¿Quién puede predecir un best-seller?
El Departamento de Justicia de la administración Biden no mira con buenos ojos la unión de dos gigantes de la edición de libros, Penguin Random House y Simon & Schuster, y ha llevado a los tribunales la operación, alegando que perjudicará al mercado. Piensa el gobierno que no habrá una competencia suficiente en el mercado, donde un gran jugador tendría una "desmedida influencia" sobre quién y qué se publica, y cuánto se paga a los autores por su trabajo.
Las sesiones del juicio -que ha tenido lugar este mes de agosto, y ahora espera veredicto- han visto pasar a autores como el novelista Stephen King y factótums como Markus Dohle, CEO de Penguin Random House, pasando por agentes y economistas expertos en monopolios.
"¿Es realmente planificable un éxito? Si la respuesta es afirmativa, la concentración claramente perjudica al público y a los autores"
Desde el punto de vista de modelo empresarial, el contencioso está poniendo en el centro de la discusión la esencia del negocio editorial: ¿es realmente planificable un éxito? ¿Se puede predecir un best-seller? Si la respuesta es afirmativa, la concentración claramente perjudica al público y a los autores, porque da mucho poder a los planificadores que, gracias a su capacidad de anticipación y al control del mercado, pueden prefabricar a los futuros best-sellers. Un gran sello editorial sí podría predecir un best-seller. Si al final, por el contrario, se concluye que todo es aleatorio, entonces no importa mucho si estos dos gigantes se juntan o no, porque cualquier editor puede acabar haciendo que la flauta suene y hacer fortuna con independencia de la posición que ocupe en el mercado.
Tiene su enjundia que este debate se dé precisamente en una fusión en la que se casarán dos casas editoriales con cierta paradoja congénita. Por un lado, tenemos a la compradora, una empresa de nombre Random, palabra que literalmente significa algo aleatorio, azar. Uno de los fundadores, Benett Cerf, recordaba así la elección del nombre: "sólo dijimos que publicaríamos libros al azar [random]; llamémosle Random House". Y el otro sello, Simon & Schuster, toma el nombre de un vendedor de pianos (Richard Simon), y un editor de una revista de coches -Max Schuster- que juntaron esfuerzos para editar un libro de crucigramas con el que hicieron fortuna. Ellos abordaron una aproximación opuesta al concepto random: lo llamaban "edición planificada", y básicamente consistía en que ellos no esperaban manuscritos, sino que los encargaban cuando veían que un tema podía tener interés.
La defensa en el juicio, lógicamente, hizo hincapié en el primer punto de vista: "Todo es aleatorio en la industria editorial" [Everything is random in publishing] ha afirmado en la sala Markus Dohle, reconectando con el naming escogido por Cerf. En su opinión (recogida por The New Yorker), "el éxito es random, los best-sellers son random. Éste es el motivo por el que somos la Random House." ¿Es realmente así? ¿Y si en vez de azar, del factor random, hay que hablar, más bien, de probabilidad?
"De cada diez libros que edites, ocho o nueve no funcionarán y uno o dos pueden ser superventas"
Fuentes del sector aseguran tener estadísticamente contrastado que de cada diez libros que edites, ocho o nueve no funcionarán y uno o dos pueden ser superventas. La fórmula del éxito sería, pues, saber elegir tanto los best-sellers como los fracasos: en unos libros tratar de no perder mucho, y en otros hacer suerte. En el mismo juicio se han revelado cifras que pueden alimentar esta hipótesis: la mitad de los 58.000 libros que se publican anualmente no logran vender más de una docena de copias (!) y el 90% de títulos venden menos de 2.000 ejemplares; si esto es así, el 10% de libros serán un éxito más o menos rotundo en función de la capacidad de explotarlos.
Aparte de dejarme perplejo el sorprendente misterio que es que un libro no llegue ni a la docena de copias vendidas entre amigos, conocidos y saludados del autor, el caso me lleva a pensar que, por probabilidad, sólo las estructuras grandes pueden aguantar que el azar te sea propicio únicamente una de cada diez veces.
A todo esto, el factor que queda por considerar es qué papel le dan -tanto el gobierno como los grandes ejecutivos de estas casas editoriales- al editor con oficio que tiene el olfato para acertar éxitos con una ratio de probabilidad que excede estos análisis de datos. Quizás sean estos los que verdaderamente sí pueden predecir un best-seller.