Nuestra microrevolució de cada día
Estos últimos diez días me he encontrado en varios foros hablando de la 4a Revolución Industrial. El tema está de moda y funciona tanto desde un punto de vista académico, mediático y de marketing. Le pasa un poco como la I.A. Capside reunía diferentes actores del sector: representantes de la Administración, de las entidades de transporte metropolitano, de las grandes empresas de automoción, startups y tecnólogos. Está muy bien hablar de como la 4a Revolución Industrial lo cambiará todo y de elucubrar sobre el futuro, pero todavía es mejor hablar con los revolucionarios, con los que están a la trinchera del día a día trayendo las últimas tecnologías a la gente y con la obligación de hacer negocio.
Nos llenamos la boca con qué Barcelona es una ciudad inteligente (otro concepto mediático-marquetinià) y todavía vamos con un título de transporte de cartón que si lo sudas demasiado al bolsillo, ya no sirve. En la Suiza el transporte público lo gestiona cada usuario desde el móvil. FAIRTIQ, una aplicación de transporte integrado monitora el recorrido y los medios de transporte utilizados por el usuario, y al final del viaje paga automáticamente aplicando la mejor tarifa por aquel trayecto y combinación. Yo ya quería ser suizo antes.
"Nos llenamos la boca con qué Barcelona es una ciudad inteligente y todavía vamos con un título de transporte de cartón que si lo sudas demasiado al bolsillo, ya no sirve"
El transporte público flexible bajo demanda también es un reto. Las frecuencias de los autobuses y trenes de metro ya dependen de la demanda en una franja horaria determinada. Desconozco como se establece pero se debe de hacer en base a los datos de movilidad que las autoridades de transporte metropolitano recogen con sus sensores. Los usuarios dejan sus patrones de movilidad a las redes sociales constantemente, porque no cruzamos estos datos con las medidas por la CON y extraemos un mejor conocimiento de que está pasando en directo? Un sistema de transportes que teniendo todo esto en cuenta tomara las decisiones correctas en cuanto a la frecuencia y capacidad de sus medios sería mucho más eficiente desde un punto de vista económico y de experiencia por el usuario. Tecnológicamente y económica plantean grandes retos que diría que superables; políticamente son proyectos de gran alcance que rebasan legislaturas y de aquí llora la criatura.
eCooltra, la empresa de alquiler de motos, es otro ejemplo. Nacida en 2006 en Barcelona dispone de una flota de 15.000 motos de las cuales 5.000 son eléctricas que dan servicio a los 500.000 usuarios que tiene la plataforma. Es presente en seis países del mundo. En Barcelona dispone de una oferta de 1.500 motos que hacen entre 12 y 15 viajes por día. El sistema de funcionamiento es muy sencillo: obras la aplicación de eCooltra al móvil, reservas la moto más cercana al mapa y cuando llegas abres el asiento, te pones el casco e inicias tu viaje. Al llegar aparcas la moto, y finalizas tu viaje. Todo desde la aplicación.
Y si juntáramos las tres iniciativas? Las motos de eCooltra podrían pasar información en directo del estado del tránsito, que el CON podría cruzar con datos propios, que podría cruzar con las que los usuarios comparten a los medios sociales y con las de los usuarios de Bicing, Cabify, Uber y de particulares que utilicen el navegador Waze. Los servicios podrían sincronizar su oferta en tiempo real, sirviendo así mejor sus clientes, ganando y haciéndonos ganar dinero a todos por el camino.
En el mejor de los mundos una aplicación de transporte integrado monitoraria el recorrido y los medios de transporte utilizados por el usuario, y al final del viaje pagaría automáticamente aplicando la mejor tarifa por aquel trayecto y combinación de mediados de transporte, incluidos patinetes. Lo veo.