Opinión

¿Hasta dónde la guerra arancelaria?

Ya hace años que los Estados Unidos están preocupados por el aumento creciente de China, que está amenazando su hegemonía mundial. El presidente Donald Trump en el año 2016 y, posteriormente, Joe Biden tomaron medidas para frenar su crecimiento económico y para reducir también la competencia comercial de otros países.

Con la invasión de Rusia a Ucrania y la posterior guerra, el enfrentamiento de los Estados Unidos y la UE con Rusia, y China, que la apoya, ha acelerado el choque político y económico entre estas potencias. Las fuertes sanciones aplicadas a Rusia, y en parte a China, especialmente en el campo de productos tecnológicos, han distorsionado el comercio mundial.

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El presidente Donald Trump en el año 2018, para impulsar la economía americana, ya puso aranceles a muchos productos importados y aplicó fuertes restricciones al comercio con China. El presidente Joe Biden no solo mantuvo las restricciones, sino que introdujo nuevas y acordó fuertes ayudas a las empresas que produjeran en suelo americano. El objetivo era reducir importaciones, revitalizar la economía, crear empleo y, en definitiva, mantener al país como la primera potencia mundial.

"El objetivo era reducir importaciones, revitalizar la economía, crear empleo y, en definitiva, mantener al país como la primera potencia mundial"

China es el productor de coches más importante del mundo. En el año 2023 produjo 30 millones, la UE 13 millones y los Estados Unidos 10 millones. El 58% de los coches eléctricos se producen en China, y exporta 1.500.000, de los cuales 440.000 a la Unión Europea. Todos los países intentan saltarse las reglas acordadas en el marco de la Organización Mundial del Comercio (OMC), que prohíbe, entre otras cosas, las ayudas públicas a las empresas. Los Estados Unidos y la UE han denunciado a China por subvencionar muchos de los productos que exporta, especialmente el automóvil eléctrico, del cual tiene una sobreproducción que necesita exportar y lo hace a precios bajos. En respuesta, tanto los Estados Unidos como la UE han denunciado que el coche eléctrico chino está recibiendo ayudas públicas y, por lo tanto, han tomado medidas antidumping, imponiendo altos aranceles a las importaciones de coches chinos. A esta decisión, China ha replicado y ha denunciado a la OMC las subvenciones que reciben empresas del sector lácteo, cárnico o algunas bebidas alcohólicas y que someterá a importantes aranceles.

¿Quedarán limitados estos ataques y contraataques a los productos mencionados? ¿Estamos al inicio de una espiral de intervenciones de los estados y de las restricciones al libre comercio? En el pasado ya había habido grandes choques en el comercio mundial. En el año 2018 Trump impuso aranceles a todas las importaciones de acero y de aluminio, lo que produjo un fuerte choque con la UE. Choque que se resolvió negociando un acuerdo que satisfacía a ambas partes.

"En el año 2018 Trump impuso aranceles a todas las importaciones de acero y de aluminio, lo que produjo un fuerte choque con la UE"

Pero la lucha por impulsar la economía, la seguridad y la autosuficiencia estratégica de cada país no deja de crecer. El resultado de las elecciones americanas, gane quien gane, no cambiará nada. El America First continuará dominando la escena. Tanto los demócratas como los republicanos comparten la visión de que es necesario impulsar la economía americana, y que para mantener su hegemonía mundial y volver a ser lo suficientemente fuertes para gobernar el mundo, es necesario frenar a China.

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Todo esto no ayuda a la pacificación, ya que lleva a tensión, fragmentación de la política y de la economía, y a la reducción del comercio mundial. El resultado será más tensión, más inseguridad, más pérdida del poder adquisitivo, y se perjudicará el bienestar de los ciudadanos. ¿No sería mejor negociar un acuerdo que tuviera en cuenta los intereses de las partes?