Jordi Solé

Opinión

Nuevas fusiones bancarias a la vista

Por aquel que tiene que adquirir un producto o servicio siempre es bueno poder contar con un número mínimo de potenciales proveedores entre los cuales poder comparar calidad, prestaciones y precio. El sistema bancario español ya ha sufrido una importante concentración en los últimos años, en los que hemos visto desaparecer numerosas entidades financieras y, especialmente, muchas cajas de ahorro.

Desgraciadamente, pero, este proceso todavía no ha acabado, y en los próximos meses veremos como se reduce todavía más el número de proveedores financieros con que contarán los consumidores y las empresas. Esta próxima concentración bancaria volverá a repercutir negativamente en los unos y las otras. En unos casos será por la poca competencia que se harán entre tan pocas entidades y en otros porque muchas empresas verán como, nuevamente, se los recortan las líneas de financiación de circulante que son de renovación anual o semestral y se los vuelve a restringir el acceso al crédito.

Hasta la fecha de hoy, la reestructuración del sistema bancario español se ha llevado a cabo a partir de intervenciones por parte del Gobierno central y porque desde el Banco Central Europeo se han marcado mayores exigencias de solvencia de los balances de las entidades financieras. Esta primera reestructuración ha dejado un panorama bancario dividido en tres grandes grupos de entidades en función de su dimensión: en el primero encontramos a las entidades de mayor tamaño como el Banco Santander, BBVA y Caixabank.

Por debajo de estas, encontramos otro reducido grupo de bancos de mediana dimensión, como el Banco Popular, Bankia y Sabadell. Las tres entidades, desde el punto de vista de su solvencia, se encuentran en una situación comprometida, lo cual queda patente porque cuentan con un rating de "no inversión" (non investment grade) por parte de las agencias de calificación de rating Standard & Poors, Moody's y Fitch, que las consideran de riesgo especulativo, es decir, de bono barrería.

Y por el detrás de todas estas se sitúan una serie de entidades de menor dimensión, como por ejemplo Bankinter, Ibercaja, Kutxabank, Banco Madre Nostrum y algunas más. Las cuales, salvando únicamente a Bankinter, tendrán verdaderas dificultades para ser sostenibles -rentables- a medio y largo plazo por sí suelas.

Este panorama bancario poco solvente y bastante precario es, precisamente, el que propiciará la próxima oleada de fusiones durante el 2016, que vendrá acompañada de nuevos cierres de oficinas y despidos de personal. Todo ello, acabará poniendo todo un sector en su lugar. Un lugar donde tendría que haber sido desde el principio, absteniéndose de los "aires de grandeza" que tuvieron una buena pandilla de personajes. Aquellos que, sin ningún tipo de experiencia de gestión de entidades financieras, confiamos la gestión de unas empresas que desarrollan su actividad en un sector muy complejo y que si no se gestionan bien, como se ha visto, casi nadie se salva de recibir las consecuencias en forma de un varapalo u otra.