REPARTIDORES
Cooperativismo sobre ruedas
Los 'riders' valencianos se unen para plantar cara a las multinacionales de reparto de comida a domicilio
Se han convertido en esenciales, o, al menos, así los ha calificado el gobierno durante esta pandemia. Los repartidores de comida a domicilio en bicicleta, más conocidos como riders, son una pieza más del entramado urbano de las principales ciudades europeas. Las bicicletas y las cajas de colores de las diferentes apps de pedidos recorren las calles todos los días del año para traernos hasta casa nuestro último capricho culinario. Pero no sólo esto, en los meses de confinamiento, los riders jugaron un papel fundamental: llevaban productos básicos a personas de riesgo, que no podían salir de casa ni para ir al supermercado.
Por esta razón, los diferentes gobiernos autonómicos y los ayuntamientos, como es el caso del valenciano, les permitieron continuar trabajando. Pero la pandemia, más que una oportunidad para aumentar sus ingresos, se convirtió en una circunstancia que agravaba todavía más su precariedad laboral. Eran considerados trabajadores y trabajadoras esenciales, pero nadie les facilitaba ninguna herramienta de protección contra el virus. Se esperaba que llevaran comida y productos básicos a los más vulnerables, pero nadie les garantizaba una EPI, ni siquiera una mascarilla o unos guantes. Haciendo su trabajo se ponían en peligro y ponían en riesgo a quien se quería proteger.
"Tuve que salir todos los días a pelearme con el Ayuntamiento y la Generalitat para que nos dieran material de seguridad. No queríamos ser los propagadors de la covid. Me costó pero conseguiremos más de 2.000 EPI en las semanas del confinamiento", recuerda Pepe Forés, rider y portavoz de Rodant Bicimissatgeria, la cooperativa de reparto a domicilio que ha nacido en Valencia para hacer frente a la precariedad que sufre este colectivo y para hacerle la competencia a las grandes multinacionales como Deliveroo, Glovo o Uber Eats.
La pandemia ha sido la gota que ha colmado el vaso, pero la semilla de esta cooperativa se plantó hace ya más de tres años con el nacimiento de la plataforma RidersxDerechosVLC. Multitud de riders de todo el Estado se unieron en plataformas de este estilo a raíz de los primeros casos de despido y penalizaciones por parte de las multinacionales a los riders. Con su lucha consiguieron numerosas sentencias favorables del Tribunal Supremo en que se reconocía que tenían una relación laboral con las empresas para las que trabajaban. Es decir, que no podían ser autónomos. Estas organizaciones estaban bajo el paraguas de RidersxDerechos en el ámbito estatal, pero hace unos meses la plataforma valenciana se escindió definitivamente por diferencias con la organización estatal, controlada por la UGT según los valencianos.
A principios del verano de 2020, cuatro miembros de RidersxDerechosVLC anunciaban la creación de la cooperativa Rodant Bicimissatgeria, que nace con el objetivo de proporcionar un trabajo digno a quien quiera trabajar de rider y dejar de ser falso autónomo. Tenían previsto empezar a repartir alrededor del 14 de febrero, pero unos pequeños problemas técnicos retrasarán la salida de estas bicicletas a la calle hasta el mes de marzo.
11.000 euros para iniciar un sueño
"La pandemia fue el momento", explica Forés, que asegura que la idea de crear esta cooperativa ya hacía tiempo que rondaba por la cabeza de varios compañeros. La premisa estaba clara: no asemejarse en nada a las multinacionales a las que quieren desbancar. Así que dieron el paso y se reunieron con Teresa García, la directora general de Emprendeduría y Cooperativismo de la Generalitat Valenciana. Después empezaron un proceso de busqueda de socios y el pasado noviembre dieron de alta la cooperativa. Quedaba por resolver la cuestión económica, de donde sacar el dinero para empezar a rodar. Finalmente se decidieron por una campaña de micromecenazgo con la que consiguieron 9.200 euros. A ese dinero se suma una bicicleta valorada en 2.000 euros que Compromís dio a la cooperativa.
Esa suma se ha invertido a comprar bicicletas para los 7 o 8 riders que empezarán a repartir; a pintarlas todas iguales para crear una imagen de marca que se reconozca; para crear la APP mediante la cual se harán los pedidos y para alquilar un bajo que hace de centro de operaciones de la cooperativa. La cuestión de las bicicletas es fundamental para ellos. No quieren que ningún rider utse su propio vehículo: "qué pasa si un día se le rompe y no puede comprarse otra? Se queda sin trabajar?" se pregunta Forés.
"Nosotros no queremos ser jefes de nadie, sino socios"
Y qué es el que hace falta para trabajar en Rodant? "tener ganas y creer en el proyecto", asegura su portavoz. La cooperativa no tiene previsto contratar nadie. "Nosotros hemos sido siempre trabajadores de Deliveroo, sabemos qué es que te cuentan una historia muy bonita al principio pero que después no es verdad. Nosotros no queremos ser jefes de nadie, sino socios", explica Forés, que apunta que, además, una cooperativa no puede tener nadie contratado más de 6 meses, y ellos quieren generar estabilidad.
Su idea es que los riders no aporten capital a la cooperativa el primer año si no quieren, y utilizar ese periodo para decidir si quieren quedarse de manera permanente en la cooperativa o no. Si deciden formar parte definitiva, tendrán que aportar un capital de 1.000 euros. Para ellos es importante que todos los socios aporten el mismo capital y que nadie esté por encima de los otros.
Pagar más a cambio de mejores condiciones laborales
Más allá del modelo de negocio, en que se diferenciará Rodant de las grandes empresas de reparto a domicilio? En que no se fomentará la competitividad entre riders. Es decir, plantean un reparto equitativo del trabajo para que todos los riders trabajen el mismo por 7 euros la hora. El principal objetivo de esto es garantizar la seguridad de los repartidores. Cada vez es más frecuente escuchar noticias sobre la muerte de repartidores a las calles -la última el pasado fin de semana en Madrid- y según Forés, estas son causadas porque las empresas fomentan la competitividad entre riders, puesto que "cuanto más pedidos se aceptan, más se gana y esto trae algunos riders a cometer irresponsabilidades arriba la bici".
"Muchos restaurantes están esperando que llego Rodando para unirse a nosotros porque con las otras plataformas no ganan dinero"
Pero no sólo habrá cambios para los riders, sino también para los restaurantes. Rodant permitirá que los restaurantes pongan los precios que consideren para servir comida, y no se penalizará a los más caros, como asegura Forés que hacen Glovo y Deliveroo. La única condición será que se respetan los derechos laborales. Por el envío a domicilio pagará el consumidor. Todo esto comportará que pedir por Rodant sea más caro que hacerlo por otras plataformas, pero Forés insiste que ese precio extra es el que garantiza unas condiciones laborales dignas, y está seguro que en València hay una importante masa social dispuesta a gastarse ese dinero de más. "En los precios bajos es donde se esconde la precariedad", remarca.
Forés considera que las plataformas que han operado hasta ahora han malacostumbrado a la clientela. "No puede ser que un producto cuesto el mismo si vas tú a por él que si te lo traen a casa", remarca, para explicar después que las multinacionales del reparto han construido un imaginario colectivo donde este servicio es low cost, cuando posiblemente tendría que considerarse un lujo. De hecho, asegura que estas empresas se quedan el 40% del precio del pedido, revientan los precios y aplican condiciones abusivas a los restaurantes y a los riders para que después quién pide prácticamente no pague nada por el transporte del producto hasta su casa.
Por eso hay también muchos restaurantes esperándolos con los brazos abiertos. "He sido rider en muchas plataformas, me conocen en muchos restaurantes. Sé que están esperando que llegue Rodant para unirse a nosotros porque con las otras plataformas no ganan dinero", señala Forés, que añade que no tienen tiempo de visitar todos los restaurantes que ya se han puesto en contacto con ellos.
El repartidor augura que con la inminente llegada de la conocida como Ley Rider las empresas como Glovo, Deliveroo y Uber Eats tendrán que aumentar los precios. Sin embargo, tanto él como el colectivo de RidersxDerechos de Valencia en general son contrarios a esta regulación porque "ya existe un estatuto de los trabajadores". A su entender, se trata de una "pantomima" de la patronal para salvar otros negocios "llenos de falsos autónomos".
Pero mientras todo esto llega, él y sus compañeros ya han puesto su granito de arena para contribuir a acabar con los falsos autónomos con un modelo de negocio ético y sostenible medioambientalmente, puesto que a diferencia otras plataformas, ellos sólo repartirán en bicicleta. Hasta ahora, la palabra rider iba asociada a la de precariedad, y el objetivo último de Rodant es, en definitiva, romper ese vínculo.