El Pla Estratègic Metropolità (PEMB), la asociación privada promovida por el Ayuntamiento de Barcelona y el Àrea Metropolitana de Barcelona, ha iniciado, desde hace unas semanas, la organización de unos ciclos para reactivar el debate sobre modelo y retos de futuro de la región metropolitana de Barcelona, un territorio donde viven cinco millones de habitantes repartidos en más de 150 municipios.
Hoy, Barcelona y su área metropolitana la conforman 36 municipios, 3,2 millones de habitantes y una extensión de 636 kilómetros cuadrados. Se calcula que el AMB genera el 52% del PIB catalán. A pesar de todo, ya se trabaja para impulsar nuevas voluntades que apuesten por ampliar el actual área metropolitana, coordinando de forma más amplia las políticas ligadas a la prestación de servicios y la conectividad entre territorios.
Los municipios que conforman el AMB tienen una identidad y una personalidad propia, están regidos por la Ley 31/2010 del Àrea Metropolitana de Barcelona. La institucionalización de este territorio responde a la voluntad de mejorar la eficiencia y la eficacia de las administraciones que actúan en territorio metropolitano, garantizando la prestación de unos servicios públicos de calidad.
Esta es una ley que se aprobó ya hace más de 10 años y que nació para extinguir las dos entidades metropolitanas que existían y la Mancomunitat de Municipis. Hoy, la presidencia del AMB la ostenta la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau.
Mazzucato propone nuevas maneras de colaboración entre el sector público y privado con un alto nivel de compromiso, coordinación y aceptación de riesgos para conseguir objetivos sociales, económicos y políticos adecuados a largo plazo
Aún así, de la mano de JordiMartí, regidor de la Presidencia del Ayuntamiento de Barcelona y, a la vez, presidente de la comisión ejecutiva del PEMB, se ha iniciado el proceso Barcelona Demà. Compromís Metropolità 2030. Este quiere ser un espacio de debate que trabaje definiendo los retos y las soluciones a través de "misiones", como lo define su equipo, basándose en el modelo que ha creado la profesora de economía de la innovación y valor público de la University College of Londres, Mariana Mazzucato. Su teoría se recoge en su último libro Misión economía. Una guía para cambiar el capitalismo.
Mazzucato propone nuevas maneras de colaboración entre el sector público y privado con un alto nivel de compromiso, coordinación y aceptación de riesgos para conseguir objetivos sociales, económicos y políticos adecuados a largo plazo. Este quiere ser el objetivo final, ninguna conclusión a corto sino a medio y largo plazo, sobre los retos más importantes que tenemos, como el acceso a la vivienda; la sostenibilidad y la lucha contra el cambio climático; la economía circular y el modelo de gobernanza en coordinación con todo el territorio.
El trabajo para acordar un conjunto de misiones consensuadas para la Barcelona de 2030 entre los diferentes actores económicos y sociales (empresas, universidades, instituciones…) establecerá las bases de un nuevo modelo de convivencia metropolitano, con el objetivo de generar progreso económico y social, que reduzca las desigualdades y la segregación urbana.
Los retos más importantes que tenemos son el acceso a la vivienda, la sostenibilidad, la economía circular y el modelo de gobernanza en coordinación con todo el territorio
El peso del territorio lo vale. Tenemos un arco metropolitano que va desde Vilanova y Vilafranca, pasando por Martorell, hacia Igualada, Terrassa, Sabadell, Granollers y Mataró, que también reivindica estar. A todos la música les suena bien, pero el reto de coordinación no será fácil.
La dificultad para llegar a consensos claros se puede ver desde el primer momento en proyectos de gran dimensión, como, por ejemplo, sobre qué hay que hacer con la ampliación o no del aeropuerto del Prat. ¿El Hermitage podría acontecer un proyecto cultural ubicado fuera de la ciudad? ¿Qué modelo de turismo queremos y dónde se puede absorber? ¿Qué políticas hay que aplicar en favor de un parque de viviendas público a escala metropolitana? Para citar solo algunos.
Y es que los efectos de la pandemia nos han dejado una primera fotografía demográfica. Según un primer estudio del propio consistorio barcelonés, 16.000 personas han abandonado la ciudad para ir a vivir a localidades de menos de 5.000 habitantes. El presente-ciudad evoluciona hacia un futuro-metropolitano.
Hará falta un tiempo para consolidar este nuevo marco mental, no solo de cara a la ciudadanía y a los agentes económicos y sociales, sino también al conjunto de las administraciones. Desde el liderazgo político y el sector público, todo el mundo se lo tendrá que creer y, entre todos juntos, convertirnos en misioneros metropolitanos para llegar a un modelo de gobernanza basado en el consenso.