Opinión

El Día del Libro y Sant Jordi: lectura, fiesta y economía

Este 2018 es el Año Europeo del Turismo Cultural. Europa es consciente de dos realidades que, cuanto más va, más se demuestra que o se esquivan, sino que interseccionen y se alimentan: la economía del turismo y la cultura.

Sólo hay que parar atención a las aportaciones de estos dos sectores estratégicos al PIB y al VAB para darse cuenta. O fijarse en otros indicadores, como el gasto mediano de la ciudadanía en sus productos y servicios o las tasas de ocupación. En este sentido, justo es decir que Cataluña genera el doble de ocupación en el sectores creativos y de la cultura que la media de la UE, con una aportación prácticamente idéntica al PIB. Y se tiene que tener muy presente que, en este ámbito, las empresas del mundo del libro son, con el audiovisual, las principales y las más internacionalizadas.

Desde el punto de vista empresarial y económico, Sant Jordi es un milagro: en 12 horas se facturan más de 21 millones de euros, los 957 municipios de Cataluña salen a la calle a plantar paradas de libros y se pasean, sólo a la ciudad de Barcelona (datos oficiales de la Guardia Urbana) entre 1,2 y 1,5 millones de personas (es una fiesta multitarget: de los niños, a los adultos, pasando por los adolescentes y la gente mayor, colectivos al margen).

Més info: Las recomendaciones (en colores) de Sant Jordi

Indicadores que dejan esbalaïts nuestros colegas otros países. Este año nos visitan una veintena de mediados de comunicación de 10 países de Europa y América para ver y vivir el Sant Jordi; el año pasado, acogimos las 20 ciudades declaradas patrimonio literario por la Unesco; y el anterior, libreros de una quincena de países venían a ver qué pasa por Sant Jordi en relación al libro que en sus territorios parece imposible, a pesar de que la fiesta ya la hemos exportado en 25 países que la celebran con continuidad.

"Este año nos visitan una veintena de mediados de comunicación de 10 países de Europa y América para ver y vivir el Sant Jordi"

Es un día esplendoroso: los creadores (escritores e ilustradores) contactan con el público, los editores sirven toda su oferta, los distribuidores hacen que la logística sea impecable y los libreros, finalmente, rematan el trabajo de este reloj de sincronización sectorial reunida a la Cámara del Libro. Meses de trabajo, pues, para un día relevante. Justo es decir, pero, que Sant Jordi no es ninguna competición. Y que la tarea es continuada.

No competimos a ver quién gana. El Gremio de Libreros de Cataluña insiste, de hace años, en un dato: los 10 títulos más vendidos esta fiesta no superan el 8% del total. No son, pues, la noticia. El foco tiene que raer en los 92% de libros que la gente compra: varios, muy diversos, y donde la literatura infantil y juvenil tiene un relevo, importando económicamente y educativa. Culturalmente, el dato es interesante y desmiente el exceso de zoom en unos pocos títulos. En cuanto a la facturación, es importante, y tanto!, pero más como fiesta del leer que de rentabilidad (contais abrir tienda, plantar paradas, doblar libros, contratar personal extra…). La idea de civilitat y trabajar para incorporar el 32% de nuestros conciudadanos que no nunca leen tendrían que ser nuestros motores. Una sociedad no sólo civilizada, sino también competitiva, no puede dejar gente a los márgenes.

"Los 10 títulos más vendidos esta fiesta no superan el 8% del total. No son, pues, la noticia"

La crisis ha hecho daño. A todos los sectores. Las librerías han demostrado habilidad de adaptación, reinvención y emprendeduría. Porque crisis aparte, han cambiado los hábitos: de consumo, de acceso y de información. Estos son los retos. De aquí la apuesta del Gremio por la formación y es ejemplo la Escuela de Librería, iniciativa conjunta con la UB. Sin ser competentes no seremos competitivos. Nuestra apuesta es cultural, que como decía Montserrat Roig, es la revolución más fuerte.