El Vallès y la Vizcaya industriales
La Catalunya industrial mantiene desde hace años un cierto complejo y envidia sana con el potencial industrial del País Vasco. En particular, de su cultura industrial, que comporta formación profesional, innovación, arraigo al territorio, dinámica social -por ejemplo, en cooperativas-, actividades punteras, etc.
Comparando al País Vasco con Catalunya, nosotros somos en proporción tres veces mayores en población y economía, pero Catalunya solo es 2,5 veces su industria. Lo compensamos con agricultura y turismo, pero en manufactura somos más débiles.
El Vallès es Vizcaya
Sin embargo, si comparamos datos del Vallès y Vizcaya encontramos paralelismos en volumen de población, total del valor bruto añadido (VAB) y de estos por habitante.
Las cifras de los empleados coinciden en las dos fuentes, debido a su origen común en la Seguridad Social. Se suman afiliaciones generales a la SS más autónomos. Los datos de VAB pueden diferir algunas veces entre las dos fuentes en orden de un 7% cuando comparamos Catalunya y País Vasco (el INE no desagrega por comarcas, sino por provincias), con valores en más por parte del Idescat respecto al INE.
Más en detalle, en el Vallès superamos Vizcaya en número de empleados industriales y en su proporción dentro de la economía, en VAB por empleado industrial y en peso industrial en el conjunto económico. Estos datos nos configuran un panorama positivo. Y Vizcaya es la máxima concentración industrial del País Vasco, por encima de Guipúzcoa y Álava. Algún dato concreto, como el hecho de disponer de más VAB por empleado industrial nos indicaría que quizás no vamos tan atrasados en la carrera.
El Vallès no es Vizcaya
No obstante el panorama anterior, no somos Vizcaya en diferentes órdenes que nos perjudican como una piedra en el zapato. Nuestra institucionalidad, la del Vallès, es cero comparada con la vizcaína: una diputación foral, que puede hacer política de formación, de ayuda a la transferencia tecnológica, que manda sobre las infraestructuras y que no logra ningún déficit fiscal. Si en el Vallès la calidad de vida es inferior de la que disfrutan los ciudadanos vascos sería por este factor fiscal y de falta de autogobierno, no por incapacidad de producción de riqueza.
Barcelona dispone de un entorno comparable al del País Vasco y lo desaprovecha totalmente en su consideración metropolitana
Por ejemplo, ¿quién se ocupa de la central de la Llagosta, la estación de mercancías del eje ferroviario mediterráneo? Ya os lo digo yo: nadie, ni el Ministerio de Transportes, ni la Generalitat de Catalunya. ¿Qué dirección y planes de desarrollo de la formación profesional hay a escala Vallès? Ninguno. Pues estos son los vacíos a rellenar.
Y de todo quizás se deriva que Catalunya sea "moderadamente innovadora", respecto al País Vasco, que es "fuertemente innovador" según la Comisión Europea, categorías aplicables respectivamente al Vallès y a Vizcaya. Estos datos nos dicen, sin embargo, que más autogobierno, en Catalunya y en el Vallès, permitirían lograr el diferencial. Hay, por lo tanto, una posible política pública que nos haría más sólidamente industriales. El reconociendo político del Vallès como parte de Catalunya, sea como región o como vegueria, es compatible con la región metropolitana de Barcelona. Incluso sería un paso previo necesario, porque seremos metrópoli en cuanto que valiosos y específicos, no como simple periferia de polígonos, de una capital global como es Barcelona y que, en su dinámica, actualmente menosprecia el hecho productivo de su cercanía.
Si el Vallès es como Vizcaya, en el mismo orden de magnitud se puede comprobar que el Baix Llobregat es como Guipúzcoa y el Maresme, no muy diferente de Álava. Entonces, Barcelona dispone de un entorno comparable al del País Vasco y lo desaprovecha totalmente en su consideración metropolitana. Obstinada en ser "ciudad global" de turismo y servicios, ignora el potencial productivo de su entorno, puesto que, por ejemplo, el Àrea Metropolitana (AMB) prescinde totalmente del ámbito de Martorell, del Maresme y la mayor parte del Vallès porque está claro que el hecho productivo no forma parte de su ideario.