UNA AUTÓNOMA EN CUARENTENA. 4 años, 6 meses y 20 días
Cuando éramos peores
Qué bien que aquello de que si compartimos lo que sabemos seremos mucho mejores se lo hayan tomado tan en serio en València
Hubo una época -cuando todavía veía la tele- en la que casi cada domingo, València era la protagonista o la actriz secundaria del programa de Jordi Évole. ¡Cada semana! Cualquier tema que tuviera que ver con algo corrupto, fraudulento o sospechoso, pasaba por València. Dejé de ver la tele. Pero no porque lo que dijera Évole no fuera cierto, sino porque las televisiones pintaban una imagen de una ciudad, la mía, que además de políticos corruptos, tenía y tiene ingenieras brillantes, científicos ilustres, profesores premiados o reconocidas filósofas. Por mencionar solo algunos ejemplos.
Lejos ya de aquellos años –¡menos mal!- y metidos de lleno en esta crisis socio-sanitaria, los valencianos somos ejemplo. La última semana de marzo, la ingeniera alicantina Nuria Oliver, lanzaba en internet la encuesta Covid19Impact junto con la Generalitat Valenciana en el marco de un proyecto basado en el uso de la tecnología para contener la pandemia y predecir modelos epidemiológicos. Tres cuartas partes de las 127.780 respuestas válidas se recogieron en nuestro territorio y el dato más interesante que arroja esta encuesta es que, no solo Valncia, sino las tres provincias registran un mayor cumplimiento del confinamiento que el resto de España frente al coronavirus. El 89% de la población valenciana no ha salido de su entorno residencial más próximo, y los registros alcanzan el 96% en localidades como Dénia o Benicarló, según los primeros datos del estudio Data Science for COVID-19. Pese a las fotos de los primeros días, que mostraban colas de coches valencianos queriendo salir de la ciudad para pasar el fin de semana en los apartamentos de la playa, hemos sabido responder como se nos ha pedido.
Casi la misma semana que se lanzaba esta macro encuesta, desde el gobierno de Ximo Puig se atendía la petición de acceso a internet por parte de familias en situación desfavorable para que sus hijos e hijas pudiera seguir el curso escolar. Hasta 14.000 dispositivos, entre tablets y portátiles con acceso 4G se han distribuido entre alumnos desde Infantil hasta Secundaria, sin olvidar a los profesores que no tenían equipo para poder seguir con las clases online. Como decía el maestro Roca, “el mundo está aguantando social y económicamente porque tenemos Internet”.
Además de la respuesta institucional, la respuesta privada también me hace sentir orgullosa de la terreta. Desde el mundo tecnológico, con ITI al frente, se han propuesto frenar la curva con las TIC. Para ello, ITI ha puesto a las 200 personas que trabajan en el centro tecnológico, a las 240 empresas asociadas y a los más de 300 clientes, juntos a trabajar para desarrollar soluciones y herramientas que ayuden al objetivo común. Bendita tecnología (valenciana). Qué bueno que aquello de que si compartimos lo que sabemos, seremos mucho mejores –contra el virus en este caso- se lo hayan tomado a pies juntillas en la empresa privada valenciana.
Si no fuera porque ya no veo la tele, podría redimirme de aquellos años nefastos para València escuchando ahora, con orgullo, cómo somos ejemplo de resiliencia, empatía y generosidad. Aunque sea “gracias” al COVID-19, de vez en cuando no está mal figurar entre los mejores de la clase.