El, de momento, imparable negocio de Uber
La controversia entre taxistas y la compañía es total. Los taxistas denuncian, entre otras cuestiones, que Uber o los conductores que prestan el servicio a través de la aplicación lo hacen sin licencia oportuna. Y Uber asegura que prohibir la aplicación supondría restringir la posibilidad de elección de los ciudadanos. Así mismo afirman que Uberpop, el servicio que presta en Barcelona, es muy similar a Blablacar , esto es, que el conductor comparte gastos con el pasajero a un precio muy reducido.
Cómo ya sabéis, primero el Tribunal Regional de Frankfurt, el día 25 de agosto, dictó un acto en el cual adoptó la medida cautelar de prohibición a Uber de seguir operante en toda Alemania para ser contrarias a ley alemana sobre competencia desleal y a la ley alemana sobre transporte (terrestre) de viajeros.
Posteriormente, la Audiencia Provincial de Frankfurt ha anulado la resolución de medidas cautelares dictada de manera urgente el agosto pasado y Uber sigue operando en Alemania sin prohibición alguna.
Las razones de esta decisión, que insisto, será recorrida por Uber, son las que Pablo García Mexía explica de manera brillante en su blog.
Las razones? Primera, que las dos partes compiten entre sí por un mismo mercado, el del transporte de viajeros por carretera, y lo hacen además por medianos muy similares, pues también Taxi Deutschland dispone de su propia plataforma de Internet en el desarrollo de su actividad. Aunque no lo explicita en absoluto, la resolución da a entender que Uber incurre en deslealtad al prestar sus servicios de manera enteramente libre, lo cual le permite ofrecer precios mejores, a diferencia de Taxi Deutschland, que está sujeta a la reglamentación contenida en la Ley sobre transporte (terrestre) de viajeros.
Y segunda, que Uber ofrece transporte y vehículo sin la autorización que para esto se exige en la citada legislación sobre transporte (terrestre) de viajeros, sin que a tal fin importe que esta empresa no ofrezca este servicio por sí misma, al limitarse a intervenir porque el transporte acabe siendo ofrecido por terceros, como quiera que también Uber obtiene un beneficio, el porcentaje que se establece en las condiciones de uso y que acaba abonando el usuario.
Cuestión de precio
En mi opinión, el sector del taxi y otras muchas actividades empresariales y profesionales, son percibidas por el usuario o consumidor como un coste demasiado elevado. Y aquí el taxista se ve atrapado, porque no puede competir, puesto que sufre una regulación demasiado estricta y de obligado cumplimiento.
La solución, como en otros sectores, es llevar a cabo una transición de liberalización de estos servicios, como está pasando en otras profesiones. No es sólo el impacto de la tecnología, es también una cuestión de precio . Si no es Uber, saldrán otros parecidos y finalmente este servicio en pocos años se prestará de otro modo. Es inevitable. Cuando la Administración dé un paso atrás, habrá más competencia y bajará el precio, pero el taxista pagará menos tasas e impuestos, teniendo un impacto positivo en el bolsillo del consumidor.
Uber recorrerá, y si se confirman estas medidas cautelares, tendrá que asumir el fallo. Pero esta prohibición no arreglará el problema de este colectivo. Menos ventas, menos usuarios de taxi y menos ingresos. Esto seguirá igual y empeorará. Y no será por Uber.