Ferran Tarradellas

Opinión

El mercado más grande del mundo

Con 500 millones de personas la Unión Europea es el mercado más grande del mundo. Han pasado muchos años desde aquel 1 de enero de 1993 cuando cayeron las barreras comerciales entre los entonces 12 Estados miembros de la Unión Europea y desde entonces la Unión Europea no dejado de trabajar para mejorar y profundizar en la libre circulación de bienes, servicios, personas y capitales, uno de los éxitos más incontestables de la UE. El Mercado Único beneficia tanto a los consumidores, que pueden disfrutar de una oferta más amplia y de precios más bajos; como las empresas, que tienen más oportunidades para hacer negocio.

Actualmente el comercio de bienes entre los Estados miembros de la Unión Europea es de 2.935.000 millones de euros, un 75% más que las exportaciones de bienes de la UE hacia países terceros. De hecho, si exceptuamos los casos de Grecia y del Reino Unido, todos los Estados miembros tienen una relación comercial más intensa con otros países de la UE que con socios comerciales fuera de la Unión. De este modo, según las cifras de Eurostat, la mayoría de Estados miembros de la Unión Europea tienen 2 o 3 socios comerciales dentro de la UE que representan más del 50% del total de sus exportaciones tanto dentro de cómo fuera de la Unión.

A pesar de todos los avances que se han hecho en el desarrollo de que denominamos el 'Mercado Interior', no podemos considerar que el trabajo está hecho ni mucho menos. Todavía quedan algunas fronteras a menudo invisibles, que hay que eliminar si queremos obtener todos los beneficios de un Mercado Único integrado. Por ejemplo, cuando queremos comprar por Internet o acceder a servicios online de vídeos, música, juegos o libros, seguimos comprando cómo si hubieran 28 mercados separados. Precisamente por eso, este mes de diciembre la Comisión Europea ha presentado una propuesta ambiciosa para crear un verdadero 'Mercado Único Digital'. Una propuesta que pretende facilitar el comercio electrónico entre países de la UE y ampliar el acceso a los contenidos digitales que un ciudadano adquiere en un Sido miembro a toda la Unión.

Este es un ejemplo de los esfuerzos que la Comisión quiere llevar a cabo para potenciar el Mercado Interior como una palanca para activar nuestra economía. Si damos un vistazo a la evolución del comercio dentro de la Unión durante los últimos años, vemos que entre el 2004 y el 2008 el nivel de exportaciones de un país a otro de la UE creció de manera sostenida, pero que a partir del cuarto trimestre del 2008, y coincidiendo con el impacto de la crisis, el comercio al Mercado Único sufrió una fuerte bajada. Esta tendencia volvió a dar la vuelta a partir del segundo trimestre del 2009 y desde entonces hasta el 2011 fue creciente hasta recuperar los niveles de antes de finales del 2008.

En este análisis a través del tiempo del comercio dentro de la Unión Europea, podemos observar el caso de España, uno de los países que ha experimentado un cambio en las tendencias comerciales dentro de la Unión: mientras que el 2002 era un importador limpio de productos otros socios de la UE con una balanza comercial negativa de 21.200 millones de euros, el 2013 era ya un exportador limpio con una balanza comercial positiva de 94.000 millones de euros. Hace falta pues aprovechar todo el potencial sin explotar al Mercado Único, como auténtico motor de la débil recuperación económica, pero también para reforzar nuestra presencia en el mundo.

En efecto, el enorme atractivo del Mercado Único nos da una fuerza extraordinaria para liderar el comercio a escala global. La Unión Europea tiene una política comercial común y la Comisión Europea es la encargada de negociar los tratados y acuerdos comerciales para todos los países de la Unión. Cómo es muy conocido, ahora está negociando el TTIP, el Acuerdo comercial con los EE.UU., un acuerdo que un golpe aprobado supondrá la creación de la zona de libre comercio más grande del mundo, un salto adelante como el que supuso en su momento la creación de un Mercado Único a la UE. Una oportunidad pues, que no nos podemos dejar perder.