Aprovechar el calor residual para crear electricidad y energía limpia. Esta es la idea que ha desarrollado el investigador Raül Aragonés y que ha materializado en el startup Aeinnova, con sede en Terrassa. Conjuntamente con otros científicos con inquietudes medioambientales de la Universitat Autònoma de Barcelona, desarrollaron una tecnología, basada en la termoeléctrica, para reciclar el calor de la industria.
Un sistema "disruptivo" que puede colaborar en la eficiencia energética de la industria mundial y su sostenibilidad y facilitar y abaratar el adelanto hacia la digitalización y la revolución 4.0. Respol, Seat, Cementos Molins o Bodegas Torres son algunas de las compañías que están probando su sistema.
La propuesta de Aeinnova le ha valido el reconocimiento internacional, con galardones en todo el mundo y financiación proveniente de instituciones como la Comisión Europea, que ve su tecnología como prioritaria. Recientemente, han sido una de las 75 startup europeas financiadas por la Comisión y una de las dos catalanas.
Tecnología de la Nasa aplicada en la Tierra
Según se desprende de la última cumbre contra el cambio climático, alrededor del 40% de las emisiones mundiales de CO2 se concentran en las 100 empresas más grandes. "La industria es muy ineficiente y los sistemas que hay para recuperar la energía son difíciles de implantar o son muy caros. Todavía es muy barato derrochar energía", explica David Comellas, CEO de Aeinnova. Así es como Aragonés y sus compañeros empezaron a crear una alternativa fácil, más económica y que se pudiera aplicar a la industria.
Lo que han hecho desde Aeinnova es aprovechar las bases de la termoeléctrica y crear una nueva tecnología adaptable para la industria. La termoeléctrica ha sido utilizada por la NASA en algunos de sus satélites, que hace cuarenta años que aún orbitan gracias a este sistema. "Hemos cogido esta tecnología, lo hemos adaptado a los requerimientos de la Tierra y con una patente nuestra que permite gestionar la energía producida, conseguimos generar electricidad a partir de fuentes de calor", destaca Comellas.
Aprovechar el calor perdido
Han diseñado unos módulos que en contacto con una superficie, gas o fluido caliente acaban generando energía. "Una empresa que fabrica baldosas, cuece el barro en un horno y produce mucho calor que no se utiliza. Cuando las baldosas ya están hechos, se tienen que dejar enfriar y también se pierde calor". Con sus módulos, se podría crear electricidad a partir de este calor que no se utiliza. La industria automovilística, química o cimentera son sólo algunos ejemplos donde se pierde mucho calor..
Esta electricidad producida por la tecnología de Aeinnova se podría utilizar en dos sentidos. Por un lado, para los procesos de la industria en sí (iluminación, energía corriente, máquinas...).
Alternativa sostenible y social por la revolución digital
La otra faceta es la que puede suponer un gran impulso para la revolución 4.0 de las industrias de todo el mundo. Esta cuarta revolución industrial está fomentada, en parte, por la sensorización y monitorización de todos los procesos industriales para transmitir datos, hacer mantenimiento preventivo, optimización de recursos... "El problema es que la sensorización es muy compleja", apunta David Comellas. Por un lado, hay la posibilidad de hacerlo con sensores y cableado, pero es muy caro. Otro sistema es el inalámbrico y la internet de las cosas. Pero para esta opción hacen falta baterías de litio, que "tienen un grave impacto ambiental y social, son muy contaminantes".
Comellas: "Aquí hay un freno en la digitalización industrial"
"El litio se extrae en Bolivia, Argentina y Chile y provoca muchos problemas sociales. También lleva cobalto, que se extrae del Congo con condiciones infrahumanas en minas donde se utilizan niños", asegura el CEO de Aeinnova. Un problema añadido es que las baterías de litio se tendrían que cambiar cada dos años, con el coste que supone. Además que son explosivas y en ciertas industrias como la petroquímica o la papelera no son viables. "Aquí hay un freno en la digitalización industrial".
El primer sistema de digitalización industrial autoalimentado
Ante esta problemática, Aeinnova ha desarrollado "el primer sistema de digitalización industrial autoalimentado por el calor del mismo proceso". Es decir, gracias a su tecnología, se aprovecha el calor de los procesos donde se coloca un sensor y se genera energía que se utiliza para alimentar el sensor, que envía la información a través de la red. Sin cables y sin baterías de litio. Con muy poco mantenimiento. Y una autonomía que dura décadas.
Comellas: "El mercado es enorme. Ahora mismo trabajamos en cifras astronómicas"
Aeinnova ya ha implantado este sistema en algunas empresas, como una refinería. Han instalado sensores para monitorizar las vibraciones de un gran compresor de gas. El dispositivo se alimenta con la energía creada a partir del calor que desprende el compresor y envía los datos a un centro de control.
"El mercado es enorme. Ahora mismo trabajamos en cifras astronómicas. El 2025 habrá treinta trillones de dispositivos de internet de las cosas en la industria", avanza David Comellas. Su producto es único.
Industria sostenible
Así, Aeinnova ofrece la posibilidad a la industria de reducir su impacto ambiental, generando energía a partir del calor que producen por sus procesos. "De momento cuesta mucho adoptar nuevas tecnologías porque se valora más el coste y el beneficio que no otros aspectos medioambientales", lamentan desde Aeinnova. Aún así, ya ven el inicio del cambio.
Comellas califica de "gran decepción" la cumbre del clima celebrada en Madrid. "Cómo los estados nos han fallado, ahora los consumidores tenemos el poder y somos los que podemos presionar desde abajo. Tenemos que ser responsables al escoger qué empresas consumimos en función de su impacto ambiental".
Líderes mundiales
"Nuestra voluntad es convertirnos en la empresa líder a escala mundial en esta tecnología", asegura el CEO de Aeinnova sobre los sensores autoalimentados. El plan de negocio para el 2020 prevé 3 millones de euros de facturación, pero para el año siguiente ya se ensarta hasta los 20 millones.
Comellas: "La industria que no se digitalice no será competitiva"
"Nuestros clientes son grandes empresas, vendemos grandes proyectos de digitalización. Los pedidos vendrán de mil en mil o no vendrán, son grandes implantaciones en la industria", destaca Comellas. Un ejemplo es una refinería alemana, que estaría interesada en esta tecnología para monitorizar las vibraciones de todos los motores eléctricos de su planta. Son 3.000 motores. Y la empresa tiene cinco refinerías más en Europa, por lo cual la cifra se podría multiplicar por cinco.
"La industria que no se digitalice no será competitiva. Aquí tenemos una solución clara y de aplicación inmediata que la industria está dispuesta a probar", concluye.