Empezar un nuevo año es iniciar una nueva etapa después de un merecido descanso en el cual hemos podido reencontrarnos con nuestros seres queridos y con nosotros mismos. Esta pausa nos ha servido para hacer un balance, aunque sea intuitivo, de lo que nos ha ido bien y lo que no. Con este nuevo reinicio, que es el año nuevo, nos damos nuevas oportunidades y nos llenamos de ilusiones y de ganas de cambiar algo con una visión de como nos gustaría ser. Tener un propósito es vivir con calidad y satisfacción.
Y es que, a la vida como las empresas, hace falta liderazgo. Del mismo modo que preparamos planes estratégicos para nuestras organizaciones, también lo podemos hacer a nivel personal para gestionarnos mejor nosotros mismos y llevar las riendas de nuestra vida.
Y aunque pueda parecer obvio, no es nada fácil encontrar nuestro propósito. ¿Básicamente, podríamos decir que es encontrar la respuesta en la eterna pregunta del porqué somos aquí?. Pero, al fin y al cabo, la respuesta a la pregunta se puede concretar en todo aquello que nos hace felices y nos da sentido. ¡Qué fácil resulta ahora leer y valorar los KPI de las organizaciones y que difícil hacerlo a nivel personal!
Del mismo modo que preparamos planes estratégicos para nuestras organizaciones, también lo podemos hacer a nivel personal
Un libro muy inspirador en este sentido es el de Peter Ferdinand Drucker. El gran teórico del management escribió, hace bastantes años, el libro Gestionarse a sí mismo. En él explica como aquellos que se conocen a sí mismos, sus puntos fuertes y su propuesta de valor, consiguen el éxito, en este caso, en el ámbito profesional.
Drucker nos reta a cada uno de nosotros a preguntarnos sobre nuestro comportamiento y sobre nuestros valores. No nos pide que cambiemos, sino que potenciemos las habilidades que tenemos, todo aquello en lo que somos buenos. Es muy cierto que logramos mejores resultados haciendo todo aquello que nos va bien, pero según Drucker, pocas personas se conocen realmente en este nivel, y menos se aprovechan de sus puntos fuertes fundamentales.
Por otro lado, según unos estudios publicados por la Harvard Business Review donde se examina la trayectoria de organizaciones que han crecido por encima del 30% de media en los últimos cinco años, se analiza cuáles han sido los factores decisivos para obtenerlo, como por ejemplo crear nuevos mercados o ser capaz de cambiarlas reglas del juego.
Drucker nos reta a cada cual de nosotros a preguntarnos sobre nuestro comportamiento y sobre nuestros valores
Uno de los datos que los sorprendió fue encontrar que todas ellas habían definido con claridad su propósito corporativo de una manera aspiracional y lo habían llevado al centro de su estrategia. Este planteamiento les hizo pedir como por ejemplo: ¿Creamos valor en el mercado según nuestro propósito? ¿Lo hacemos cuando mejoramos el compromiso de los empleados? ¿Y cuándo nos centramos a escala financiera?
Una nueva perspectiva en un mundo volátil, lleno de incertidumbres y ruido. Necesitamos claridad para entendernos a todos los niveles y para lograrlo hay que comprender nuestro entorno para poder adaptarnos.
Los tiempos han cambiado drásticamente y hoy todos tenemos que aprender a gestionarnos a nosotros mismos y situarnos allí donde aportamos valor, tanto a escala profesional como personal, y ser los mejores gestores de nuestra vida y de nuestra carrera profesional. Esto me recuerda una frase célebre del Lluís Soldevila que me sirve de faro: ¿Qué tipo de persona eres? ¿La que el día te domina o tú dominas tu día? El éxito es proactivo y depende de ti.