Las crisis que regeneran a Europa (1)
A pesar de que mis artículos tienen a menudo un tono crítico y, por qué no, pesimista, debo decirles que si me alejo del núcleo de los principales problemas que asedian al país, me convierto en optimista. Ignoro si tengo vocación de ir a contracorriente, pero pertenecer a la Unión Europea (UE) a mí me genera optimismo. Pienso que, sin ella, nosotros seríamos una especie de Argentina incrustada en medio de Europa. Por muy mal que nos vayan las cosas, los pilares fundamentales están protegidos por la UE. Esto comportará que cada vez tendremos menos autonomía. Evidente. Si pretendemos que nos paguen la fiesta, los que pagan puden decir lo que quieran, ¿no es cierto? ¿Qué es, si no, la reforma de las pensiones? Y tantas otras cosas de las que no nos enteramos debido a que el rol de cada uno de los dos partidos que gobiernan España es muy eficiente. Las leyes que producen los de Unidas Podemos provocan alboroto, pero afectan a un tanto por ciento muy marginal de la sociedad española. Las leyes que promueve el PSOE son aburridas y sin demasiado populismo, pero nos afectan a casi todos. En ese paquete están las exigencias de la UE y de la OTAN. La vertiente PSOE del gobierno español ha optado por la expresión catalana "el nostre mal no vol soroll" (en castellano, nustro mal no quiere ruido). Y lo están consiguiendo.
De Europa nos llegan dos buenas noticias que, por alguna razón, aquí no se habla mucho de ellas. La primera es en lo referente a la energía. De la UE podríamos decir que no hay crisis que por bien no venga. Hasta ahora ha sido así, lo que demuestra que los gobernantes saben algo que siempre mantengo cuando choco con un europesimista: “Ignoro si la UE podría ser mejor, supongo que sí. Pero de lo que estoy seguro es que sin la UE todo sería peor. Y quien lo niegue es un ignorante o un malintencionado”. La crisis energética que estamos sufriendo -me refiero a ese desorbitado incremento de precios que ha tenido lugar- es grave pero, si lo analizan bien, el tema se ha sorteado bien. Los negativos preveían grandes desastres que no han ocurrido. No sólo eso sino que, como hemos aprendido en la UE, una crisis debe aprovecharse para cambiar. Y esto es lo que está ocurriendo. Se está creando, poco a poco, el mercado único de la energía. Se aprovecha la crisis y se mezcla con los objetivos de evolución hacia energías renovables. Dos en uno.
Hay quien dice que si se subvenciona el consumo de energía entonces la transición no terminará nunca
No quiero entrar en detalles que son complejos. Entenderlo todo por encima me ha tomado más de una hora. Hay intereses divergentes. Y que tienen diferentes dimensiones que provocan que en determinados temas algunos países estén aliados, y en otros estén enfrentados. Lo más claro es el nuclear: algunos países apuestan por ella porque poseen infraestructura, de lo contrario los números (construir ahora nuevos reactores) no cuadran. Otros que están en fase avanzada de construcción de generación verde prefieren avanzar más rápido sin excusas. Pero existe otra dimensión: subvencionar, o no. Hay quien dice que si se subvenciona el consumo de energía entonces la transición no terminará nunca. Combinar todo esto no es fácil. Pero la buena nueva es que los 27 han decidido que si no atacan el problema conjuntamente, no saldremos adelante. Esto significa que existe margen para la cesión de intereses particulares en favor de los intereses comunes. De momento ya se ha hecho un plan que, teniendo en cuenta la problemática, es más bien a corto plazo: 2030.
La crisis financiera y del euro nos llevó a reestructurar la Eurozona y el sistema bancario. Hoy en día, casi todos los bancos de todos los países pasan cuentas en Fráncfort, la sede del Banco Central Europeo. Las “autoridades nacionales” apenas pintan nada. La crisis de la pandemia nos llevó a ser la zona del mundo que mejor ha gestionado el tema: vacunas descubiertas y fabricadas en casa, distribuidas por todo el territorio de la UE sin privilegios, etc. Además, se avanzó en el concepto de crear una deuda soberana europea, que es la que financia el programa NextGen. La crisis de Ucrania nos ha hecho avanzar hacia una mayor unidad diplomática y militar. Ahora la crisis energética nos traerá el mercado único energético, soñado desde hace tantos años por tantos de nosotros. Y todo sin hacer demasiado ruido.
¿La segunda noticia buena de la UE? La próxima semana, para no empacharnos. En Catalunya nos puede afectar de manera muy positiva, por cierto.