Twitter utilizará información de Viquipèdia a la hora de verificar los usuarios. Volvedlo a leer.
Pausa. Respiremos. Pensemos. La cosa tiene más molla de la que parece. Continuemos.
Las cuentas de usuario verificados de Twitter son aquellas a quien el pajarito distingue con una marca azul que certifica que aquella cuenta tiene un interés público y es auténtico. Políticos, cargos públicos, actores, deportistas, periodistas, médicos, activistas, y también marcas registradas, empresas y organizaciones pueden aspirar a ser verificados por Twitter. O podían; Twitter dejó de hacerlo en 2017 por un problema de lógica.
Resulta que una cuenta verificada es percibida por la comunidad tuitera como un símbolo de estatus y de reconocimiento por parte de Twitter; tenerlo te da importancia y proyección pública. En realidad es al revés; es cuando un usuario es relevante y tiene una dimensión pública que es susceptible de tener la codiciada marca azul. Twitter dejó de verificar perfiles en 2017 después de la polémica que causó la verificación del neonazi supremacista Jason Kessler. Twitter lo verificó porque era relevante como organizador de las protestas supremacistas de aquel año y porque tenía proyección pública y mediática. A raíz de la polémica en Twitter se dieron cuenta de que la marca de verificado se podía interpretar como un cierto reconocimiento de la red social al personaje y paró el proceso de verificación hasta tener las ideas más claras.
Twitter dejó de verificar perfiles el 2017, hasta tener las ideas más claras, después de la polémica que causó la verificación del neonazi supremacista Jason Kessler
Que este no es un dilema fácil lo demuestran los tres años que han pasado desde que el pajarito cerró el grifo hasta que ha anunciado un principio de solución. Tampoco ha ayudado que en este periodo se hayan tenido que entretener con temas menores como la lucha contra las fake news, las elecciones norteamericanas, una pandemia global y el lanzamiento de los Fleets. Pero esto es otro tema. El caso es que Twitter volverá a verificar cuentas ahora con otros criterios que ha anunciado en un apunte de su blog. Incluso ha abierto un proceso participativo donde los usuarios de Twitter podemos decir cómo tiene que ser el nuevo proceso de verificación.
Lo que ha sorprendido más de estos criterios de verificación —especialmente a la comunidad viquipedista—, es que Twitter tendrá en cuenta el hecho de que un usuario tenga un artículo sobre él en Viquipèdia a la hora de decidir si le verifica la cuenta. Al fin y al cabo si alguien tiene página personal en Viquipèdia quiere decir que tiene una proyección mediática y que hay fuentes primarias (libros, artículos académicos o artículos periodísticos) que lo citan. Parece una buena idea —el criterio está claro y transparente— pero unos cuántos viquipedistas se han mostrado escépticos con la medida e incluso contrarios. Parece que las dos plataformas, con cosmovisiones antagónicas, estarían en rumbo de colisión.
La Viquipèdia es un servicio público sin ánimo de lucro hecho a base de las aportaciones privadas de millones de voluntarios que trabajan gratis por la humanidad. Twitter es un servicio privado propiedad de una empresa que gana dinero con las aportaciones nominales de millones de voluntarios que trabajamos para Twitter. Mientras que en Twitter la unidad de reconocimiento es pública, visible y medible —número de me gusta, de retuits, seguidores, distintivo morado de verificado—, en Viquipèdia es privada, invisible y no-medible; las aportaciones de los editores anónimos nos han dado servicio incontables veces en trabajos del colegio, artículos, proyectos de investigación, libros y tesis doctorales (demasiado a menudo un mero copia y pega). En Twitter compartimos información y opinión a menudo descontextualitzada, en Viquipèdia conocimiento referenciado. Podríamos continuar.
Es por todo esto (y cosas que ahora me callo que decía el poeta) que me alineo con los editores de Viquipèdia reticentes con el anuncio de Twitter. En cierto modo es una manera que tiene el pajarito de espolsarse responsabilidades y descargarlas con los ya sobrecargados editores que ya no dan abasto sin el trabajo que les vendrá de Twitter. En una lógica de mercado, Twitter tendría que pagar por este servicio de verificación —muy caro y que se ahorra— a la comunidad viquipedista pero esto chocaría con la política de independencia de Viquipèdia, además de crear un mercado negro de compra/venta de ediciones de páginas personales. El dilema continúa muy vivo.
Os decía que la cosa tenía más molla de lo que parecía. Hagamos una pausa, respiremos y volvamos a pensar. Twitter más.