15
de Diciembre
de
2016
Los sindicatos CCOO y UGT se movilizan desde este jueves y hasta domingo en todo España para protestar contra "los límites" del Gobierno español al diálogo social. Lo hacen con la reivindicación de "más y mejor" trabajo, salarios y pensiones; cuestiones que preocupan unas entidades que no comparten las visiones optimistas sobre la salida de la crisis del ejecutivo de Mariano Rajoy. En total serán más de 60 las movilizaciones y concentraciones convocadas en todo España con el lema "Las personas y sus derechos, el primero".
Con el apoyo de formaciones como Podemos o el PSOE, los sindicatos pretenden sacudir la conciencia de la administración porque se avenga a hablar de la veintena de actuaciones que consideran urgentes para el progreso y el bienestar social. Entre ellas, un plan de choque para la ocupación, la derogación de las reformas laborales, elevar el salario mínimo o poner en marcha un plan estratégico para la industria.
Tener trabajo, una buena política social
Cómo no puede ser de otra manera, una de las prioridades es la ocupación. A pesar de haber conseguido reconducir la tasa de paro por debajo del 20%, España continúa siendo uno de los países de la Unión Europea con más proporción de trabajadores sin trabajo. La ocupación se resiste, por ejemplo, a los más jóvenes. Mientras la media de paro juvenil a la UE es del 20%, en Cataluña llega al 38% y al conjunto de España se ensarta hasta un preocupante 54%.
Por el catedrático del Departamento de Economía y Empresa de la Universitat Pompeu Fabra, José García Montalvo, el paro juvenil es endémico y crónico, al nivel de Grecia y Suráfrica. Las causas, señala, hay que buscarlas en el abandono escolar y la acumulación de reformas educativas, por un lado, y un desajuste entre la oferta y la demanda de competencias del mercado de trabajo: "Mientras aquí discutimos sobre si la religión tiene que contar o no, en los EE.UU. se plantean si los niños tienen que aprender a programar a los 5 o a los 7 años".
Tampoco los trabajadores más veteranos lo tienen fácil. Lo denuncia CODEMA 45, la federación de asociaciones de parados mayores de 45 años, que reivindica que las políticas activas de ocupación también los tengan en cuenta. "Trabajamos por un colectivo que lo está pasando muy mal y al cual le cuesta mucho encontrar trabajo, somos casi el 50% del paro y el que queremos es colaboración", explica en una entrevista a VÍA Emprendida su presidenta, Maria Hilda López.
Cuando con el trabajo no hay bastante
Seguramente el más triste de todo es que, en masa casos, tener trabajo tampoco significa una vida digna. "Hoy tener un trabajo tampoco es ninguna garantía de salir de la pobreza", lamenta el secretario general de la UGT de Cataluña, Camil Ros.
Antònia Pascual, secretaria de Socioeconomia de CCOO, recuerda que esta precariedad afecta especialmente las mujeres. "Las mujeres son quienes corren el riesgo de ser las principales víctimas de los efectos de la crisis", denuncia a VÍA Emprendida.
Un salario mínimo muy mínimo
Para combatir esta precariedad, son muchas las voces que reclaman una subida significativa del salario mínimo, que en España también brilla por su escasez. Los sindicatos instan el Gobierno español a elevarlo progresivamente desde los 655 euros actuales a un total de 800 euros mensuales el 2017 para llegar el 2020 cerca de 1.000 euros, hecho que equivaldría al 60% del salario mediano, tal como establece la Carta Social Europea.
De momento, pero, el Ministerio de Ocupación liderado por Fátima Báñez ha accedido a un aumento del 8% hasta los 707,60 euros mensuales; concediendo una de las condiciones del PSOE para aprobar el techo de déficit de este año.
Más allá de los mínimos, la realidad a las empresas es que la práctica totalidad de las subidas de sueldo que se producen son fruto de la obligación. De la obligación de los convenios laborales. Un estudio de Randstad estima que el 48% de las compañías aumentan los salarios este 2016 por el estipulado a los acuerdos entre trabajadores y empresarios.
Y cuando me jubile, qué me queda?
Por si el cuadro no asustara bastante, siempre queda el tema de las pensiones. El agotamiento del Fondo de Reserva ha hecho saltar todavía más alarmas sobre un sistema que todo el mundo entiende amenazado por la combinación demográfica y de reducción de cotizaciones con salarios más amodorrados. "A partir del 2025 los números son imposibles. Hace falta un milagro", advertía esta semana el economista Miquel Puig. Mientras lo esperamos, las movilizaciones continúan.
Con el apoyo de formaciones como Podemos o el PSOE, los sindicatos pretenden sacudir la conciencia de la administración porque se avenga a hablar de la veintena de actuaciones que consideran urgentes para el progreso y el bienestar social. Entre ellas, un plan de choque para la ocupación, la derogación de las reformas laborales, elevar el salario mínimo o poner en marcha un plan estratégico para la industria.
Tener trabajo, una buena política social
Cómo no puede ser de otra manera, una de las prioridades es la ocupación. A pesar de haber conseguido reconducir la tasa de paro por debajo del 20%, España continúa siendo uno de los países de la Unión Europea con más proporción de trabajadores sin trabajo. La ocupación se resiste, por ejemplo, a los más jóvenes. Mientras la media de paro juvenil a la UE es del 20%, en Cataluña llega al 38% y al conjunto de España se ensarta hasta un preocupante 54%.
Por el catedrático del Departamento de Economía y Empresa de la Universitat Pompeu Fabra, José García Montalvo, el paro juvenil es endémico y crónico, al nivel de Grecia y Suráfrica. Las causas, señala, hay que buscarlas en el abandono escolar y la acumulación de reformas educativas, por un lado, y un desajuste entre la oferta y la demanda de competencias del mercado de trabajo: "Mientras aquí discutimos sobre si la religión tiene que contar o no, en los EE.UU. se plantean si los niños tienen que aprender a programar a los 5 o a los 7 años".
Tampoco los trabajadores más veteranos lo tienen fácil. Lo denuncia CODEMA 45, la federación de asociaciones de parados mayores de 45 años, que reivindica que las políticas activas de ocupación también los tengan en cuenta. "Trabajamos por un colectivo que lo está pasando muy mal y al cual le cuesta mucho encontrar trabajo, somos casi el 50% del paro y el que queremos es colaboración", explica en una entrevista a VÍA Emprendida su presidenta, Maria Hilda López.
Cuando con el trabajo no hay bastante
Seguramente el más triste de todo es que, en masa casos, tener trabajo tampoco significa una vida digna. "Hoy tener un trabajo tampoco es ninguna garantía de salir de la pobreza", lamenta el secretario general de la UGT de Cataluña, Camil Ros.
Antònia Pascual, secretaria de Socioeconomia de CCOO, recuerda que esta precariedad afecta especialmente las mujeres. "Las mujeres son quienes corren el riesgo de ser las principales víctimas de los efectos de la crisis", denuncia a VÍA Emprendida.
Un salario mínimo muy mínimo
Para combatir esta precariedad, son muchas las voces que reclaman una subida significativa del salario mínimo, que en España también brilla por su escasez. Los sindicatos instan el Gobierno español a elevarlo progresivamente desde los 655 euros actuales a un total de 800 euros mensuales el 2017 para llegar el 2020 cerca de 1.000 euros, hecho que equivaldría al 60% del salario mediano, tal como establece la Carta Social Europea.
De momento, pero, el Ministerio de Ocupación liderado por Fátima Báñez ha accedido a un aumento del 8% hasta los 707,60 euros mensuales; concediendo una de las condiciones del PSOE para aprobar el techo de déficit de este año.
Más allá de los mínimos, la realidad a las empresas es que la práctica totalidad de las subidas de sueldo que se producen son fruto de la obligación. De la obligación de los convenios laborales. Un estudio de Randstad estima que el 48% de las compañías aumentan los salarios este 2016 por el estipulado a los acuerdos entre trabajadores y empresarios.
Y cuando me jubile, qué me queda?
Por si el cuadro no asustara bastante, siempre queda el tema de las pensiones. El agotamiento del Fondo de Reserva ha hecho saltar todavía más alarmas sobre un sistema que todo el mundo entiende amenazado por la combinación demográfica y de reducción de cotizaciones con salarios más amodorrados. "A partir del 2025 los números son imposibles. Hace falta un milagro", advertía esta semana el economista Miquel Puig. Mientras lo esperamos, las movilizaciones continúan.