los salarios, la fiscalidad y el encarecimiento de la vida (con la vivienda como principal protagonista) no están logrando que la clase media y sus hijos tengan la oportunidad de ahorrar y vivir con dignidad"

Si trazamos un plan para la Catalunya del 2030, debemos centrarnos en hablar de la generación millennial. En la actualidad, este millennial -que ya no hace sus pinitos en el mundo laboral- ha tenido que lidiar con la situación anteriormente explicada de plantearse si emigrar o no, ante la ausencia de un trabajo o un salario que no le permitía llegar a fin de mes. Por no hablar de la emancipación... Según los datos extraídos del último informe del Índice Sintético de Desarrollo Juvenil Comparado (ISDJC) los jóvenes catalanes (y españoles) están lejos de la media europea (26 años) en materia de emancipación. De hecho, según podemos ver en este estudio, los jóvenes europeos tienen más facilidad para emanciparse ahora que hace 10 años. La situación en nuestro país es radicalmente distinta. Catalunya presenta una mejora en formación respecto a hace 10 años y un retroceso en emancipación, situándola en los 29 años. Eso sin mencionar que abandonar el domicilio familiar supone en la gran mayoría de casos compartir un piso de alquiler, nada de compra de vivienda. ¿Nadie ha escuchado antes eso de “la generación más formada de la historia y que vivirá peor que sus padres”? Al menos, el momento actual parece corroborar esta afirmación tan difundida en los últimos tiempos. Bienaventurados aquellos millennials que en estas circunstancias pueden formar una familia.

Si nos empezamos a marcar una agenda sobre la Catalunya del 2030, la generación millennial debe estar más presente que nunca en el debate y ser protagonista del diseño de esta sociedad del futuro. La sociedad civil debe volver a recuperar el papel que tuvo antaño. Volver a ser un "lobby”. Esa palabra que parece tan denostada en nuestro país y que al final no es más que organizarse para hacer presión ante los políticos. La política es un instrumento de servicio al ciudadano y el ciudadano debe ejercer su presión sobre el político, fabricando ideas para que éste las ejecute.

Los millennial deben ejercer su principio de responsabilidad y ser partícipes de aquello que van a heredar, y de no hacerlo, de poco servirá quejarse en un futuro.

"Que ser empresario no signifique ser un rara avis, que dar trabajo a las personas no suponga un freno administrativo y que facilitar la vida a la gente ayudándole a ahorrar no sea un imposible"

Recientemente estamos escuchando hablar de una renta básica universal como panacea actual y de futuro, pero nadie se pregunta de dónde saldrá el dinero. O sí… ¿Generarán esta renta con la subida de los impuestos a aquellos que ahora no podemos ahorrar? ¿Seguirán aumentando la deuda española cuando roza el 100% de PIB para poder llevar a cabo esta renta mínima? Las deudas se pagan y de ser así, la herencia a los millennials va a ser envenenada. Por no hablar del futuro de las pensiones.

Es fundamental tener un sistema de distribución de riqueza justo, pero no hay que olvidar que la economía somos las personas. Si solo nos centramos en repartir y no en crear riqueza, toparemos con los mismos problemas. Hagamos fácil que los que heredemos el mundo de mañana podamos abrir empresas y crear puestos de trabajo con más facilidad y con más incentivos por parte de la Administración. Que ser empresario no signifique ser un rara avis, que dar trabajo a las personas no suponga un freno administrativo y que facilitar la vida a la gente ayudándole a ahorrar no sea un imposible.

Estamos a tiempo de cambiar ciertos rumbos, estamos a tiempo de que la sociedad civil vuelva a tener un papel relevante y de presión sobre la política, estamos a tiempo de generar ideas. Actuemos hoy para no tener que lamentarnos mañana.